Capítulo 4

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Las horas en el autobús transcurrieron lentamente, los chicos se habían quedado dormidos hasta llegar. Cuando este llegó a la última parada el conductor les avisó que debían bajar, al hacerlo una señora los estaba esperando sentada con un cartel donde tenía el nombre de Green Life en grande, se acercaron y después de saludarse y hacer las respectivas presentaciones caminaron en dirección al lugar donde estaban los caballos que los llevarían a su destino final.

—Me duelen las piernas— gruñó María recargándose en Sofía mientras caminaban.

—Si mal no recuerdo, tú fui'te la de la idea querida, así que chúpate tu caminata— dicho esto le quitó el brazo y se adelantó hasta donde estaban los demás.

—¿Y esa palomería* vieja?— indignada se quedó de pie viendo cómo no la ayudaba a seguir, paró a tomar aire y a arreglar sus tenis.

Rato después llegaron a una casa de madera rodeada por una especie de corral donde habían más de 30 caballos. La señora que anteriormente se había presentada como Francia estaba hablando con quién parecía el dueño sobre los caballos que necesitaban alquilar para por fin llegar a las cabañas.

—Ya está todo arreglado, en cinco minutos nos vamos— les avisó Francia mientras los guiaba a sus caballos.

Adrián no podía subirse y Luis se había caído de boca más de tres veces, el señor los intentaba ayudar diciendo dónde debían poner los pies y como impulsarse pero el par seguía sin lograrlo.

Más de 15 minutos después ya estaban todos arriba, iban siendo guiados por la señora y tres tipos más. Los caballos caminaban lento por un camino de tierra, el sol era abrazador y los golpeaba de frente, ya habían perdido la noción del tiempo, sólo sabían que llevaban allí más de una vida. Diversos árboles dejaban atrás, la caminata parecía infinita, no había ni rastros de alguna cabaña por ese sitio.

—¡Pssss!— Luis intentaba llamar la atención de Sofía —¡Wey!

—¿Qué?— preguntó fastidiada

—¿Tú te imaginas que nos estén llevando por ahí pa' matarnos y sacarno' los órganos? yo vi un documental un día donde mataban a lo' turista' así.

—Nosotros no somos turistas.

—¿Ajá ¿y? ellos no lo saben, yo no quiero que me quiten na' es más yo me atrevo a devolve'me— por suerte ellos eran los últimos de atrás y nadie le estaba prestando atención a la conversación tan 'normal' que estaban teniendo.

En una semana los iban a volver a buscar porque esos caminos que habían tomado eran confusos y de regresar por su cuenta se iban a perder, llevarlos e irlos a buscar era parte del paquete que María había firmado.

—¿Quieren detenerse un rato para descansar y comer algo o quieren seguir?— les preguntó Francia deteniendo su caballo y atravesándolo en el camino.

—Si, si plis vamo' a parano'— María los miró a todos para ver si estaban de acuerdo y así era, se detuvieron bajo unos árboles y ataron los caballos.

—¿Falta mucho?— preguntó Sofía acercándose a Francia quien estaba sacando unos sándwiches de una caja plástica.

—Como una hora más o menos a esta velocidad.

—No pero era mejor venir ayer porque a e'te paso vamos a ga'tar la semana en el camino— rodó los ojos con fastidio y se fue a sentar al lado de su amiga.

—Tengo una maldita hambre— gruñó María mientras se aireaba con la gorra.

—Por dos— se recostó del árbol y dejó que el aire la refrescara, Francia les pasó los sándwiches a todos con una botella de jugo, estaban exhaustos y hambrientos así que devoraron eso en un segundo, descasaron por 15 minutos más y volvieron a su caminata. 

Como Francia le había dicho anteriormente duraron más de una hora de camino ya que aparte del camino debían atravesar un rio que aunque era un poco ancho no llevaba casi nada de agua. Al llegar todo había valido la pena, el lugar parecía sacado de una historia de hadas, tenía cuatro cabañas una frente a la otra, era como un enorme círculo rodeado de árboles y flores, con una fuente en el centro de un pequeño canal artificial que atravesaba el frente de las cabañas, el lugar era casi un sueño, se veía mejor en vivo que en las fotos de la página. Los chicos se bajaron de los caballos pero dejaron sus equipajes.

—¿Pueden venir por favor? les daré un pequeño ''Tour''— Los llamó Francia haciendo comillas con los dedos. —El lugar cuenta con cuatro cabañas de las cuales sólo tres están habilitadas para dormir, la cuarta es una especie de despensa-cocina, ahí van a encontrar todo lo que necesitan como comida, la cocina, cosas de primeros auxilios y otras cosas que si revisan sabrán.

Entraron a la cabaña, la señora les mostró donde estaban la mayoría de las cosas, al finalizar el Tour como dijo ella los dejó organizarse no sin antes hacer que María firmara algunos papeles más sobre el alquiler.

—OK según yo ya estamos organizados por defecto, Sofía y yo, Verónica y Anthony y Luis y su novio— dijo María en tono burlón lo último provocando una mala mirada por parte de Adrián.

Cada cabaña tenía dos camas; una grande y otra individual, los chicos se pusieron cómodos, arreglaron algunas cosas y revisaron el regalo de bienvenida; consistía en una canasta con frutas,  chocolates y un termo que tenía el nombre de la página, Green Life. Después de un largo rato salieron encontrándose a Francia todavía ahí. 

—Muy bien chicos estos son los mapas del lugar, espero que no salgan a explorar sin ellos, porque aunque es un viaje para estar con la naturaleza perderse por aquí es muy común ya que todo se parece, pero les reitero, no salgan sin sus mapas, aunque no hayan animales salvajes no quiero que pasen un mal momento y se lleven un recuerdo agrio de su estadía aquí, eso era todo, bienvenidos y disfruten su semana en este pequeño paraíso, el domingo en la mañana los venimos a recoger—  después entregarle a cada uno sus respectivos mapas y enseñarles cómo usarlos se despidió dejándolos disfrutar, tomó los caballos con ayuda de los hombres y se marcharon.

—¡Ahora si se va a armar el verdadero desacato!—  gritó María agitando sus manos con botellas de alcohol.


La Ciguapa 🔹 (sin editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora