Capítulo 28

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Irimi me había llevado a una zona no tan transitada del parque. Comenzó a explicarme sobre la resonancia y cómo podía lograrla, tenía en mente que no lo lograría a la primera, ni siquiera que lo lograría hoy, pero fue extraordinario ver cómo rápidamente se me iba dando.

Una punzada llegó a mi lado derecho de la cabeza, bajé esta sosteniéndola con mi mano.

—¿Todo bien?

Asentí, sintiendo cómo iba disminuyendo el dolor. Abrí los ojos para seguir charlando con ella. Sin embargo, ella inmediatamente tapó mi ojo derecho.

—¿No puedes controlar tu Kakugan?—luego de pensar detenidamente qué era el Kakugan asentí— No dejes de pagar eso ojo hasta llegar a la cafetería.—

Al llegar al departamento lavé mi rostro repetidamente esperando que con eso se desapareciera el Kakugan, pero con dificultad se fue desvaneciendo luego de minutos. Aproveché y salí a caminar sin rumbo, estaba decidida a ir con Anteiku, había firmado mi sentencia yo sola.

—¡Mirei!— una voz bastante conocida gritó a espaldas de mí, al girarme divisé a Juuzou corriendo hacia mí. Los dos caminamos por el parque charlando. Me contó que él asistiría a la misma misión que quizás yo asistía. Me resultaba increíble su calma ante todo, decía que no moriría y mataría demasiados ghouls, mientras yo iba a morir, no tenía otra cosa qué hacer ahí que morir. Nuestros puntos de vista eran demasiado distintos.

—Suzuya, seremos buenos amigos, ¿Cierto?

—Lo somos.

—Perfecto.

Seguimos caminando por el lugar, compramos algunas cosas para comer y matar el tiempo hasta que recibí un mensaje de Touka pidiendo mi presencia en Anteiku. Me despedí con miedo de que fuera la última vez que lo viera, o qué él me viera como ghoul y me asesinara.

Al llegar a Anteiku me indicaron que estaría de apoyo con Irimi, no pelearía si no era necesario. Eso era bueno, no tenía tantas oportunidades de ver a Juuzou ahí.

Me duché y comencé a buscar ropa para la ocasión. ¿Qué ropa se lleva a eventos cómo esos? Tomé un par de tenis y pantalones negros, la playera más oscura que tenía era una gris con el estampado de un zorro. Cuando terminé de alistarme me di cuenta que llevaría la capa de Aogiri así que había resultado estúpido preocuparme por la ropa

Intentaba esperar paciente, pero sabía que lo que estaba haciendo era un suicidio. Caminaba de un lado a otro, abría el refrigerador, lo cerraba; caminaba por todo el departamento desesperando más a Touka.

Finalmente nos fuimos en distintos grupos, en el lugar nos volvimos a dividir en más grupos. Touka y Nishki se fueron por otro lado en busca de Yomo, Uta y el señor rarito de  cabellos violetas.

Irimi por medio de un plano comenzaba a trazar por dónde habían ghouls, dónde estaban los de la CCG y en dónde iban los nuestros.

Perfecto, me había tocado hacer nada. Me escondí entre escombros para tener una vista de la CCG, se veían bien todos con sus uniformes.

—¡Detenganlo! ¡Mi moto!— oí a uno con gabardina gritar. Seguido del drama del señor vi a Juuzou saltar de una motocicleta disparando a diestra y siniestra. Volteé hacía Kimi quién rápidamente eliminaba los ghouls del mapa, al mismo tiempo que comenzaba a ingresar gente del CCG al lugar.

—¡Hey! ¡Ustedes!— alguien gritó distrayendonos —¿De qué equipo son?

—¿Eres del equipo de Rabbit, Ayato?— respondí con otra pregunta.

-Eres del equipo de Ayato?- pregunte levantándome para ganar algo de tiempo

—No, soy del equipo de los hermanos Bin ¿De qué equipo son?

Koma llegó por detrás asesinandolo, su sangre salpicó alcanzando hasta mí, me tapé asqueada.

—¿No te han dicho que no hables con extraños, o quieres conocer la furia del Mono Demonio.— No sabía si era una broma o amenaza de Koma. Este se dió la vuelta y siguió con los demás, retiré la máscara observando mejor mis manos, la sangre había alcanzado hasta ellas. Por supuesto me tentó a lamerla, tal como si fuera caramelo que deslizó por mi mano. Era un sabor jodidamente extraño, no era posible compararlo con algo, simplemente era sangre.

—Se separaron— avisó Irimi —, no se separen.—  les ordenaba por medio de un micrófono. —Es inútil, no me escuchan.—

Irimi mencionó que Uta, Tsukiyama y Yomo  se habían dividido de Nishki y Touka. No sabía si era posible que estos dos hicieran buen equipo juntos.

Me esforcé para yo usar la resonancia, Touka y Nishki igual estaban separados. Hacia Touka se dirigía alguien que parecía emanar demasiada energía, fuerza, algo por el estilo.

—Voy con Touka.

Me coloqué mi propia máscara y corrí sin esperar respuesta de los otros. Quería ser de ayuda, o al menos servir de carnada.

Vi a Touka correr por el lugar, a unos metros, a espaldas de ella, estaba un ghoul decidido a atacarla. Corrí nuevamente hacia ella para quitarla del camino, esperaba el ataque para mí, pero no había nada. Miré sobre mi hombro para encontrarme la sorpresa de un kagune, mi kagune. Sentía mi espalda baja quemar.

—¿Qué haces aquí? Es peligroso.— Touka estaba molesta, me jalaba del brazo en dirección opuesta al ghoul.

—Vaya, vaya. ¿Qué tenemos aquí?— su voz me causó un escalofrío, miré su máscara confirmando que era Ayato.

—¡Ayato!— gritó Touka  —¿Dónde tienen a Kaneki?—

—¿A esa bolsa de mierda? No lo sé, estoy seguro que Jasón ya se habrá divertido con él.

Touka se abalanzó contra él y comenzó a atacarlo, retrocedí con miedo. Nunca había visto una pelea de humanos, mucho menos de ghouls.

—Eres igual de frágil e inútil que aquél pedazo de mierda. Él siempre decía que yo era igual que él, pero no es así. Siempre estuvo equivocado, fue débil y por eso terminó así.

¿Hablaban de Kaneki...?

—¡Él dio la vida por nosotros, pedazo de mierda!

No, hablaban de su padre.

—Hum, eres demasiado aburrida y predecible.— Ayato dejó de esquivar para comenzar a atacarla. Touka intentaba defenderse y atacar con su kagune, pero era en vano. —Nunca podrás volar con esas alas. ¡Será mejor que te las arranque!— la tumbó al piso bocabajo sentándose a horcajadas sobre ella, devorando su kagune e insultandola de todas las maneras posibles.

Pensé que era el momento estupendo para atacar, pues estaba distraído. Conecté todas mis extremidades a mi cerebro y fuí contra él.

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Qué puta hueva escribir esta madre y ni siquiera sé si alguien lo sigue leyendo alch.

Tan solo comida (Ayato Kirishima)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora