Capitulo 4

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Tras un par de caladas mas, alguien salió por la puerta de atrás, por donde yo anteriormente había huido de aquel circo. No pensaba apartar los ojos de aquel cielo que no todos los días tenias el privilegio de ver. Creo que ya llevaba trescientas veintidós estrellas. Cuando la persona que jamás pensaría que vendría ha hablar conmigo, se sentó en la escaleras al lado mío. Jesus cogió un cigarrillo sin permiso alguno y lo prendió con una cerilla que sacó de la nada. Al menos me cogió el mechero...

-Sabes, creo que lo de dar las gracias es en todas las civilizaciones y países una muestra de cortesía y caballerosidad- hice una pausa para inhalar otro poco de lo que podría ser mi perdición. Al cabo de unos segundos lo expulsé por la nariz. Seguía sin mirarle, no quería hacer esfuerzos.

Esperé una respuesta.

Cuando ya se llegaba por el primer cuarto de aquel cilindro, se dignó a hablarme de la forma mas fría posible:

-De nada.

Joder, si que le habían enseñado buenos modales a ese chico. Pero dado a su gran hostilidad, decidí meterme donde no me llamaban para meter un poco de calor a la conversación. Cuando le miré con una ceja enarcada, el seguía mirándome con desprecio. Pero fue el quien dio paso a una corta charla.

- Digo de nada, por que probablemente te este salvando la vida de morir con cáncer de pulmón a los diecisiete. - se volvió otra vez para mirar al cielo.

- Osea, ¿qué me estas salvando la vida? Joder tío, ni siquiera te me presentas, ni un seco "Hola" ni nada y ¿ya me estas salvando la vida? Eso es demasiado para tus capacidades mentales, ¿no crees?- le regalé una de mis mejores sonrisas irónicas. Aplasté la colilla contra la hierba y volví a dirigir mi mirada al cielo.

- Bueno, mira quien fue a hablar, el que se tiene que salir a fuera a fumar un cigarrillo por el estrés que le va ha acompañar durante toooodo un año.- intentó pegar otra calada pero le arrebate el cigarro.

Me lo metí en la boca y inhalé. Se quedó con la boca abierta.

- Vallamos al grano, Jesusito. ¿Acabas de conocer a Paula y ya te la quieres folla?- chasqué la lengua y pegué otra calada. - Mira que hay que ser mala persona...

- ¿Tienes algún problema, Javichín?- me la devolvió por lo de Jesusito- Tiene pinta de ser una tía fácil...

Simon salió por la puerta y me hizo una gesto para que nos fuésemos. El se fue yendo a su casa. Me levanté para luego agacharme y acercar mucho, pero mucho, mi rostro al suyo. Casi pegados, solo nos separaba dos centímetros.

- Paula puede ser de todo si crees que es fácil, lo llevas crudo guapo- le dije al oído y le di un beso en la mejilla.

Bajé las escaleras como quien no quiere la cosa y me acabé el cigarro. Lo tiré al suelo y no me giré para ver la cara de atontado con la que se había quedado Jesus. Me reí por lo bajo por lo gran capullo y guarro que soy. Pero era cierto lo que decía sobre Paula. Todos los chicos que s lanzaban, acababan probando tierra. Y el niño mimado no iba a ser una excepción. Crucé la calle con los pensamientos en mente, siguiendo a Simon.Miré mi reloj que llevaba en la mano derecha. Las nueve y cuarto. Simon y yo no habíamos cenado todavía y sus padres no estaban así que nos las tendríamos que arreglar. L entrar en casa Simon tiró las llaves al sillón y su fue al piso de arriba con la escusa de que se iba a duchar. Me dejó al cargo de hacer algo de cena.

Siempre me ha encantado la cocina y siempre he estado pegado a los fogones de mi abuelo o madre. A si que no lo tendré tan difícil. A menos que en un frigorífico que parecía un armario. Cogí un par de cosas que me parecían normales. Unas p pechugas de pollo y un par de verduras y quesos. Puerros, queso emmenthal, cebollas, nata y un par de cosas mas. Hice unas pechugas exquisitas que me enseñó mi abuela con salsa de puerros y queso. Ole.

Simon bajó con el pijama y apuesto. Cuando vio la pinta que tenía lo que acababa de cocinar, estaba babeando como un Bull dog Francés. Nos sentamos en la mesa del comedor ya antes que dijese nada, Simon ya había empezado a engullir la cena. Vale... Pero claro, como es típico en el, cuando iba ha hablar me cortó la palabra.

-¿Que has estado hablando con Jesus?- Hizo una pausa para limpiarse la baca con una servilleta que previamente había tenido la gentileza de colocar en la mesa.

-No nada de lo que tengas que preocuparte- Le dije mientras comía un trozo de pan. Simon paró en el instante en el que acabé. De repente estaba muy, muy serio.

-Jesus no es el tipo de personas con el que no te gustaría estar por mucho tiempo

Run away from our truth.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora