Capítulo 14.

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Y una vez más nos encontrábamos subidos en el impala, rumbo a otra ciudad y un nuevo monstruo. Dean conducía relajado y Sam miraba por la ventanilla supongo que admirando las vistas.

- ¿De qué trata esta vez el caso? –pregunté por puro aburrimiento.

- Varios muertos con una gran pérdida de sangre.

- ¿Un vampiro?

- Seguramente.

- Guay, me pido clavarle la estaca –Dean esbozó una sonrisa supongo que por mi comentario- ¿He dicho algo gracioso?

- Los vampiros no se matan con una estaca –me iluminó Sam- Para matarlos hay que decapitarles.

- ¿Pero le puedo clavar una estaca?

- No es lo más recomendable...

- Nunca dejáis que me divierta.

- Si te dejásemos divertirte seguramente acabarías muerta –dijo Dean metiéndose en la conversación.

- Yo sé cuidarme perfectamente solita, ya visteis como maté al wendigo y como ayudé con el bicho árbol psicópata ese.

- Se nota que no has visto a los chungos de verdad.

- Os encanta meteros conmigo.

- Es un hobbie –seguidamente Dean me sacó la lengua y yo le di un leve puñetazo en el hombro.

****

Llegamos al motel de la ciudad y nos instalamos. Dean sugirió salir a tomar algo porque ya era un poco tarde, pero Sam se negó y le obligó a ponerse el traje para ir a hablar con el forense.

- Menudas horas –se volvió a quejar Dean que estaba al volante.

- Si te portas bien luego te invito a una copa –dijo Sam.

- No soy un perro.

- Depende del día –con ese comentario me gané una mirada rencorosa de Dean a través del espejo retrovisor- No me juzgues, meterme contigo es como un hobbie.

- Te acordarás de esta.

Bajamos del coche y entramos en la morgue. A diferencia de la morgue de la última vez, en esta había mucha más gente trabajando con... bueno, eso, cadáveres. Un forense pasó por mi lado y Dean le cogió del hombro haciendo que se detuviese.

- Disculpe –dijo- ¿Dónde está la persona encargada del caso Robinson?

- Al fondo del pasillo a la derecha –dicho eso se fue.

- Pues vale –murmuró Dean- Vamos.

Seguimos las indicaciones del hombre y entramos por la puerta, el forense, un hombre calvo con pinta de jubilarse en unos años estaba sacándole una bala del pecho a un muerto, al darse cuenta de nuestra presencia dejó las pinzas y las balas encima de la mesita de metal y se acercó.

- FBI –dijo Sam adelantándose a su pregunta- Venimos por el caso Robinson y demás muertas relacionadas. ¿Qué puede decirnos sobre la víctima?

- No creo que mucha más de lo que ya deben saber –el forense movió la camilla junto con el cuerpo de la bala y trajo otra.

- ¿Es él?

- Así es –tiró de la lona y dejó a la vista a un chico que no debía de tener más de veinte años- Jeremy Robinson, fue hallado a varios kilómetros de la gasolinera en la que había estacionado para repostar el coche de su padre.

- ¿Causa de la muerte?

- La falta de sangre.

- ¿Algo que destacar? –pregunté.

Mi Mejor Error (Dean Winchester)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora