Cap. 1. Inicios."Un reino que se funda en la injusticia no puede perdurar" (Sócrates).
Laia
Circonita, capital de Reino DiamanteNo voy a poder aguantar mucho más su ritmo.
Mi resistencia se desvanece mientras trato de seguir el ritmo al que Javier marca. El sudor se desliza por mi piel, empapando mi vestido hasta convertirlo en una segunda piel. Cada zancada parece más pesada que la anterior, y aunque Javier, al percibir mi agotamiento, disminuye ligeramente la velocidad, aún me cuesta mantener el ritmo.
— Vamos. ¡Date prisa! — me pide con urgencia.
Nos adentramos en un callejón angosto y oscuro, dejando atrás la bulliciosa plaza central. El eco de nuestros pasos resuena contra las viejas paredes de piedra, amplificando mi ansiedad. Javier intenta calmarme con promesas de que estamos cerca, pero su seguridad ya no logra reconfortarme. Algo no encaja. Lo siento en mis entrañas.
Entonces, todo sucede demasiado deprisa.
Choco contra el cuerpo de Javier como si fuera un muro de piedra. La sorpresa me arranca un jadeo y, en medio de la confusión, trato de recuperar el equilibrio.
— ¡Javier! ¿Se puede saber qué haces? — exclamo, furiosa y desconcertada.
Antes de que pueda comprender lo que sucede, sus manos se cierran sobre las mías con una fuerza que me deja sin aliento. No es el toque suave y protector que he llegado a conocer. Es firme, autoritario. Inflexible.
— ¡Soldados! ¡Aquí! — chilla él.
El aire parece congelarse en torno a mí. Sus palabras me atraviesan como un cuchillo helado, paralizándome en el acto. No puedo asimilar lo que acaba de ocurrir.
¿Soldados? ¿Qué está diciendo?
Mi mente intenta desesperadamente procesar la traición que acaba de revelarse, pero los acontecimientos se precipitan antes de que pueda reaccionar. Los guardias reales nos rodean rápidamente, como si hubieran estado esperando esta señal. Escucho un murmullo de aprobación de uno de los oficiales.
— Bien hecho, capitán — felicitan a Javier.
Soy inmovilizada bruscamente y arrastrada hacia la pared más cercana. La fría piedra se presiona contra mi espalda. La autoridad en la voz de Javier, el mismo hombre en quien había confiado ciegamente, es un golpe cruel que resuena en mis oídos.
— Comprueben que no lleve nada — pide con voz autoritaria.
— Javier, ¿qué demonios es todo esto? — exijo saber.
Intento librarme del agarre de los guardias, pero no puedo. Son dos hombres los que me sujetan y bloquean cada uno de mis movimientos. Siento varias manos deslizarse por todo mi cuerpo, moviéndose con una mezcla de urgencia y precisión, como si tuvieran un propósito claro. Recorren cada centímetro, explorando cada pliegue y curva con dedos expertos. No pasa mucho tiempo hasta que siento un ligero tirón en uno de los bolsillos de mi vestido.
En ese instante lo sé, sé que han encontrado lo que buscan: el collar de esmeraldas de los duques.
Mierda.
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El Rey de Hielo [EDITANDO]
عاطفيةLaia ha pasado toda su vida huyendo de un pasado oscuro y de las deudas que su padre dejó tras su muerte. Su fortaleza y espíritu desafiante la han mantenido con vida, pero todo cambia el día que es llevada ante el rey Dorian. Él es un hombre calcul...