Capítulo 25.

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Capítulo 25.  

Cada noche tenía una pesadilla nueva. 

Cada mañana tenía cortes nuevos en sus brazos y moretones por su cuerpo. 

Cada atardecer le asustaba al saber que ella volvería. 

Todo pareciera cómo un reloj roto, paralizado. 

Una chica joven con el cabello color rosa y ojos azul zafiro se asomaba por su balcón por primera vez en muchos meses.  El sol caliente del verano caía sobre su pálida piel cubierta de moretones. Pensar que esta dulce joven era el peón de un monstruo era difícil de cree e imaginar. 

¿Cómo había pasado de ser la chica animadora llena de amigos, a ser la chica solitaria y marginada? 

Pinkie recuerda estar rodeada de personas riendo con ella. Había veces en las que no recordaba el nombre de todos sus amigos, pero no hacía falta. Ella había alejado a todos, hasta sus mejores amigas. 

Sus mejores amigas siempre estaban ahí, para ella. Pero ahora...¿qué había pasado? ¿será qué ellas no eran más qué impostoras? 

No había más amigos ni compañía, la habían dejado sola. Sola en su miseria. 

Sólo alguien a estado con Pinkie en las buenas y en las malas. 

Y ese alguien la protegía. 

Pinkie se encontraba mirando hacia abajo a la calle.  Entonces sintió una extraña sensación, una necesidad. Algo en el fondo de su mente le susurraba saltar de aquel balcón, prometiendole que sí lo hacía, ella podría volar. Sus ojos estaban desorbitados de horror, se quedaron allí, sin realizar ningún movimiento, estaba en estado de shock.  

La joven pelirrosada se sentó en el barandal del balcón, dando las espaldas. 

Cerró los ojos. 

Sintió unas ráfagas de viento revolver sus cabellos y sus prendas. 

Se balanceó hacia atrás ligeramente, dejandose caer.

Ella estaba lista para el gran impacto que se iba a ocasionar.

¿O no? 

Unas fuertes manos tomaron las suyas antes de caer completamente del balcón. 

-¡¿POR QUÉ HICISTE ESO?!-Gritó el chico castaño con lágrimas en sus ojos verdes esmeralda- ¡¿TIENES IDEA DE LO QUE CAUSARÍAS EN MÍ?!-Él abrazó a la ojiazul zafiro con fuerza, acunandola en sus brazos.

La pelirrosada terminó escondiendo el rostro en el pecho del muchacho, empapando su camisa con un llanto doloroso. 

-L-Lo si-sien-to...-Dijo ella entre lastimosos gemidos.

Cheese colocó una de sus manos en su espalda, y la otra arriba de las pantorrillas. Cargó a su amada hasta dentro de su habitación, dónde la sentó con delicadeza en la cama. 

Él se arrodillo frente a ella, y le secó las lágrimas con el pulgar. 

Pinkie tomó su mano en el momento dónde pasaba su dedo por sus mejillas para limpiarle los restos de llanto.

 Cheese besó a su amada. 

Sintió el sabor salado y dulce de sus labios; una combinación de lágrimas y amor. 

Cheese pegó su frente con la de ella, y su amaba le susurró con un hilo en la voz: 

"-No te vayas..., no puedo hacer ésto por mi cuenta." 

A lo que él respondió:

"No era mi intención irme, mi bella dama..."

El joven ojiverde esmeralda pasó la noche al lado de la pelirrosada, deseando que sus lágrimas derramadas fueran luces que guiaran su camino lejos de pesadillas. 

La noche fue tranquila, sin monstruos bajo la cama o en el armario. 

Sin pesadillas, sin ella. 



¡Hola, hola! 

Capítulo 25 aquí 7u7

Espero les guste :'D 

¡Comenten, voten y nos leemos luego! 

-M🌙.



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