Creencias

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Creencias

— ¡Quédate quieto o no podré alimentarte! —Gritaba Leah, luchando contra Merlín para que no se alzara en dos patas y tratase de quitarle la comida—, ¡Déjame pasar, perro del mal!

Pero Merlín ganó la batalla. Lady Leah terminó en el pasto con comida por todo el cuerpo.

El perro comenzó a lamerle las mejillas mientras la morena pataleaba.

— ¡Teniente!, ¡Quíteme a ésta bestia de encima!, ¡Teniente!

El joven Blake salió a atender los gritos y, en vez de ayudar a Lady Leah, se echó a reír. Dejó que Merlín se "comiera" a la Señorita y luego fue a su auxilio.

Al de Merlín, claro.

—Ven aquí, pequeño. No dejes que esa mujer del demonio te asuste —dijo en tono burlón, tomando a Merlín de la cabeza y acariciando su pelaje—. ¿Qué tanto te ha hecho, eh?, ¿Quieres que la mande a la horca?

Leah refunfuñaba y trataba de sacudir su vestido. Se retiró de ahí con un "Por eso prefiero a los gatos" entre dientes, provocando más risas en el Teniente Blake.

2

Luego de tomar un baño; cambió el vestido verde que había decidido para ese día, por uno azul marino. Atoró su cabello en un moño y al regresar abajo, se llevó la sorpresa de que Lady Victoria estaba de visita.

— ¡Prima! —exclamó la morena y la abrazó efusivamente—. Vine a traer algo que olvidaste en mi hogar.

De su falda sacó los lentes de Leah y ella suspiró aliviada.

—Ayer me hicieron mucha falta; pensaba ir por ellos hoy. Te lo agradezco, Victoria.

—Vine a traerlos yo misma para que dejes de reclamar mi ausencia aquí. —Le pasó el brazo por encima del hombro y bajó el tono de su voz al hablarle al oído—. Cuando dijiste que te habías convertido en niñera creí que realmente hablabas de un niño. Ahora comprendo tu urgencia por volver.

Leah rodó los ojos.

—No digas tonterías. Vamos a almorzar.

3

La presencia de la morena daba un aire relajado al ambiente y así era en cada lugar al que llegaba.

El almuerzo transcurría de manera armoniosa. A pesar de que su prima y el Teniente acababan de conocerse, ella lo trataba de la forma más amigable.

— ¿Lleva mucho tiempo en casa de mis tíos, Señor Blake? —Inquirió Victoria.

—Casi dos semanas, Señorita —respondió, esforzándose por sonreír.

No era que le hubiese causado desagrado la Señorita Victoria, pero no era su costumbre sonreír cada diez segundos como ella estaba haciendo.

— ¿Dos semanas? ¡Wao! —exclamó—. Debo suponer que usted y mi prima ya habrán tenido mucho tiempo para volverse amigos.

A Leah se le atoró el alimento y el Teniente carraspeó su garganta.

—El Teniente...—comenzó Leah, limpiándose los labios con una servilleta—... no gusta hablar de cosas fuera del regimiento.

—Y la Señorita Leah es de pocas palabras. —Se defendió Blake.

Victoria realmente se estaba divirtiendo.

— ¡Cómo es posible! Esto tiene que arreglarse de alguna manera. —Sugirió—. Estoy segura de que si hablasen un poco más, descubrirían que pueden tener muchas cosas en común. ¿Qué le ha parecido el trabajo de mi prima como curandera?

Yuanfen: Las mismas almasWhere stories live. Discover now