Shadows Of Pain. | James McAvoy

# O1

-¿Estas pensando que salga a está hora a conquistar a alguien-Pregunté alarmada. La situación en las calles no estaban del todo bien.
-Bueno, entonces dime ¿Qué piensas hacer en un viernes en la noche tan hermoso?
-Ver televisión, leer o ¡Ya sé! ¡Dormir! Como lo hacen las personas normales.
-Cherish, las personas normales salen a divertirse.
-Yo no.
-Vamonos y ponte lo mejor que tengas.
-No. He dicho.
-No te aguanto. Ahora levantate.
-Vuelvo a decirte que no-Tomo mi laptop y la pongo sobre mi regazo.
-DEJA eso-Ella cierra mi laptop-Es suficiente, irás conmigo sí o que.

Ahora me encontraba dentro de la ducha, bañandome, lavando el día transcurrido.
Mientras me secaba el cabello, Bea se maquillaba. Ella primero se maquillaba, se peinaba y al final se ponía la ropa

Bea era mi mejor amiga desde que tengo memoria. Eramos uña y mugre. Estuvo en mi alegría, nunca se alejó de mi en las tristezas y vaya que tuve muchas.
Bea me dió hospedaje en su casa, cuando estuve en la universidad, cuando Laila, la mujer que me dió la vida, me había corrido de la casa. Luego de que su hijo de puta esposo me lastimara como lo hizo.
En fin, Bea era más que mi mejor amiga y si me invitaba a salir regularmente me le lograba safar, pero esta vez no hubo pretextos.

Traté de vestirme lo más sencillo que pude. Vestido, tacones y mi cabello suelto, maquillaje muy discreto.
Bea igual, solo su maquillaje menos discreto.

-Deberían estacionarse bien. Bobadas que hacen.
-Lo sé, es horrible que porque alguién no se estacione bien, hay un lugar tan bueno y que nadie usara-Cierro la ventana-Llevaré mi bolsa.
Llegamos al bar, de lo lindo. Había música, mucha gente. Esto no lo toleraría tanto tiempo.

Me creí lo que Bea me había dicho sobre salir y divertirse, por lo que bebí demasiado vodka con arándano, un sabor que te impedía reconocer el vodka puro, a tal punto de la borrachera extrema. Estaba casi quedandome dormida.

-Ven. Vamos a otra mesa.
Solo sigo a Bea, no estoy consciente de la situación.
No veo nada, hay mucha música y Bea camina muy rápido.
Está loca. ¿Para que quiere cambiarse de mesa?

Yo solo quería irme a dormir, quitarme estos tacones que perturbaban mi andar.
-BEA, voy a afuera. Si nos vamos antes me llamas.
Ella responde algo extraño, quizá dijo sí, pero no comprendí. Camino despacio por la acera. Estoy harta de estas bobadas, fiestas sin sentido, bares de flojera y salir a pasear sin ningúna razón. Es desgastante para alguién que trabaja tanto, sin modestidad.
Hace un poco de frío.

Estaba tan harta que me daban ganas de dejar a Bea en el bar e irme a casa, pero desgraciadamente hoy habíamos venido en su coche y regresar caminando o en taxi a esa hora, era demasiado peligroso.

-No señor, yo le juro que no sabía nada.

Eso de espiar no se me daba bien, no me gustaba meterse en las conversaciones ajenas. Pero algo extraño estaba pasando a dos calles del bar. Algo y no muy bueno.

En silencio me acerque. Ay Cherish, tú deberías seguir caminando.

Escuché un golpe. Dios, mejor sigo caminando, pero el miedo me invade. Necesitaba esconderme antes de que alguno de los dos hombres me hiciera algún daño. Hay un vehículo estacionado a un par de metros, lo que hago es caminar hasta éste y ocultarme tras él, en lo que el par de sujetos se alejan. Es preferible no escuchar.

Ya solo se escuchan los grillos y una que otra voz a lo lejos. Estoy consciente que no debería estar aquí. Estaba arrepentida de haberme salido del bar sin Bea.

Escucho el tintineo de una llave, y peor aun de pisadas. Me quedo ahí agachada, esperando a que la persona que se acerca, pase de largo y yo con mucha calma pueda regresar al bar. Las pisadas han dejado de escucharse, probablemente la persona ya no esta aquí.