Capítulo 9.

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Sam detuvo el impala a la puerta de una casa abandonada desde hace años, el lugar en el que se escondía ese tipo. Sam comprobó por última vez el cargador de la pistola asegurándose de que estaba cargada al completo y bajó del coche. Él no sabía si Dean y Allison seguían vivos, pero se lo haría pagar...

Sam abrió la puerta de una patada y entró con pistola en mano.

Narra Allison.

- Y así acabaron mis navidades –finalicé.

- Muy emocionantes.

- No mientas, sé que son un rollo.

- Lo has dicho tú, no yo.

- ¿Y qué es de ti? No me has contado nada de tu vida, excepto que cazas monstruos antes ficticios junto a tu hermano.

- ¿Para qué quieres saber más? –preguntó a la defensiva.

- Si vamos a ser compañeros de caza, tendré que saber más de ti –me senté en el suelo- ¿Tienes algún otro hermano que no esté metido en la caza?

- No.

- ¿Y tus padres?

- Muertos –respondió, fríamente.

Me mordí el labio por la pregunta que le acababa de hacer.

- Siento la pregunta... -murmuré.

- No pasa nada, cosas que pasan, supongo –suspiró.

- Dean...

Un grito interrumpió mi frase, ambos nos giramos, la bestia volvía, y parecía aún más enfadada que antes.

- ¡Corre! –fue lo único que dijo Dean.

No dudé y empecé a correr en dirección contraria a la del monstruo. Seguí de cerca a Dean que corría frenético entre los árboles muertos y siniestros en busca de 

alguna escapatoria. Los gritos del monstruo y sus pisadas se podían oír cada vez más cercas, cosa que nos alarmó a ambos, Dean giró la cabeza para mirarme a mí y comprobar la distancia que le sacábamos a ese engendro, su cara que ya de por sí denotaba preocupación por la situación, ahora pareció juntarse a una expresión de miedo, él gritó, intenté escucharlo, pero algo muy duro me dio en mi costado izquierdo y salí volando a un lado, rodé por varios segundos y acabé boca arriba mirando el cielo aún nublado, todo me daba vueltas y las costillas me dolían como el mismo infierno. Oí disparos y rugidos, pero ni siquiera me molesté en ladear la cabeza, sería demasiado doloroso. Una figura apareció en mi campo visual, al principio creí que era la bestia que venía a rematarme, pero no, era Dean, quien me cogió del brazo y me levantó con la pistola en la otra mano. Me puso recta y me apoyó en él, cuando nuestros torsos se tocaron, solté una queja por el dolor.

- ¿Te duele?

- ¿A ti qué te parece, genio?

Dean disparó tres veces delante nuestra, donde supuse estaba el monstruo.

- Vamos, tenemos que salir de aquí.

Dean empezó a medio arrastrarme pues el mareo de las vueltas y el golpe no se había pasado del todo, y las costillas no ayudaban.

- Déjame aquí, mientras me despedaza puedes huir.

- No lo digas ni en broma –dijo él muy serio.

Sentí el suelo vibrar ante las sonoras pisadas de la bestia que no tardó ni diez segundos en alcanzarnos, Dean se giró para hacerle frente con su pistola, pero la bestia fue más rápida y le pegó una patada e inevitablemente Dean se deslizó por el suelo. Cubrí con mis manos el lado dolorido de mis costillas rezando para que el golpe no fuese demasiado duro, pero no hubo golpe, la bestia me cogió con sus dos manos y me levantó del suelo, su agarre se intensificó y empecé a sentir dolor por todo el cuerpo. El monstruo me miró con sus ojos carentes de sentimientos y luego soltó un rugido junto a su aliento, no sé si es peor el suyo o el del wendigo. Escuché los disparos a mis espaldas y luego la bestia soltarme. Desorientada, me dejé caer al suelo. Vi las botas de Dean correr hasta mí y luego ver los casquillos de las balas caer a mi lado.

Parpadeé y el paisaje cambió por completo, ahora estábamos en una casa hecha polvo que necesitaba unos arreglos de todo tipo. Me levanté y aprecié el detalle de que no sentía dolor alguno en mi cuerpo, ni tampoco el mareo de antes. Dean estaba a mi lado igual de desorientado que yo pero sin bajar la guardia.

Sam apareció en el umbral de la puerta empuñando también su pistola y una mancha de sangre en la camisa. No sé si Dean iba a preguntarle por lo de la sangre, pero Sam se adelantó y abrazó a su hermano, quien tardó un par de segundos en asimilarlo y corresponderlo.

- Me alegro que estés bien –dijo Sam, segundos después se apartaron y él me miró- Y también me alegro que tú también lo estés, Allison.

- Nos llegas a pillar un minuto después y seguramente yo no estaría aquí. ¿Alguien me puede explicar qué coño ha sucedido aquí?

- Un brujo –Sam se ganó mi atención y la de Dean- Al parecer la bestia que os quería matar era su... mascota.

- Y nosotros la merienda, ¿no?

- Técnicamente la cena, pero sí.

- Pues menuda mascota –dije- ¿Dónde está ese tío?

- Muerto, le tuve que matar para que pudieseis volver.

- Buen trabajo, hermanito.

Sam respondió con una sonrisa.

- ¿Nos podemos ir, por favor? Este sitio me va a producir tres tipos de herpes diferentes –me quejé.

- ¿Qué tal se las apañó en el otro lado? –le preguntó Sam a Dean mientras andaban hacia la puerta.

- Bueno, no lo hizo mal para traerme la munición extra, por lo demás... mejor no entremos en detalles.

- ¡Hijos de puta! -les grité.

Mi Mejor Error (Dean Winchester)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora