Egoistas

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Ya estaban en Diciembre y el frío se colaba hasta sus huesos haciéndolo temblar como una hoja. Ansiaba regresar a septiembre donde Mark no lo esquivaba tanto o lo miraba con cierta culpa. Ya para esas alturas Jackson había descubierto que el pendrive no estaba en su respectivo lugar y estaba esperando que su novio le dijera que lo había tomado. En un principio creyó que Yugyeom pudo inventarse eso de la memoria para que enfrentara a su chico pero ese niño no sabía en primer lugar que el elemento era suyo y que antes estaba en su despacho, así que lo único que podía pensar era en darle la razón al pelirosa. Mark había robado el pendrive para proteger su imagen, lo entendía porque esas fotos podían arruinarle la carrera, la vida, lo que fuera pero se sentía un completo estúpido traicionado y usado.

Algunas veces cuando ambos estaban solos en el despacho tenía ganas de preguntarle si alguien había tocado aquel cajón pero estaba esperando a que Mark lo confesara y por como venía la cosa aparentaba que así iba a hacer. Desde hacía algunos días el rubio andaba raro como si quisiera decirle algo ¡Tenía que decírselo ese mismo día o explotaría! Ya no sabía ni que relación tenían pues se limitaban al trabajo y cuando su chico trataba de darle algún beso o invitarlo a su apartamento él se negaba. Primero por la memoria, segundo porque se había enterado que estaba por mudarse y nunca se lo había contado y tercero porque Bambam tenía algunas fotografías de su novio con otro tipo. Si era el cornudo más grande de Asia tenía derecho a saberlo de una buena vez por todas.

Cerca de las diez de la mañana tuvo una reunión con Jaebum, los del piso quince y un representante de cada departamento ya que estaban discutiendo sobre las fiestas. El chino no estaba pendiente de lo que se decía o no ya que la navidad y el año nuevo le daban igual desde que todas esas bonitas ideas de robarle besos bajo los muérdagos habían sido opacados por todos los sucesos actuales. Su vista estaba fija en Mark, en su manera de hablar, de anotar, de leer y preguntar todo. No había duda alguna que estaba enamorado de ese chico, sabía que le perdonaría cualquier cosa pero se sentía triste y molesto, ya no quería continuar con esa distancia porque sabía que también estaba afectando al rubio que le regaló una bonita sonrisa cuando se percató de su mirada incisiva. Mierda que era bonito cuando se sonreía pero mucho más lindo era cuando gemía su nombre. Tal vez era la abstinencia la que lo traía arañando las paredes pero si aceptaba esas invitaciones a su casa y pasaba algo ya no tendría dignidad como hombre.

Al finalizar la reunión sólo entendió que el salón que habían reservado para la cena del veinticuatro les había cancelado por problemas externos entonces deberían de ambientar el edificio para hacer allí la fiesta porque no encontrarían un salón a esas alturas faltando tan poco. A Jaebum no le bastaba con haberlos matado en trabajo con el contrato japonés si no que ahora hasta les había dado algunos días 'libres' para que se centraran únicamente en ambientar la empresa para esa fecha. Los pisos que deberían de arreglar eran los de reuniones, piso ocho, nueve y diez, dejarían el once libre para las reuniones de último momento y lo utilizarían de depósito. De sólo pensar en todo lo que tenían que mover a los demás pisos y todo lo que tenían que traer se agotaba, de suerte que había demasiada gente involucrada con las fiestas y si podían organizar una orgía multitudinaria encubierta y secreta eso era pan comido para los empleado de G7MS.

Aún no había descubierto el secreto de la Party O si es que tenía alguno, tal vez simplemente utilizaban esa fiesta para divertirse y relajarse, no lo sabía. Entendía los porque de que nadie debía enterarse pero habían cometido el gravísimo error de dejar que un niño participara en ellas. Bambam era menor y sin embargo había estado allí. Él le había costado largas horas entrar a esa fiesta a buscar a Mark. Si bien le había dicho que le bastó con sacudir al tipo del estacionamiento no era verdad, hizo guardia varias horas hasta darse cuenta de la manera correcta de entrar, tuvo que engañar a un hombre diciéndole que había visto que alguien rayaba su auto y en agradecimiento antes de que saliera corriendo en vano le entregó la entrada y el antifaz. ¡Dios esa relación estaba basada en mentiras y omisiones! Por ambas partes, claro.

G7MS [Markson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora