Capítulo 6

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Al llegar al salón me fui directamente a mi lugar, pues no hablaba con mucha gente así que no era necesario saludar. Pude sentir la mirada de Yui sobre mí, era normal que me estuviera viendo, pero esta ocasión era quizás porque no estaba con Ayato. No le tomé demasiada importancia y me puse a observar por mi ventana, amaba mi lugar pues en primavera tenía la mejor vista de los cerezos; en esta ocasión parecía como si fuera a caer una gran nevada.

Pasaron los minutos y la gente seguía llegando, yo seguía con mi vista en aquel cielo nublado y mis pensamientos sobre mi primer día de trabajo. Sentí que alguien se había colocado a un lado de mí, pero no le di mucha importancia.

-¿Acaso vas estar ignorándome?- Volteé y vi a Ayato serio, con su ceño fruncido, aunque creo que era algo común en él.

-¿Ignorándote?- Pregunté fingiendo confusión.

-El día de ayer estabas de rara, rechazando el irte conmigo poniendo de escusa que "irías a otro lugar" y hoy en la mañana soy totalmente ignorado- Reclamaba Ayato, ahora sí se notaba más enfadado.

-Ayer SÍ tenía algo que hacer y hoy.... hoy solo quise ir por un camino distinto- Respondí seria, en realidad no sabía porqué le estaba dando explicaciones, no tuvo tiempo para reclamar otra cosa pues el profesor había llegado mandando a todos a su lugar.

En mitad de la clase aun tenía ese leve dolor de cabeza, lo más probable es que fuera por no poder dormir bien, luego de unos minutos sentí que todo se movía, parpadeé varias veces pero el mareo no se iba. Cerré mis ojos y comencé a sostener mi cabeza entre mis manos. Después de un destello nada era igual. Al rededor de mí había gente con batas y cubre-bocas, era como un hospital, pero yo estaba atada a la camilla. Había un hombre, el cual me resultaba conocido, que había inyectado algo a un suero, después todos inyectaban alguna parte de mi cuerpo. Yo estaba sintiendo todas esas inyecciones, pero eran más dolorosas de lo normal. Dolorosas corrientes recorrían mi cuerpo, comenzaba a gritar al mismo tiempo que mis lágrimas salían como chorros, pero era en vano, pues nadie parecía importarle mi dolor. Seguía retorciéndome de dolor hasta que todo se tornó oscuro y caí inconsciente.

AYATO

Desperté algo temprano, cosa que odiaba, tomé un baño y me cambié con ropa "normal", pues aun no tenía aquel odioso uniforme que luego tendría que usar. Me dejé caer en el sofá y así perder un poco de tiempo viendo la TV, pero no podía concentrarme en lo que pasaban por la pantalla, el recuerdo de haber besado a Mirei me invadía y por alguna razón me hacía sentir mal.

-¿Y ahora? ¿Tendré que pedirle disculpas?- chasqueé la lengua y me incorporé algo molesto -Necesito hacerlo si quiero que todo salga como deseo- Tomé mi mochila y salí del apartamento no sin antes apagar la TV.

-¿Estás? Ábreme la puerta- tocaba la puerta -Necesito hablar contigo- seguí tocando, pero no recibía respuesta. +Supongo que no pasará nada malo si entro a ver...+ pensé abriendo la puerta, al entrar vi que no estaba ella ni su mochila. Suspiré enfadado, era la primera vez que batallaba tanto con alguien. Antes de salí vi la carta que había dejado el día anterior arrugada en el piso. +Si me apresuro la puedo encontrar en el camino+ cerré la puerta y me corrí buscándola.

Había llegado al instituto y no me la había encontrado en el camino, bufé enfadado al entrar y verla ahí. Estaba ella con una chica rara platicando, Mirei me daba la espalda por lo que no me había notado. Estaba bastante enfadado así que solo me limité a verla. Luego de unos segundos me marché maldiciéndola.

Antes de que comenzaran las clases debía ir a las oficinas para arreglar asuntos de papeleo y todas esas cosas. Al haber terminado todo eso me fui directo al salón, ahí la vi sentada observando por la ventana. Acomodé mi mochila y me coloqué a un lado de su lugar, sabía que ya me había notado, pero no era para voltear o algo.

-¿Acaso vas estar ignorándome?- pregunté enfadado

-¿Ignorándote?- respondió con otra pregunta fingiendo confusión, ¿En serio? Hasta un niño de años puede saber que está fingiendo.

-El día de ayer estabas de rara, rechazando el irte conmigo poniendo de escusa que "irías a otro lugar" y hoy en la mañana soy totalmente ignorado- reclamé más enojado. Nunca me imaginé reclamándole a una vil humana por ser ignorado, cuando bien podía matarla de un golpe, pero necesitaba que todo saliera como quería.

-Ayer SÍ tenía algo que hacer y hoy.... hoy solo quise ir por un camino distinto- Respondió seria, parecía como si no le importará todo mi coraje. Apreté mi mandíbula enojado, iba a reclamar más cosas, iba a explotar, pero la salvó la campana y lo único que pude hacer fue sentarme y escuchar toda la mierda que salía del profesor.

Todo era normal, y con "normal" me refería a una total mierda, ¿Cómo es que Ayato Kirisima (Uno de los ghouls más poderosos de Aogiri) estaba tomando clases rodeado de humanos? Mantenía mi mente en otro lugar para no cansarme y matar a todos de una vez. De vez en cuando veía a Mirei sentada en su lugar, sin hacer nada, solo poner atención a las clases. Todo siguió igual hasta que vi que Mirei comenzó a actuar algo raro, se notaba algo perdida y asustada. De la nada comenzó a gritar sin razón alguna. Gritos muy parecidos a cuando torturas a alguien. Todos en la clase comenzaron a verla asustados, esta lloraba a chorros y parecía estar sufriendo demasiado.

-¡Hey!- Grité tomándola del brazo, pero esta no reaccionaba, comencé a zarandearla de los hombros pero no daba ninguna respuesta. Seguí agitándola, hasta que en un momento cesaron los gritos y miró a la nada por unos segundos para luego caer inconsciente sobre mi pecho.

-Oye, despierta- Intentaba regresarla con pequeñas palmadas en sus mejillas, pero era en vano. Me agaché y tomé sus piernas con cuidado y con agilidad la levanté, salí del salón y la metí en la enfermería. Ahí la recosté sobre una de las camillas.

Necesitaba saber si al menos seguía viva, si su corazón latía bien o algo, miré alrededor y no había nadie, estábamos completamente solos. Retiré su suéter para que solo quedará con la blusa del uniforme; pegué mi oído en su pecho y pude escuchar con demasiada claridad su corazón, al menos ahora sabía que estaba viva. Me incorporé y la vi unos segundos, no sabía muy bien qué hacer. Pegué el dorso de mi mano en su frente, estaba hirviendo.

Busqué por toda la enfermería hasta encontrar un termómetro con el cual le tomé la temperatura. Este pequeño marcaba 38°, qué según sabía esto era alto. Tomé mi celular y comencé a buscar qué hacer cuando alguien tiene fiebre y me puse en marcha. Tomé un pañuelo y metí en agua, para luego escurrirlo y ponérselo en su frente. Repetí esto varias veces hasta que volví a tocar su mejilla para ver cómo estaba. Su temperatura había bajado, pero me había quedado congelado al tocar su suave piel, era algo raro para mí.

-¿Hola?- Entró una chica a la enfermería, inmediatamente quité mi mano de la mejilla de Mirei-Oh, lo siento, no sabía que había gente aquí- rió algo nerviosa -Ah, es la chica de la mañana- se acercó a nosotros 

-¿Se conocen?- Pregunté
-Algo así- respondió -En la mañana se le cayó algo y se lo regrese, solo fue eso- me vio unos segundos -¡AH! Tú eres el chico que la vio raro... Entonces, ¿Eres su novio?- parecía sorprendida 

-¿Novio?- Iba a negarlo cuando recordé todo el espectáculo  que había montado -Ah...sí, se podría decir que sí- 

-Ya veo... por cierto, me llamo Hinata, Hinata Usui- Se presentó sonriente
-Ayato Kirishima, ella es Mirei Hayashi- Había algo en ella que me recordaba a alguien

-Bueno, entonces me voy. Hasta luego- Se marchó con una gran sonrisa

Bruh v:

Tan solo comida (Ayato Kirishima)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora