FIGHT THE DEAD FEAR THE LIVING - Fanfic The Walking Dead - Daryl Dixon

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Después de unas horas, ya bien entrada la noche, Dale salió de la autocaravana y me hizo entrar para seguir él con la guardia. Cuando entré, Carol estaba acostada en la pequeña cama de la autocaravana y Daryl tumbado sobre una manta en el suelo, ambos parecían dormir.

Me senté en la mesa y comencé a llenar los cargadores con las balas que nos quedaban. La ballesta de Daryl estaba en la otra punta de la mesa, estaba manchada de sangre por algunas partes, la acerqué arrastrándola suavemente por la mesa para no hacer ruido y la limpié con un trapo. Cuando terminé, guardé todo en la bolsa de armas, me recosté contra el pequeño asiento y cerré los ojos.

Cuando casi tenía cogido el sueño, un llanto me sobresaltó. Al mirar justo en frente mía, pude ver a Carol llorando, puede que en sueños. Quise ir a intentar calmarla pero tendría que pasar por encima de Daryl y no quería despertarlo. Al mirarle tenía la cabeza apoyada sobre sus manos, se empezó a despertar pocos segundos después por el mismo ruido y se la quedó mirando, se giró para mirarme a mí y se levantó del suelo. Se acercó a la mesa y cogió su ballesta.

- Necesito balas - dijo. Metí mi mano en la bolsa de armas y saqué el cargador de una Beretta y se lo ofrecí - Tengo revólver - aclaró, entonces saqué mi pistola de mi cinturón y se la di.

- Ahora tienes Beretta y cargador - dije mirándole.

- Daré una vuelta, a ver si la veo - dijo mirándome a los ojos.

Se dio la vuelta para mirar a Carol que ante sus palabras dejó de llorar, ella le sonrió y Daryl salió fuera. Cogí rápidamente otra pistola de la bolsa de armas junto con un cargador, los coloqué en mi cinturón y salí detrás de Daryl.

- Yo también voy - informé, Daryl me miró pero no dijo nada.

- Voy a dar una vuelta y a encender una luz en el bosque, si está allí al menos la verá - le dijo Daryl a Dale.

- ¿Crees qué eso es una buena idea ahora mismo? - cuestionó Dale.

- Es mejor que quedarnos sin hacer nada - dije amablemente.

Comenzamos a andar para introducirnos en una parte del bosque que no habíamos explorado todavía, después de unos minutos sin ningún sonido a demás del de nuestros pasos, hablé.

- ¿Crees qué la encontraremos a salvo? - pregunté.

Antes de contestar, me enfocó con la linterna que llevaba a los ojos, pero no le miré.

- Tienes la misma mirada que todos los demás de grupo - bufó -. Pero bueno ¿Qué os pasa? Acabamos de empezar.

- ¿Tú lo crees? - volví a preguntar.

- Esto no es el Himalaya, es Georgia. Podría estar escondida en cualquier granja. La gente se pierde y sobrevive. Pasa continuamente - dijo.

- Sólo tiene 12 años - espeté.

- Yo era más pequeño cuando me perdí - dijo y yo le miré curiosa - Pasé nueve días en los bosques comiendo bayas y limpiándome el culo con hiedra - contó como si no fuera nada.

- ¿Y te encontraron? - pregunté.

- Mi viejo se había largado con una camarera y Merle estaba en el correccional. Ni se habían enterado. Pero volví a casa solo, y entré a la cocina para hacerme un sándwich. No me pasó nada, salvo que me escocía el culo cosa mala - dijo y tuve que aguantar una carcajada pero él se dio cuenta y me miró serio.

- Lo siento - dije avergonzada y a la vez casi riendo - Tuvo que ser una experiencia horrible - dije aguantándome de nuevo la risa. Él empezó a reír flojo y yo hice lo mismo.