5. "Ella" (Editado)

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Capítulo cinco.

La lluvia paso a ser una tormenta y no podía dejar de llorar, ni siquiera sabía la razón de mis lágrimas y pienso que sería como un proceso de desahogamiento, pero no tenía esa expresión, la que todos tenemos cuando lloramos; esa expresión de dolor plasmado en la frente.

Tampoco me importaba el hecho de estar completamente empapada, de pies a cabeza.

Caminaba y miraba a un punto sin perderlo de vista, tal vez hoy pare en algún lugar desconocido, pues no tengo ganas de volver a casa, no ahora.

—Es un buen momento para que me caiga un rayo, ¿No crees? —miré al cielo, como si estuviese hablando con Dios.

El cielo estaba literalmente de color negro y las gotas seguían cayendo.

Las calles estaban totalmente mojadas y llenas de raudales.

—¡Evie! —gritó alguien a lo lejos y al escuchar su voz, llevé mis dos manos a los oídos y mas lágrimas cayeron de mis ojos. En estos momentos su voz era como filos para mis oídos y mi corazón.

Mis piernas se movían por cuenta propia, corrían muy lejos de allí.

—¡Espera! —la voz se hacía cada vez mas cercana y poderosa, mas yo no paraba de correr y no lo haría.

Su cuerpo chocó con el mío y sus brazos me atraparon.

—Te tengo —susurró en mi oído y su cálido aliento me envolvió totalmente. Su cuerpo también empapado estaba como dándome calor y nuestra respiración era pesada, hacía mucho frío pero la calidez de Dominik me abrigaba.

—Lo siento —volvió a susurrar él.

¿Que me estaba pasando? Mi mente estaba totalmente en blanco, no sabía que hacer,  no podía moverme, no era capaz de girarme hacia él y decirle que se alejara de mí.

Rápidamente me aparté sintiendo como el frío se apoderaba de mi cuerpo otra vez, me volteé y lo miré, lo miré confundida, enojada, triste, pero sobre todo, lo miré mal.

Él al ver mi expresión una ráfaga de remordimiento paso por sus ojos y no, no quería que se arrepintiera por haberme hablado así, quería que me odie, quería que se alejase de mi.

—¡Maldita sea! —exclamé. —¡Que es lo que quieres de mí! —el estruendo del rayo hicieron que mirase para arriba.

La tormenta no ayudaba con sus estruendos, solo hacían que esto subiese mas de tono.

El en ningún momento me dejó de mirar ni yo a él. Sus cabellos estaban totalmente pegados a su frente y de sus ropas salían agua como si de cataratas se tratasen, sus ojos estaban mas oscuros de lo normal y su respiración también era pesada.

El relámpago brillo haciendo notar su hermoso color de ojos.

—¿Por qué no solo me dejas de una maldita vez en paz? —hablé un poco mas apacible, pero aun gritando por la tormenta.

Él seguía con su miraba penetrante, como si estuviera comprobando si estaba mintiendo o no.

—Quiero ayudarte —dijo por fin.

Jamás creí en Él (Dominik Santorski)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora