Capítulo (26)

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Hola. Perdonen la tardansa, no tenia internet, pero bueno, eso ya no importa, espero les guste. Disfruten el cap.

Gracias una vez más  por sus  votos y comentarios. Besitos & abrazos.

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Maldito desgraciado, hacerme esto en medio de la plaza era demasiado. Como se atrevía a ordenarme algo, como se atrevía a hacer de macho dominante cuando sabía que eso me molestaba.

El idiota me las iba a pagar.

Pero tú lo provocaste primero – me decía una vocecita molesta en la cabeza.

De un momento a otro sentí un cólico en el vientre, mi periodo estaba  pronto a llegar así que debía ir a una farmacia después de terminar las compras – me recordé. Así mi humor no hizo más que empeorar pero  ya no estaba molesta con Andrew, solo eran mis estúpidas hormonas.

Vi la lámpara que me gustó, Andrew se hizo cargo de pedirla y verificar los focos. Pagamos y cargó las compras.

-          ¿Te sientes bien? – Preguntó preocupado.

-          No, pero lo estaré. Son cosas de chicas. – Fui un poco fría.

-          Entiendo. Vamos a la farmacia para comprarte una pastilla.

-          Gracias. – dije a pesar de que aún no me olvidaba de su comportamiento idiota.

El asintió.

-          Siéntate aquí que  yo me ocupo. – dijo frente a la farmacia, justo allí había un banquillo así que le hice caso y me quedé  con las compras.

Me pareció tierno que hiciera esto por mí, debía admitirlo. A los hombres no les  gustaba comprar pastillas para los cólicos menstruales y menos comprar tampones o toallas sanitarias. Por lo menos yo nunca tuve a un novio o amigo y menos hermano  que me hiciera ese tipo de favores, así que me sentí agradecida de algún modo.

El salió y se sentó a mi lado, me ofreció una botella de agua y la pastilla rosa.

-          Compré más por si necesitas para después, y también pedí tampones… - dijo en  voz baja un poco avergonzado pero preocupado mientras bebía de mí agua.

-          Gracias, aunque no tenías por qué hacerlo.

-          Sí que tenía. Déjame cuidarte por lo menos un poco.

Esas palabras me asustaban, ¿alguien cuidándome? No podía.

Siempre eh sido muy independiente como para dejar que alguien me cuide. Las veces que eh estado enferma siempre eh estado  sola, siempre eh tenido el número de mi médico de la mesita de noche y en mi móvil y de algún buen restaurante de comida a domicilio por eso  mismo. Ni cuando era una adolescente mi madre se daba cuenta de si estaba enferma, en mi niñez era mi padre, la niñera y Milla los únicos que me cuidaban.

-          Vamos, estoy cansada.

-          Ok.

Nos levantamos, y fui a mi auto. Andrew guardo las cosas en el maletero y luego me hizo una señal de que me adelantara. Él debía ir a recoger su camioneta, claro está. Ya en casa estacionó delante de mí.

-          ¿Mañana te puedo ayudar con la mudanza? – preguntó mientras caminábamos a la entrada de la gran casa.

-          Si, seria genial – le dije con una leve sonrisa a la que él respondió de igual manera.

Atracción - Enamorada de mi Falso NovioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora