# O5

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Desperté muy temprano en la siguiente mañana. Quería salir a correr y comprarme algo de ropa, las opciones se me estaban acabando, no pensaba ir a mi casa.

Me meti a bañar, para retirar el sudor de la caminata.Fue una ducha deliciosa y fresca.

Me caeria muy bien tomarme algo y descansar un poco, pero eso lo haría después de mi jornada laboral. Un capuchino muy caliente me ayudó para continuar en todo el dia.

Lo bueno de ese dia fue que los hombres de James no me siguieron y ahora no hubo vigilancia, cosa rara. Sus razones tendrían.

Llegue aproximadamente a las 7 de la tarde a la casa, un poco más tarde de lo indicado.

Estaba un poco extraña la casa, no se escuchaba ningún ruido.

—No te preocupes, no pasa nada—James está sentado en las escaleras fuera de la casa.

Desconcertada, sólo caminó hacia él, aún alerta.

—¿Y por qué hay tanto silencio?

—Protocolo de seguridad. Cada mes lo hago, que llegue algún intruso… pero nunca resulta.—Agarrá el radio que lleva en el cinturón y habla—Hemos terminado.

Un poco más tarde todo había vuelto a la normalidad.

Silencio en ese hogar.

Me dí una ducha, habiendo me relajado salí de la ducha. Me vestí, lo más sencillo posible para una tarde tranquila.

En el primer piso está James recostado en uno de los sillones de la estancia, juega su celular… y eso lo sé por cómo reacciona.

—Mugre estupidez—Bloquea el celular.

—¿Que se supone que estas haciendo? —Me siento en el sillón de al lado.

—Jugando carreritas—Bloquea el teléfono—Perdí.

Rio y me recargo en el sillón.

—¿Puedo hablar contigo James?

—Por supuesto dime de qué.

—Necesito… bueno quisiera ir a mi casa, pero en realidad no quiero ir sola. Me fastidia ver a mi familia.

—¿Quieres que Joe te acompañe? Yo tengo que hacer unos pendientes.

—Estaría bien.

—Dejame localizarlo—Agarra el wokitoki a su lado y habla por el — Joe necesito que acompañes a Cherish a su casa. No puede ir sola.

Tarda un poco en responder, pero al final lo hace.

—Voy para alla.

……………………

No estaba el coche de mi madre, o de su esposo, realmente no me importaba.

Pero tenía la horrible incertidumbre de iba a estar, si ella o él.

Me bajé del carro, Joe igual y se quedó afuera del carro, recargado.

Giré la perilla, no abrió. Así que tuve optar por buscar las llaves en mi bolsa, era mi casa y ellos eran los intrusos.

Metí la llave y entré, todo fue rápido. No había nadie.

La casa olía a tabaco, el maldito olor invadió mis fosas nasales.

Me metí a mi habitación. Estaba igual que siempre, realmente si usaban el cuarto de visitantes, gracias a Dios.

Abrí la maleta y empaqué lo que estaba en los últimos cajones, mis opciones de ropa se agotaban y tenía que llevarme esto lo antes posible.

Shadows Of Pain. | James McAvoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora