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Digamos que soy ese tipo de hombre. ¿cuál?  Ese que no encaja en ninguna en ninguna categoría con las que las mujeres catalogan a los hombres. Yo no entiendo mucho de mujeres, pues son para mí tan extrañas como el amor.

Si, el amor me es extraño. Nunca he vivido el amor o,  si lo he vivido, no lo he sabido reconocer. En mi familia nunca vi un gesto cariñoso. Mis padres nunca se abrazaron o besaron delante de mi hermana o de mí. Creo que la ultima vez que mi madre me besó fue cuando se murió mi perro, en un visto y no visto rozó sus labios con el pelo encrespado de mi coronilla. Y eso fue hace quince años ya.

Me presento, soy Jared y trabajo como policía nacional. Me hacen gracia las personas que intentan ofenderme gritándome a la cara que no tengo sentimientos. ¿Sentimientos por qué? ¿O por quien?

Fui educado en un estricto régimen dictatorial. No se podría definir de otra manera la forma en la que mis padres nos criaron. Cada vez que intento razonado no llego a la conclusión de por qué mis padres me tuvieron.

Que mi hermana fue un error lo sabe todo el mundo. En su doceavo cumpleaños, contando yo con nueve años, nos contaron a los dos en una mierda de fiesta privada sin regalos, que estaban demasiado borrachos para acordarse de usar un condón.

Por aquel entonces yo no sabia que era un condón ni para qué servía, pero conocía muy bien a mis padres para pedirles que me lo explicaran. Lo pregunté en clase a mi maestra de cuarto de primaria, con todos mis compañeros escuchando.

"Este niño estúpido siempre pregunta todo" fue la contestación de mi madre cuando entró a la reunión que fue citada por mi maestra. Mientras ellas hablaban yo dibujaba estrellas y lunas en la pizarra negra.

Mi maestra, Clara,  era buena. Quizás por ella haya tenido algún tipo de sentimiento. Admiración o algo, no cariñl. Solo sentí cariño por mi perro y él se murió. Se acabó el cariño.

Hoy es mi primera clase de segundo curso de medicina. No,  no quiero ser médico, sólo soy curioso. Todos mis compañeros hablan unos con otros tras las vacaciones y yo, que nunca he tenido un amigo, diferencio a la perfección los buenos amigos de los que no lo son tanto.

- ¡Que tragedia! - su voz demasiado chillona se clava en mis oídos

-¿Las guerras? ¿El hambre? ¿El cambio climático? - contesto sin molestarme en mirarla

- Me refería a tu cara- intuyo que se gira hacia mí - Soy Victoria

- Eso si que es una tragedia, tu nombre - explico- ¿quien lo eligió?

-Mi madre- agacha la cabeza y no vuelve a hablarme más ¡bien!

Cuando me decido a mirarla esta dibujando en su cuaderno sin pautas. Sólo son cuatro líneas pero puedo averiguar mi perfil bajo ellas, además de cuatro palabras "Victoria ya te odia".

-Eres un poco egolatra- observo por su dibujo

- ¿Por odiarte? - sonríe maliciosamente

-Por usarte a ti misma como sujeto de la frase- apunto sin mucha convicción

-Quererse a uno mismo no es egoísmo- añade más detalles al dibujo y continua hablando - Al igual que no lo es odiarte, ya lo haces tu mismo.

No me molesto en contestarla porque, a parte de que la clase acaba de empezar, no le voy a explicar mi vida. Yo no me odio, no sé de donde ha sacado esa idea descabellada.

Cuando la clase termina, Ella de va sin decir nada, dejando sobre su pupitre cuatro dibujos de mi perfil, a cada cual más realista. En el ultimo parece que tengo el pelo largo, pero sigo siendo yo. Los recojo en mi carpeta antes de salir para la comisaría.

VictoriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora