27. ''Esa voz''

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Capítulo 27.

El día estaba bastante tranquilo, fresco y estable referente al clima ya que en éstas épocas solía dominar el frío. Yo me encontraba acostada en el living de la sala con los auriculares puestos mientras indagaba por instagram y escuchaba Mr. Potato head, la hora de trabajo se acercaba, sin muchas ganas me propongo a levantarme y comenzar a alistarme.

Mi celular sonaba insistente en la mesa donde lo había dejado aproximadamente hace unos diez minutos, me dirigí hasta él y observé la pantalla unos segundos; era una número desconocido, no conteste.

Agarré mi bolsón y salí con dirección a la pequeña estación de servicio donde ya trabajaba durante dos semanas. Estaba claro que no ganaba la misma cantidad de dinero como lo hacía antes pero todo ese dinero era sólo para una cosa: la Universidad. No me importaba tanto cuánto ganaba, con tal de tener dinero ya me bastaba.

Mi celular vuelve a sonar una y otra vez durante el camino y ya comenzaba a ser un poco molesto. No sabía de quién se trababa y no quería saberlo, yo tenía guardado sólo los números de mis amigos y nunca se los daba a cualquiera, por eso; era extraño que alguien llamase a éste número y ya tenía como ocho llamadas.

Suspire y me adentré al llegar al lugar de trabajo. Allí ya estaba Mara preparando sus cosas para retirarse, la verme llegar me sonríe.

—Hola —saluda con un abrazo fugas.

—Buenas noches —respondo con una sonrisa mientras posiciono mi cosas debajo de aquella mesa donde se encuentra la caja registradora.

—Yo ya me voy, suerte —dice para luego salir del lugar.

—Hasta luego —me despido de ella y la veo caminando a través de las paredes de vidrio. —Otra noche aburrida…

Recoste la cabeza en la mesada de madera y me dispongo a prender la radio que se encontraba a centímetros de mí y casi al instante comienza a sonar In the air tonight, subo el volumen al buen tema para la noche.

Mi celular aún sigue vibrando en mi bolsillo y no me atrevo a contestar, tampoco me convenía hacerlo en horas de trabajo así que tenía pensado en apagarlo y así lo hice.

Ya pasaban las horas y los clientes iban y venían, la mayoría eran hombres quienes compraban bebidas alcohólicas y otros simplemente venían de viaje por la ciudad y compraban aperitivos, sodas, entre otros…

La pequeña puerta de vidrio hizo un pequeño ruido como signo de la llegada de otro cliente.

—Buenasss. —era la voz arrastrada de un hombre y casi al instante mis sentidos se alarman.

Aquel viejo era el típico vagabundo borracho de la calle, tenía una barba que le llegaba hasta el pecho al igual que su cabellera grisácea. Estaba completamente sucio y sus ropas estaban rasgadas. No podía faltar una botella en su mano derecha y su caminar irregular.

—Buenas noches. —trate de sonar lo más calmada posible, pero con esa botella en manos no lograba ni pensar positivamente.

Detuvo su caminar al oírme hablar, se giró hacia mi y me miró fijamente, luego, se acerca hasta la mesa y se recarga en él para observarme mejor.

Retrocedí instantáneamente y detuve mi respiración, tenía un poco de miedo. Éste viejo amplió su sonrisa, parecía un pervertido y el vibrar en mi trasero tampoco ayudaba.

—Bonita. —articuló seguido de una risa.

Diablos, ¿donde estaba seguridad?

Observé hacia afuera y no había ninguna alma por el cuál socorrer.

—¿Me daríass tuss… —pareció pensar por unos segundos. —…panties?

Mierda.

El viejo me apuntaba con esa maldita botella vacía, ¿y si me daba por la cabeza y me violaba?

Saqué mi celular mientras el viejo observaba los licores de la columna y observé que aún insistían con las malditas llamadas. El viejo vuelve a girarse hacia mí.

—¿PodríaSs ayudarrmme? —dijo apuntando a un lugar alto de la columna.

—C-Claro, espere un momento. —dije volviendo a observar mi celular y no tuve remedio que agacharme y contestar. —¿H-Hola? —mi voz sonaba entrecortada y mis manos me temblaban al igual que mis piernas. En esos momentos ya ni me importaba de quién se trataba la persona que tanto insistía.

Hola… —reconocía perfectamente de quién era esa voz detrás de la línea...

🌚

Jamás creí en Él (Dominik Santorski)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora