Luego de la sesión de clase, Johan salió presuroso con su libro devuelto a buscar a Fiorella. Estaba rodeada por un montón de amigos y amigas de Johan, que al instante lo llamaron. Hablaban sobre los catedráticos, los problemas en Piura, en casa, etc. Johan solo sonreía a cada comentario que hacían los participantes en aquella amena conversación
-Y tú Johan, ¿que nos cuentas? – Preguntó Javier Herrera.
-Bien bien... Gracias a Fiorella recuperé el libro que compré.
-Ahh, bien ahh... Que buen detalle tuviste Fiorella.
-Jaja sí, no fue nada. - Dijo ella con una tierna sonrisa.
-Bueno chicos, me voy. Estoy muy cansado. Cuídense.
-¿Te vas Johan? ¿En qué te vas? Puedo llamar a mi papá para que nos venga a ver y como que conversamos un rato más... - Le dijo Fiorella cuando estaba a unos escasos metros del estacionamiento.
-Fiorella, tengo una moto y no la puedo dejar aquí – Le dijo sonriendo sarcásticamente.
-Okay, mejor aún. ¿Tienes planes para hoy? – Y al instante agarró su nuevo celular como pensando llamar a alguien.
-No, y la verdad si me gustaría hablar contigo, como para conocernos.
-Perfecto. Dame un segundo. – Y marcó el número de su papá avisándole que llegaría tarde. – Vamos.
Y se enrumbaron hacia lo más próximo del departamento de Johan, a una cafetería a la que él frecuentaba seguido.
"Sarcletti" era la cafetería más próxima al centro de Piura y a la cual Johan frecuentaba cuando tenía que despertarse con un preciso café. Ambos se sentaron en la mesa más próxima a la entrada y se miraban sonriendo como viejos amigos que quieren contarse miles y miles de aventuras.
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Los años y el Esclavo
RomansaPrólogo del relato Me pareció buena idea escribir sobre lo que alguna vez transcurrió en aquellos hermosos, grises, despejados y tormentosos años; como lo vivió el gran Johan, que bien podía aparentar ser un adulto muy bien formado, maduro para su n...