Capítulo 23 ¿Entonces...qué somos?

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Harry se preguntó si Draco se burlaría de su habitación, si le daría asco sus sábanas, si se reiría de sus artificios muggles y muchas cosas más mientras Draco lo besaba con fervor. Sabía que todas esas preguntas sólo eran distracciones de la verdadera pregunta: ¿Quiero llevarlo a mi habitación...a mi cama?

Sin poder controlarlo empezó a reír. Parecía una colegiala cualquiera; no un auror reconocido y maduro.

-- ¿Qué te parece tan divertido, Potter? -- gruñó Draco, algo molesto.

-- Nada, nada --dijo azorado Harry. Por Merlin que no le diría sus pensamientos a Draco.

Draco se sintió aun más molesto, con un movimiento rápido tomó la entrepierna de Harry entre sus manos y la acarició.

-- ¿Q-qué crees que estas haciendo? -- Harry, que había sido tomado por sorpresa, apenas si pudo evitar el gemido que luchaba por salir de sus labios.

-- Nada, nada -- lo imitó Draco, besando sus mejillas ardientes.

-- ¡No! -- dijo de imprevisto Harry, sorprendiendo al rubio -- No seré yo el...que...se deja... -- se puso mucho más rojo.

-- ¿Qué? -- Draco empezó a reír. No se había puesto a pensar en eso. 

--Ya me escuchaste. Así que... -- Harry lo tomó por la cintura e hizo que Draco quedara debajo de él.

-- ¡Eso es injusto! -- berreó Draco, intentando parecer enfadado, aunque sin mucho éxito- Fui yo quien pidió ese papel primero.

-- ¡Claro que no! 

-- Claro que sí. Además, estoy seguro que no sabes qué hacer-- Draco sonrió con suficiencia.

-- Yo... -- Harry se puso pálido. Era cierto que nunca había estado con otro hombre; si se le habían presentando oportunidades (Blaise se había ofrecido como profesor) pero sentía que solo había un hombre que lo atraía: Draco.

Ambos se miraron y empezaron a reír. Draco tomó el cuello de Harry y lo besó con pasión. Sus lenguas se tocaron y empezaron a juguetear. Harry chupó el labio inferior del rubio y le dio un pequeño mordisco. 

Los pensamientos de Harry fueron nuevamente a su habitación pero unos golpes desesperados en la puerta hicieron que todo eso quedara en el pasado.

-- ¿Harry? ¿Hola? ¿Estás ahí? -- Ron Weasley, se movía de un lado al otro, arrebujándose en su chaqueta; tenía un gorro de lana (cortesía de la señora Weasley) que poco a poco quedaba cubierto de pequeños copos de nieve. Sus zapatos, algo desgastados, estaban húmedos haciendo que sus pies estuvieran helados.

-- Creo que no está. Debimos avisar antes -- Blaise temblaba un poco. Había olvidado sus guantes y su bufanda en la oficina. En sus manos había una botella de whisky y una bolsa de patatas fritas.

-- No lo creo. Harry no sale los viernes en la noche.

-- ¿Sabes lo gracioso que suena eso? Harry quedándose en casa un viernes -- se burló, recordando lo divertido que el moreno podía ser a veces, cuando no estaba en el trabajo y cuando había tomado más de tres copas--  No entiendo porqué no quieres ir a mi departamento, desde ahí pensaremos cómo avisar a Harry que estamos haciendo una pequeña reunión.

Blaise no notó el rubor de Ron, porque se sacudió la nieve de los hombros. El pelirrojo no quería estar solo con su compañero de trabajo, no desde lo ocurrido en San Mungo.

-- No quiero dejarlo solo ahora, especialmente cuando la tonta de su novia lo abandonó -- golpeó con más fuerza la puerta -- ¡Harry! 

Dentro de la casa, Harry se encontraba en una pelea silenciosa con Draco. El rubio, al escuchar la voz de Weasley, se puso rápidamente de pie y tapó la boca de Harry. Ambos estaban ahora discutiendo sobre si abrir la puerta o no.

A la misma hora ||Drarry|| (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora