Capítulo 17.

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Salimos del ascensor y cruzamos el pasillo hacia nuestras habitaciones. Saqué la llave de mi bolsillo y fui a entrar a mi habitación cuando alguien me agarró el brazo.

- ¿Qué sucede ahora, Dean?

- Tú y yo aún tenemos que hablar, el test –me recordó.

- Estoy cansada, sólo quiero irme a dormir.

Dean me dio disimuladamente la caja con el test de embarazo dentro asegurándose de que Sam no lo veía.

- Mañana por la mañana quiero que lo uses, tenemos que salir de dudas.

Resoplé pero lo cogí.

- Si así te quedas más a gusto... Buenas noches.

Dean me dio unas palmaditas en el hombro y se fue con Sam a la habitación de en frente. Entré en la mía y me senté en la cama, dejé la cajita encima de la mesilla de noche y me toqué la barriga, pensar que una vida podía estar creciendo ahora mismo en mi interior me daba miedo y... curiosidad.

****

Salí del baño y dejé el test encima de una servilleta en la mesa, ahora a esperar. Tenía hambre, así que me preparé para irme a tomar un café con algo antes de que Dean apareciese preguntando por los resultados, los cuales yo no quería ver.

Salí del motel y fui a una cafetería que había cerca de allí, pedí un café con un trozo de pastel y me senté en una mesa con vistas a la calle. Removí mi café con la cuchara y me quedé pensando en el test, ¿yo madre? Esbocé una ligera sonrisa por ese pensamiento. No creo que fuese una buena madre, ni siquiera sabría cómo cogerlo en brazos. Dicen que las mujeres tenemos un sentimiento materno que nos hace buenas madres, pero yo no creo que sea cierto, hay un montón de mujeres que son unas madres nefastas y míralas, ahí siguen.

Tener un hijo con Dean sería muy raro, es decir, él será todo lo guapo y supuestamente caballeroso que él quiera, pero no le veo preparado para ser padre, sobre todo viendo en las cosas en las que se mete cada día, y bueno, ahora yo también me meto en esos líos...

Mi mirada se detuvo en un cartel en el que ponía 'Puedo leer tu futuro', yo nunca he sido de las personas que creen que alguien puede ver todo tu futuro con sólo ver las líneas de tu mano, pero qué demonios, ¿después de pelearme con un árbol gigante psicópata qué cosa no es posible?

Terminé rápido mi comida, pagué y salí en dirección del cartel. Una vez me paré delante de la puerta, me planteé lo que estaba haciendo y entonces entré. La tienda estaba únicamente iluminada por una... ¿lámpara? Con velas colgada del techo, a los lados había estanterías con todo tipo de libros que no me dio tiempo a leer; la adivina estaba sentada a un lado de la mesa circular.

- Buenos días, jovencita –me dijo. Iba a decir algo pero ella me cortó- Ahórrate el chistecito de "¿si eres adivina no deberías saber a qué vengo?".

- Vale... -me han pillado- Me gustaría saber algo sobre mi futuro.

- Como todo el mundo. Toma asiento –me senté en la silla que había a mi lado de la mesa y le eché un vistazo a mi rededor, evadiendo la mirada de la adivina- ¿Qué te atormenta? –me preguntó finalmente.

- Pues muchas cosas, la verdad, ¿me podrías hacer una visión así general de mi futuro?

- ¿Tienes dinero?

- ¿Qué? Oh, oh, claro –saqué mi cartera y le enseñé un billete de veinte dólares.

- Bien –la adivina estiró los brazos hacia mí, cerró los ojos y agachó la cabeza. Pasaron un par de segundos en los que el único sonido era mi respiración y un ligero bostezo que me vino por sorpresa, las manos de la anciana, que hasta ahora habían estado totalmente inmóviles, empezaron a moverse ligeramente como si ya no tuviese ese buen pulso de antes- Oh...

- ¿Oh? –pregunté- ¿Qué pasa?

- Es... interesante, y... perturbador.

- ¿Qué estás viendo?

- Veo amor y alegría en tu futuro, pero también veo a los recaudadores negros.

- ¿Recaudadores negros? ¿Quiénes diablos son esos?

- Veo... lágrimas, sangre, un reinicio de vida...

- ¿Quieres hablar claro? ¿Qué es todo eso de recaudadores y sangre y reinicios?

- A veces las personas que amamos hacen cosas por nuestro bien, para mantenernos a salvo, ellos creen hacer lo correcto aunque tu opinión difiera de la suya y les digas que no –alcé una ceja- Ten cuidado, porque tu futuro está marcado por sangre.

No dije nada, me levanté y salí de la tienda con un montón de dudas recorriendo mi cabeza, ¿de qué estaba hablando? Yo había venido aquí para saber si estaba embarazada y ahora salgo con aún más dudas que antes, simplemente perfecto.

****

Salí del ascensor y lo primero que vi fue a Dean delante de mi puerta con cara de preocupación y mal humor, además de tener los pelos en diez direcciones diferentes. En cuanto me vio, vino hacia mí.

- ¿Dónde has estado? Llevo veinte minutos picando a tu puerta –me dijo como si me hubiese ido a matar niños a la guardería.

- Fui a desayunar, y respira, parece que te vaya a dar algo.

Pasé por su lado y abrí la puerta de mi habitación.

- ¡Es que me va a dar algo! –volvió a quejarse- ¿Ya te has hecho la prueba?

- Sí –dije cansada de él- Lo hice antes de irme a desayunar –entré, seguida de Dean. Cogí el test y lo miré.

- ¿¡Y bien!?

- Dame un momento –cogí el móvil y busqué a mi madre en contactos.

- ¿Todo bien, Allison? –me preguntó mi madre.

- Sí, perfecta. Oye, un dudilla, ¿en los tests de embarazo, qué color tiene que salir para decirte que estás embarazada?

- ¿¡Qué!? –gritó mi madre- ¡Dios! –mi madre empezó a gritar como una descosida y a llamar a mi padre.

- Tranquila, mamá, es para una amiga –mentí- ¿Mamá? ¿Mamá? –colgaron- Menuda mujer...

- ¿¡Entonces qué!? –gritó Dean histérico.

- Espérate –cogí el móvil y busqué en diferentes páginas los posibles resultados de este test- De acuerdo, ya tengo la respuesta –Dean se sentó a mi lado en la cama y me cogió de las manos- Dean Winchester... puedes seguir viviendo tu vida perfectamente –dije aliviada- Ha dado negativo.

- Dios, menos mal.

Fingí sonreír.

- Ya, bueno, si me disculpas, voy a ir a ducharme.

- Claro, luego te veo.

Dean salió de la habitación sonriente y yo me quedé sentada en la cama comiéndome la cabeza. No estoy embarazada, eso es bueno, ¿no? O sea, yo no estoy lista para ser madre, y menos de esta forma, pero de todos modos, por alguna razón estoy... triste, como si me ilusionase esto. Qué tonta soy, creo que las palabras de esa anciana me han hecho comerme la cabeza más de lo necesario. 

Mi Mejor Error (Dean Winchester)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora