Sueños y primeros comentarios

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Johan era, como muchos, un simple muchacho de ciudad, llamado a miles de cosas. Un todista innato. Era músico, cantante, le gustaba pintar pero más dibujar, no era muy aficionado al fútbol como sus demás amigos de la universidad, era hábil para las letras como ninguno, pero también le fascinaban las matemáticas. Se interesó mucho en la lectura desde que un amigo suyo le obsequió un pequeño "librillo" de poesías de un autor piurano. Su familia buscaba que él fuese una persona íntegra y sobresaliente para lo cual lo habían formado. Egresado de un colegio mixto donde obtuvo primeros lugares, acreditaciones por su excelente comportamiento, diplomas por concursos interescolares en los cuales obtenía uno de los puntajes más altos, sus pasos de fuego en los concursos de danza eran infaltables junto con sus inesperadas pero bellas improvisaciones que le llevaban tiempo perfeccionar.A sus dieciséis años se interesó por la administración, lo que lo llevó a postular a la conocidísima Universidad de Piura, e ingresar. Sus padres, absortos con la noticia, felicitaron al joven muchacho; y el día de Navidad, en la cena de medianoche, les informó que se iría de casa para trabajar y estudiar. Y así empezó todo:Empezó a pensar en su nuevo futuro, en su nueva vida como universitario... "Cuidado cachimbo de m..." le gritaron los estudiantes de la facultad de derecho cuando pasaban por su costado. Ese grito solo lo llevó a reconocer que no estaba ni en casa ni en su colegio. Se aproximaba al salón de clases en donde se le abrirían las puertas para un nuevo comienzo."Buenos días, señoras y señores. Mi nombre es Rafhael Arteaga Solís y conmigo llevarán el curso de Matemática I. Espero que sean alumnos conscientes que ya no están en el colegio donde las oportunidades van y vienen a su antojo. Esta casa de estudios es seria y demanda sacrificio de parte de ustedes. Espero que cuando realicen su tesis me pueda sentir orgulloso de haberlos formado por primer año. Les doy la bienvenida a todos. Ahora recuerden que yo siempre voy a ser para ustedes un formador para que puedan salir de esta sala a la vida convertidos en personas reales y verdaderas..."."...mi hermano dijo que eso iba a decir..." mencionó un alumno que estaba sentado delante de Johan. Se lo decía a la chica que se sentaba al costado de Carlos Paiva Jiménez, el amigo de la hermana de Johan. La chica se llamaba Silvia Robles Turés. "¿Tienes a tu hermano estudiando aquí?" – preguntó Johan al chico que estaba sentado delante suyo. Sí, se llama Hugo Ybañez Castro.¿Hugo? ¿Hugo Ybañez? ¿En serio él es tu hermano?Sí, ¿lo conoces? – me dijo sonriéndome. Claro. Tu hermano me ayudó alguna vez con unos problemas matemáticos en el colegio... En ese entonces él tenía veintiún años... Ahora debe tener como veintitrés o veinticuatro...¡Acertaste! Tiene veinticuatro... Por cierto, hola, me llamo Walter Ybañez Castro. Mucho gusto señor... – Johan, Johan Arévalo García... – Y estrecharon su mano como pactando el inicio de su nueva amistad.

Los años y el EsclavoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora