Drácula despertó. Los pocos rayos de Sol que se filtraban en el cuarto lo habían despertado y con una hermosa estampa, Anna dormida en sus brazos, desnuda con los rizos negros tapándole un poco el rostro.
Una imagen demasiado perfecta, demasiado hermosa.
Se levantó con cuidado de la cama y se vistió.
Todo había salido de acuerdo al plan, enamorar a la joven, seducirla y, luego matarla.
Pero ¿y ahora? ¿Por qué una parte de él se negaba a completar la última parte del plan?
Estaba confundido por primera vez en su eternidad, de quitar una vida.
Suspiro y luego pensó: ¿Anna se habría arrepentido de entregarse a él anoche?
Por supuesto que sí.
Anna despertó y se dio cuenta de lo que había hecho la noche anterior
Había hecho el amor con Drácula.
Se sintió, de inmediato, asqueada de sí misma por dejarse llevar por lo que fuera que sentía por el vampiro.
Esa sensación que creía, la iba a sentir de por vida, si es que estaba con vida en una o dos semanas
¿Que quería Drácula? ¿Convertirla o matarla?
Se levantó, al oír que alguien llamaba a su puerta.
Decidió no abrir (probamente fuera el vampiro), pero la voz de Carol lo desconformo.
Pero cuando la ex vampiresa la condujo a los corredores para el desayuno, Vlad no estaba ahí.
- Está ocupado- respondió Carol, como adivinando sus pensamientos, cuando se sentaron.
Vlad tendría que engarrarse de que los antídotos para la licantropía estuvieran listos cuando antes
La joven de cabellos negros tomo una copa de vino.
Anna la imito, pensando que tendría que tomarse algo fuerte para olvidarse de lo que hizo la otra noche.
Entonces lo sintió, al segundo de beber. Una fuerte punzada en el vientre que la hizo soltar el vaso, que acabo hecho añicos en el suelo ¿qué estaba pasando?
-¿Anna estas bien?- pregunto Carol, preocupada, levantase de la silla
- Eh, si, solo que... me parece que es demasiado temprano para beber-
- Bueno- dijo la aguazul, no muy convencida.
Carol estaba más tranquila al saber que habría vampiros como su escolta a la noche, así que se despidió de Anna, prometiéndola acompañarla en la cena.
Anna miro los huevos en su plato.
De pronto tenía hambre.
-¿Así que dos curas fueron asesinados anoche?- pregunto Carl
- Si, y, de seguro, fueron vampiros
Carol se removió, incomoda, en su asiento.
-¡Los vampiros son unos moustruos !- gimió el monje
-¡Acecinan a los portadores de la voz del Señor!-
Carol contuvo un bufido. Por favor, esos dos tipos casi la había...
Dejo de pensar en ello y comenzó a hacer preguntas de los hombres lobo que pendían controlarse a sí mismos en sus transformaciones.
Lo mismo que siempre desde hace una semana, poco y nada.
Quizas Van Helsing descofiaba
Entonces fue cuando lo noto. Tenía sed, una sed inmensa que solo había sentido cuando... cuando era vampiresa.
No, no debía ser, era prácticamente imposible.
Los cuatro estaban a luz del día, bajo el Sol, el Sol, el calor y la luz que ella echo de menos tanto tiempo.
No sentía que la luz solar la dañara.
-¿Me permiten ir por un vaso de agua? Tengo sed.
Los tres hombres siguieron discutiendo el plan, ella suspiro.
Vivos, muertos, no muertos, todos eran iguales.
Aunque Velkan... No. Borro ese pensamiento de su cabeza.
Se compró un poco de vino y lo bebió.
La sed no calmaba, por el contrario se hacía cada vez más fuerte.
Y, cuando regreso con sus "compañeros" y vio sus cuellos, sus labios pálidos se curvaron con una media sonrisa.
Pero ella conocía esa sonrisa. Era la misma de Vlad antes de alimentarse.
Se asustó y borro esa sonrisa demasiado peligrosa de sus labios.
¿Que estaba pasando? ¿Acaso estaba volviendo a convertirse en demonio otra vez?
-¿Carol, estas bien?- pregunto Velkan al verla congelada
- Eh, sí. Tengo que...- "tengo que darle una bofetada a Vlad por esto"
- Mi primo viene hoy y está muy preocupado por mí, le comente de mi misión. Tengo que ir a decirle que estoy bien.
Volvió al palacio, casi corriendo.
Cuando llego no noto a los vampiros que custodiaban las puertas, solo hecho a correr hacia el sótano.
Vlad estaba allí. No más verlo, le pego una cachetada en su mejilla
-¡Que crees que haces!-
-¡Lo que tú me hiciste todos los malditos siglos que he estado a tu lado! Tratarme como un objeto, como tratas a tu "colección de novias"! Oh, pero al menos a ellas les haces parecer que las quieres! A mí me tratas como si fuera un perro. Pues ¿adivina qué? Me canse. Me voy ahora mismo. No eres más mi primo-
-¡No, por el demonio! Rol, espera- uso su velocidad y el encaro antes de que saliera de la puerta
-¿Qué pasa? ¿Ahora que hice?- aunque Drácula sabía perfectamente que hizo.
La poción anti vampirismo no duraba para siempre. Lo máximo, dos semanas.
Era solo un regalo de tiempo para que su prima sonriera otra vez... para Vlad.
Para Drácula, una estratagema para liberarse de Van Helsing y Velkan
-¡Sebastián!- grito Drácula, mientras Carol intentaba zafarse
- Lleva a Carol arriba y que no logre escapar, del mismo modo que vigilan a la princesa
- Si, amo.
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Atrapada entre las sombras
VampireTú por tu hermano. Le daré el antídoto y volverá a ser el de antes. Tienes un día para pensarlo, ni un segundo más. Después de la última campaña de media noche la maldición será irreversible. ¿Lo sabes, verdad?- y se inclinó hasta llegar a su cuel...