Fábula

536 24 1
                                    


Siglos antes de nuestra era, después de que los dioses crearan la Tierra como la conocemos, nació la ciudad dorada de Heliópolis, la casa terrenal de todo el panteón Egipcio.

Como lo hicieron sus antepasados, Osiris e Isis fueron encomendados para cuidar a la humanidad y reinar sobre ella de manera benevolente, procurando una próspera convivencia y la expansión de sus dominios para que los humanos pudieran caminar libremente. Así nacieron también Hermópolis, Menphis y Busiris, ciudades menores.

Para asegurar su linaje, los monarcas engendraron dos hijos, Horus y Sekhmet, cada uno dotado de habilidades y poderes especiales, además del derecho de sangre de heredar el trono de Heliópolis.

Osiris e Isis tenían dos hermanos, Seth y Neftis, que también estaban destinados a permanecer juntos como marido y mujer. Pero Seth envidiaba con rencor a su hermano desde que su padre, Geb, decidiera que él no era apropiado para gobernar, cediendo su lugar al hijo menor, Osiris. Sintiéndose usurpado, toda su vida la pasó planeando su venganza, especialmente viendo todas las gracias que poseía su hermano y que consideraba, debieron ser suyas: la mejor esposa, la mejor descendencia, el más devoto grupo de humanos y el máximo poder, mientras que él había sido reducido a cuidador del Inframundo y de las almas desgraciadas, y asignado a una esposa indiferente.

Pero un día, Neftis finalmente quedó embarazada. Sin embargo, después del nacimiento de Anubis, la diosa le confesó a Seth que en realidad el niño era hijo de Osiris. Encolerizado, Seth desterró a Neftis del Inframundo, y  esta escapó hacia Heliópolis para refugiarse en la pirámide de Isis. Una vez ahí, Neftis decidió contarles una versión distinta de la historia para mantener el secreto del verdadero parentesco entre Anubis y Osiris. Finalmente les dijo que se había encontrado muy consternada al ver que después de tantos siglos, su matrimonio con Seth no había dado descendencia, por lo que se sintió orillada a buscar ayuda en otro lado, acostándose así con uno de sus sirvientes. Pero también sintió el deber de confesarle a su esposo el verdadero origen de Anubis, con lo que Seth estalló en un ataque de cólera, mató al sirviente, y la echó del Inframundo junto a su hijo bastardo.

Al ver la situación, el mismo Osiris se ofreció a hablar con su hermano para negociar el retorno de su esposa y aclarar el malentendido. Pero incluso cuando lo más probable era que Seth estaría tan enojado con Osiris que podría matarlo, Neftis calló, pensando que en caso de ocurrir un encuentro, Osiris sería más fuerte en todos los sentidos.

Pero al pasar los días y no tener noticias del monarca, ambas hermanas salieron en su búsqueda. Aunque no necesitaron ir muy lejos, pues empezaron a encontrar los pedazos de un Osiris desmembrado flotando en las orillas del Nilo. Totalmente frenéticas, empezaron una exhaustiva búsqueda por esas aguas para tratar de encontrar y reunir todos los miembros de Osiris.

Llena de remordimiento, Neftis le confesó todo a Isis, quien, al enterarse de que Seth era el verdadero asesino, envió a su hijo Horus a vengar a su padre. Mientras tanto, en Heliópolis, Neftis e Isis, ambas poderosas hechiceras, lograron regresar a la vida a Osiris. Lamentablemente, al despertar, el dios Sol se encontraba tan débil que ni siquiera podía ponerse en pie, pues Seth absorbió todo su poder y lo almacenó en su brazo izquierdo.

No faltó mucho para que Seth, con sus poderes ahora mejorados, derrotara a Horus y lo tomara como rehén. Y no contento con tomar venganza de uno de los hijos de Osiris, buscó la manera de obtener a la otra hija, Sekhmet, mandando a un puñado de sus siervos y dotándolos con la habilidad de hacerse invisibles para que se infiltraran en la pirámide y la raptaran.

Osiris sin fuerzas, Horus y Sekhmet cautivos, Isis tuvo que tomar medidas desesperadas, dejando a su visir, Toth, a cargo del trono de Heliópolis para viajar a Asgard y pedir ayuda a los Aesir.

Creyéndolo un problema menor, y a pesar de las advertencias de Isis, Odín envió a sus dos hijos, Thor y Loki junto con un pequeño equipo de guerreros, para que derrotaran a Seth y rescataran a los príncipes prisioneros.

Pero cuando llegaron, encontraron que el dios del Inframundo había hipnotizado a Horus y a Sekhmet para que lucharan a su favor y conscientes de que no podían matarlos, tuvieron que armar un plan para distraerlos mientras que Thor, Sif y Hogun se encargaban de Seth.

Loki, Fandral y Volstagg intentaron luchar contra los hijos soberanos, pero se dieron cuenta de que ambos poseían habilidades muy específicas. Horus, por su lado, poseía una fuerza física que sobrepasaba la de los tres guerreros juntos, y el poder de lanzar potentes rayos de energía solar por los ojos. Sekhmet había tomado su forma de leona, cuyo rugido tenía una poderosa fuerza destructiva y un ojo izquierdo capaz de petrificar a cualquiera que se atreviera a mirarlo fijamente.

Así que se separaron, Fandral y Volstagg combatieron a Horus y Loki se encargó de domar a la hija de los egipcios con su magia seidr. Cuando los tres volvieron para asistir a Thor, Hogun yacía en el suelo inconsciente y Sif estaba muy mal herida. Pero ninguno contaba con las tropas de Seth, que por mucho los superaban en número y que sin problema podían aniquilarlos. Justo en ese momento llegó Odín montado en su caballo de ocho patas, Sleipnir, y empuñando un hacha, combatió a Seth mientras que el resto trataba de contener a los soldados.

Odín, gracias a la información que le proporcionó Osiris, supo que Seth guardaba los poderes de su hermano en su brazo izquierdo, por lo que el Padre de Todo se la cortó para volver a su rival y a sus tropas considerablemente débiles. Es así que derrotaron al Dios del Inframundo y pudieron rescatar a Horus y a Sekhmet.

De vuelta en Asgard, todos fueron atendidos por sanadores, mientras que los príncipes egipcios en estado de inconsciencia, fueron puestos en habitaciones aparte. Pero cuando Isis y un grupo de sanadoras vanir intentaron despertar a Horus y a Sekhmet, estos seguían hipnotizados y dispuestos a atacar. Al darse cuenta de que el único que podía quitarles el hechizo era el fallecido Seth, no les quedó de otra que matarlos. La misma Isis fue quien asesinó a sus hijos.

Completamente destrozados por la pérdida de sus hijos, Isis y Osiris volvieron a Heliópolis, encontrando que Toth, al tener dificultades con los humanos, trasladó la ciudad a un plano astral diferente.

El fracaso del reino terrenal de los dioses, hijos de Geb y Nut, supuso para el padre de todos los dioses, Atum, una gran decepción. Como castigo, volvió a todos los Heliopolitanos en humanos y les borró la memoria. Antes de depositarlos en la Tierra, pronunció: 

"Morirán y nacerán con distintos nombres, en distintas lenguas y en distintos colores, hasta que los hilos del destino los moldeen como una vez fueron. Y sólo entonces, encontrarán el Puente Dorado que los traerá de vuelta a la Heliópolis celestial."

Siglos pasaron, errando por la Tierra en sus humanas vestiduras, evolucionando sus almas como semillas que se convierte en árboles, hasta que los hijos y los hijos de los hijos de Geb y Nut, volvieron a tomar sus antiguos nombres en unas vidas desmemoriadas.

Ésta es la historia de los Naref, dioses de Heliópolis que deberán reencontrarse a sí mismos y pelear sus batallas terrenales con la ayuda de un aesir que también olvidó quién era: Loki de Asgard.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


The Battle of Evermore (Loki Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora