E N D

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T h e e n d.

Se despertó en una habitación oscura.

Cuando se puso de pie, se dio cuenta de que era una habitación llena de cientos de espejos.

Su figura débil se proyecta por donde viese, en todas partes se veía relejada. Vio su rostro enfermizo y ojos cansados​, se dio asco.

Su corazón comenzó a latir con fuerza.

¿Dónde estaba?

—¿No estás contenta? Se ha ido, no te harán daño nunca más.— Dijo la misma voz chillona que siempre la atormenta.

La joven se dio la vuelta en busca de donde se encontraba la voz, pero ella sólo vio su propio reflejo patético.

—¿¡Quién eres?! ¡Quiero respuestas!— Gritó ella a todo pulmón.

Risas agrietadas y apagadas llenaron el cuarto oscuro.

—¿Qué no te acuerdas de mí, cariño? ¡Yo soy tu mejor amiga, tu primer amiga! — Un largo silencio llenó la habitación.

—Me imaginaba que yo pudiera protegerte, o vengarte; pero si sólo lo imaginaba, no puedo evitarlo... ¡Así que tuve que encontrar una manera que siempre podía protegerte! Simplemente soy parte de tu conciencia, por lo que de hecho, yo soy tú.— Susurró la voz .

—¡No! ¡Ninguno de ustedes lo es!— Exclamó mirando las reflexiones en los espejos.

—Estoy aquí para hacer lo que se me dijo que hace tantos años; pero usted me hizo caso después de todo el sufrimiento que han causado. Estaba muy sola, Pinkie...muy sola.— Se escuchó un largo suspiro— ¡Pero me estoy haciendo más fuerte, no puedes controlarme más!—Dijo la voz siniestra.

Pinkie no podía pensar nada.

Estaba aterrada, temblando como un perro.

—¡Usted! ¡Usted me hizo todas esas heridas! ¡¡USTED ME LASTIMÓ TAMBIÉN!!— Las lágrimas corrían por sus mejillas ardientes.

—Bueno, sí. Tenía que hacerlo, no me dejabas jugar. Así que no te podía proteger. Eso es lo que me ordenaste hacer después de todo: protegerte.

Los gritos de la ojiazul zafiro se detuvieron, se quedó allí en silencio.

Todo su cuerpo se llenó de una rabia incontrolable.

Sin previo aviso, corrió su puño en los espejos, todos y cada uno de ellos..

—¡Te llevaste todo de mí! Todo el mundo se ha ido: Cheese, mis amigas.... ¡No tengo a nadie! ¡Soy nada!— Gritó ella mientras seguía golpeando cada una de las superficies reflectantes hasta que sus nudillos sangraron.

Mientras corría a otro espejo, se tropezó con algo. Cuando volvió a mirar vio el carmesí acristalada martillo.

Recogiéndolo ella violentamente estrelló contra todo, vidrios volaron por la habitación, fueron clavándose en su piel profundamente, pero ella no podía sentir nada.

Ella estaba completamente vacía de cualquier cosa en este punto.

Pinkie detuvo su ataque de ira.

Ella estaba de pie en el suelo lleno de cristal, salpicado con su propia sangre que gotea de las manos.

Echó una mirada alrededor de la habitación hasta que vio su reflejo en la esquina, que estaba sonriendo.

Ella corrió hacia él con su instrumento contundente para aplastarse a sí misma a través del espejo.

Un grito terminó aquella pesadilla.

Sus ojos se abrieron lentamente, cegada por la oscuridad que se extendía por su habitación.

Escuchaba una respiración cortada, y leves gemidos apagados.

Sabía de quién se trataba.

— Sé qué estás ahí.

Risas sanguinarias se escucharon por todos los rincones posibles.

— ¿De verdad piensas que yo te dejaría ir? ¿Qué te había puesto en libertad? — Dijo irónicamente — ¡Nunca podrás escapar de mí!

Pinkie miró fijamente un punto en la oscuridad.

— ¡Todo lo que eres es sólo un rostro en el espejo! Si cierro los ojos, tú vas a desaparecer.

La repugnante criatura soltó un aullido de diversión.

—Mientras vivas, voy a seguir aquí. — Al decir ésto, Pinkie comprendió lo que debía hacer — ¡Todo lo que TÚ eres es un grito agonizante! Ésto no es un sueño, querida...Nunca terminará.

Pinkie tomó el mango de la lámpara a su lado, aún no la encendería.

— ¡VETE! ¡Vete ya, y nunca regreses! — Gritó Pinkie con dolor.

—Estoy aquí para quedarme, ¡y voy a tomar el control una vez que te hayas ido!

« Pronto va a morir, y mi silencio nos ocultará...», pensó Pinkie.

Pinkie apretó más el mango de la lámpara, al punto donde sus nudillos palidecieron.

« Tú no me puede controlar,

yo vivo dentro de ti....

Cada día se sientes como devoro tu alma, estás condenada...», escuchó voces aullantes dentro de ella.

— ¡Yo no te necesito para sobrevivir así como tú a mí!

Pinkie encendió la lámpara, y lo que vio fue ni nada más ni nada menos que su reencarnación.

—¡Voy a vivir dentro de ti para siempre, llevándome más vidas al Tártaro! Nunca serán capaces de separarme de ti.

De un salto la muchacha pelirrosada se abalanzó sobre la criatura y la golpeó en la frente con la lámpara.

—¡Es tiempo de morir!

La sangre brotaba del cuero cabelludo de la criatura como cascada. Sus cabellos empapados hacían que su visión fuese imposible.

— ¡Si yo muero, te vas a morir también! — Se levantó la criatura y tambaleando habló — Morirás en mí.

Pinkie corrió al armario.

Miró hacia atrás, y la criatura comenzaba a recuperarse.

Ató la cuerda lo más pronto que pudo.

Pinkamena gateó espeluznantemente hacía ella, y vio el horror frente a sus ojos.

Pinkie sonrío, con las lágrimas cayendo y los ojos cerrados, saltó.

Su cuerpo se sacudió con violencia, hasta quedar inmóvil, frío y vacío.

Sus ojos azul zafiro se perdieron a kilómetros de distancia, muy lejos de ahí. En alguna parte, en algún lugar...su alma no era más prisionera, ahora era libre y así sería para siempre.

— ¡¡NOOOOO!! ¡AYÚDENME! — Pinkamena comenzó a evaporarse. Su piel quedó limpia y se transformó completamente en una yegua pura.

Los restos de ella se desvanecieron como arena, mientras el cuerpo sin vida colgaba de aquella soga.

Pinkie había logrado acabar con el mal, ahora era libre.

Hey, hey.
Debo agradecerles por todo el apoyo que recibí de ustedes.
Sin ustedes, nada de ésto hubiese pasado.
Los amo tanto, son infinitos.
¡Pero ésto no termina aquí! :D
Escribiré un capítulo extra, y un final alternativo si así lo desean :)
De nuevo, muchas gracias.
Son mi vida.

M, su escritora🌙.

Help Me. (MLP: Fan-fic) || Pinkamena || TERMINADA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora