La muerte está tan segura de su victoria que nos da una vida de ventaja.
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Guardé tu recuerdo en lo absurdo de mil suspiros etéreos.
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Estos días lluviosos me traen buenos recuerdos, desde el olor a tierra mojada de mi niñez, hasta el sabor amargo de tus besos...
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Te busco y te rebusco, desde aquí y ahora pienso buscarte y rebuscarte en serio.
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Olvidaré todo.
Lo dicho y lo hecho, lo no dicho y lo no hecho.
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Me limitaré a buscarte pensando que en estos años tus dientes se han podrido porque no los lavaste, ya que tu mente no tenía tiempo de dejar de pensar en mi.
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Las noches caían una tras otra casi sin darme cuenta.
Y fue así y no de otra manera como noche a noche, sueño a sueño, pasaron los años.
Tras años de noches soñando contigo.
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Conozco esa cara que pones, ya sé que no soy tan madura como pienso.
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Te miro, te mato y me largo.
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Las pestañas eran rayos centelleantes que se alimentaban de la luz de sus ojos.
Tanto deslumbraron que me vi obligada a retirar la mirada para no cegarme nunca más.
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El tiempo es tan fugaz, los recuerdos tan caprichosos y el corazón tan bobo.
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No me hagas perder más tiempo hundiéndome en tus contradicciones.
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No quiero tu alma, y aunque la quisiera ¿Cómo encontrarla?
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No sé querer a un conjunto de falsedades.
