Capítulo 3: Lobo sin colmillos

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"¿En dónde está Eira? No la he visto últimamente."

"Regresó a Vanaheim, ¿no lo sabías?"

"¿Por qué no se me consultó ésta decisión? Nadie puede entrar o salir de Asgard sin mi permiso."

"Fue una emergencia; Vör tuvo una visión. Tuvimos que recurrir a... ya sabes quién."

"¿Resulta que ahora mi voluntad resulta inválida para ti?"

"Sentí que no había necesidad de consultarte asuntos tan triviales como este, sobre todo ahora que estás arreglando el orden de Asgard después de la caída del Bifröst."

Odín se queda en silencio por unos minutos, luego suspira.

"Lo lamento. Tienes razón, por algo eres mi reina. Tus doncellas son asunto tuyo."

"No quiero pelear más contigo, Odín. Ambos necesitamos del otro, sobre todo en estos momentos de dificultad."

"Yo soy la razón y tú el corazón. Un reino se levanta sobre..."

"...los hombros de los dos." Añade Frigga entre risas.

*-*-*-*

Bastet conduce por la carretera camino a la casa de su madre. Isis había sido dada de alta y ahora volvería a su hogar para descansar y recuperarse completamente.

Era de noche, llovía, y el camino estaba oscuro. Los faros del auto apenas si alumbraban unos metros al frente, así que iban despacio. La radio era un murmullo en el ambiente, sutil como el de las gotas de lluvia chocando contra el parabrisas. Ambas mujeres, una de cabello negro azabache y la otra blanco como la nieve, conversaban sobre temas amables como el trabajo de Bastet en el museo y lo bien que le iba. Había negociado una exposición de su trabajo fotográfico, y ahora estaba trabajando en él en un pequeño estudio que le prestaban en la casa cultural donde daba talleres.

Isis estaba orgullosa -aliviada, sobre todo- de que su hija pudiera disfrutar de una vida tranquila entre los humanos. Se había esforzado mucho por apartarla de los problemas mutantes y ahora parecía que todo marchaba de acuerdo al plan.

Bastet fue concebida cuando Horus tenía cinco años. Isis ya había experimentado las dificultades de tener a un niño mutante, cuya característica era difícil de ocultar por su falta de autocontrol. Horus fue un niño con alas, pero Isis siempre creyó que la inocencia infantil de los niños humanos le haría un espacio a alguien como él. Sin embargo, el tiempo demostró que la influencia adulta siempre es más fuerte y Horus tuvo que enfrentar violencia que solo un niño podía comprender.

Algo creció dentro de Horus e Isis: temor. En cuanto el pequeño Horus tomó conciencia de que era distinto, lo primero que hizo fue tratar de ocultar sus alas. Para Osiris, su padre, aquello fue un tremendo golpe de realidad. Debían encontrarle un lugar seguro para crecer, o corría el riesgo de que ese miedo inocente un día se volviera rencor. Así que dejaron la pequeña isla en la que vivían y volaron hacia El Cairo, en donde los esperaba un viejo amigo, Thot.

En Egipto las cosas eran diferentes para los mutantes. Abundaban tanto que superaban la población de salir a flote. Así que ahí se instalaron y Horus aprendió a dejar salir sus alas sin miedo, aunque la historia para Bastet fue diferente. Siendo tan solo una bebé sus habilidades resultaron muy poderosas. Aquel que mirara directamente su ojo izquierdo empezaba a petrificarse. Thot fue la primera victima, cuyo brazo izquierdo tuvo que ser amputado para que el efecto no se expandiera al resto de su cuerpo.

A la pequeña Bastet le pusieron un parche inmediatamente.

Creció con él y ella solo sabía que tenía prohibido quitárselo, aunque nunca nadie quiso explicarle la razón exacta por la cuál debía acatar esa orden; Osiris no quería acomplejar a su pequeña, aunque en él residía el miedo de que fuera a desobedecer en cualquier momento. Sin embargo quería creer que Bastet pronto crecería y sería lo suficientemente madura para entender lo que implicaba un poder como el suyo.

The Battle of Evermore (Loki Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora