Y fue por tus ojos

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Empezaron ambos a salir luego de las clases en la UDEP, así salieran muy tarde o muy temprano, ambos salían a tomar algo, a ver una película, a alguna plaza o a algún lugar que les gustase. Las personas que los conocían y los veían, repetían la misma frase de Flavio. Eran ambos almas gemelas que no se daban cuenta de la existencia del otro.

Los dos eran inseparables en los pocos meses que se conocían, y ya se acercaba el cumpleaños de Fiorella. Johan quería hacerle algo especial por su día a su amiga, pero no encontraba nada para regalarle. Por ese entonces, había terminado de leer "Cien años de soledad" y, como estaba bien cuidado, decidió regalárselo. Un regalo sencillo para una chica sencilla como ella. Envolvió el regalo y le colocó una tarjeta que decía: "La primera vez que te vi, te dejé esto..." En la universidad la vio, la abrazó, la felicitó y ella, a su vez, le jaló el regalo entusiasmada y emocionada.
-¿Qué es?
-Ábrelo... - Y juro que vi rodar una pequeña lágrima de felicidad en el rostro de Fiorella al ver nuevamente ese libro y la nota de la tarjeta. Solo lo abrazó y le agradeció el detalle.
Se separaron y Johan vio a los compañeros de clase de Fiorella. Habían decidido realizarle una fiesta en el conocidísimo L'Ancora. Invitaron a todos en la U y Johan, esa noche, buscó a Flavio, el trabajador de "Sarcletti" para que lo acompañase a la fiesta.
Llegaron ambos a la fiesta sorpresa y toda la gente los miró como bichos raros; excepto las personas que conocía a Johan y eran sus amigos. Encontró a gente de otras facultades que conocían mucho a Flavio y Johan; y se unieron a ellos.
Llegada la hora, todos se escondieron debajo de las mesas para (de verdad) sorprender a Fiorella."Sorpresa". En ese momento, empezó la fiesta. Todos se divertían, bailaban, y en un momento de la noche, Fiorella sacó a bailar a Johan.
-Fio, no bailo...
-Hazlo por mí... ¿Sí?
Y en ese momento Johan miró como aquella noche en el supermercado a Fiorella: a los ojos; y vio en su hermoso y fino rostro esos ojos que le encantaban, que le fascinaban ver y esa encantadora sonrisa.
"Me enamoré" susurró. Y para él, aquella noche fue inolvidable...
De no ser por la partida de su mejor amigo, no hubiese encontrado a Fiorella. Y ambos tenían mucho que vivir aún.
Aquel baile duró poco, comparado con otras canciones que bailaban luego; pero fue un instante en el que Johan quiso mirar más allá de lo que había en Fiorella: observó a una chica, penúltima de cinco hermanos, con un hermano fallecido; el cual era su mejor amigo cuando pequeñas. Observó a una fuerte mujer capaz de enfrentarse a todo por lo que sueña; pero también un alma de cristal que aparecía en escasos momentos de tensión y angustia.
Todo eso en una pieza de baile. Ese espacio de tiempo, ambos se miraron; mas el único que de verdad prestaba cierto interés por el otro era Johan. Fiorella solo lo miraba y sonreía porque lo veía feliz y por haber conseguido que saliera a bailar.
Se fue Johan de la fiesta jalando a Flavio. "Gracias querido amigo y muy linda la fiesta de esosbrothers" dijo Flavio, despidiéndose del motorizado; y éste a su vez, salió lo más rápido hacia su casa.

Los años y el EsclavoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora