Stiles me llevó a casa en su Jeep. Ninguno de los dos dijo nada hasta llegar a mi casa. Se bajó del coche y me acompañó hasta la puerta.
—Mañana es el cumple de Lydia —dijimos los dos a la vez, y reímos.
—Hemos sido terribles con ella, ¿qué le vas a regalar? —le pregunté.
—La verdad es que dudé bastante, en fin, ya lo verás.
—Sí...—susurré asintiendo.
Me sentía incómoda, miraba hacia otro lado porque sabía que si le miraba a la cara mi vista se iría hacia sus labios.
—Oye...gracias por lo de antes. Me alegra que pienses que soy "increíble"...pero la verdad es que no lo soy.
—Stiles, si no lo pensara no lo habría dicho. Lo eres. Eres humano y eres increíble, manejas todo esto sin superfuerza o supervisión o curación...lo que sea, y no lo decía solo en ese sentido, es simplemente tú.
—¿Qué quieres decir? —preguntó mirandome a los ojos.
Titubeé y aparté la mirada, nerviosa y pensando lo que diría a continuación. Él se acercó a mí, yo miraba al suelo, y vi como su mano estaba a punto de coger la mía.
—Buenas noches —susurré, y salí pitando hacia mi puerta. La cerré con fuerza y me apoyé contra ella con la respiración acelerada. Mi padre estaba esperando sentado en el sofá.
—Buenas noches papá, te quiero —dije intentando evitar la conversación. Pero al ver su cara, aunque no fuera de enfado, me hizo parar mi escapada al dormitorio.
Me acerqué a él y me senté sobre su regazo, él me abrazó. Soy una auténtica niña de papá.
—Siempre me estuve preparando para decirte esto, y ahora no sé cómo empezar, la cosa es que lo voy a hacer breve —se aclaró la garganta antes de seguir— nada de acostarse con chicos, mucho menos aquí, y siempre fuiste y serás mi niña. ¿Está claro verdad?
—Claro como el agua, señor —respondí riendo.
—Pero eso no es de lo que realmente tenemos que hablar —dijo más serio— ¿lo sabes verdad?
Yo solo asentí, sabiendo ya, lo que estaba a punto de escuchar.
—Pues, allá voy.
Sé que has conocido a mi amigo Deaton. Verás, Deaton y yo éramos algo así como unos consejeros, para los alfas, nos llaman emisarios. Tu madre Delia, era una ninfa, una ninfa del agua. Ninguno de nosotros había conocido antes a una.
Había leyendas que decían que las ninfas obtenían un alma cuando tenían un hijo con un humano. Por lo que algunos de nuestros compañeros se volvieron contra Delia y contra mí. Decían que era un monstruo sin alma, que debíamos eliminarla antes de obtuviera un alma, que a saber de donde procedía. Aconsejaron a sus alfas para que la mataran.
Delia era una de las personas más generosas que he conocido. Era médico, como yo, solo que hacía algunas trampas con sus poderes. Era de las mejores y llamaba demasiado la atención.
Delia y yo huímos, y vinimos a Beacon Hills. Vivimos aquí, tranquilos, tú naciste...
Pero unos años después, ocurrió. Nos encontraron, era un día normal, como cualquier otro. Yo estaba trabajando, tú en el colegio. Habíamos llegado a pensar que ni siquiera nos estaban buscando.
Cuando llegué a casa ya no había nada que hacer.Mi padre tenía sus ojos llorosos, y yo comencé a llorar. El pensamiento de mi padre en esa situación me hacía sentir mucha pena, por él y por la muerte de mi madre.
—Te quería más que a nadie, y ella misma decía que prefería morir, a no haberte tenido nunca. Lo último que querría que pensaras es que murió por tu culpa.
Debes de saber, que si llega a oídos de algún alfa, que eres la hija de Delia, vendrán a por ti. Sé que son tus amigos, tú eres la que decide si puedes confiar en ellos. No te pongas en peligro.
—Te quiero papá.
Después de la larga historia de mi padre, seguí llorando sin descanso. Quería hablar con él, pero tampoco había nada que pudiera decir.
Me quedé dormida entre sus brazos.🌙
—¡Hola, hola, hola! ¡Buenos días a mi pelirroja favorita! —grité mientras subía la persiana de la habitación de Lydia.
Ella se revolcó en la cama y me gruñó.
—¡Feliz cumpleaños! —grité saltando sobre su cama.
Ella me cogió de un pie y me caí sobre el mullido colchón.
—Gracias.
Ella me abrazó con fuerza.
Hoy tenía un día perfecto programado para Lydia, la acompañé a un montón de tiendas para comprarse los vestidos (sí, en plural) para su fiesta. Además como ocurría todos los años la convencí de que se saltase su régimen para comer pizza y helado.
Por la tarde nos pasamos a casa de Allison para enseñarle los vestidos.
—Hola, ¿podemos pasar? —dije dando unos golpecitos en la puerta abierta de la habitación de Allison. Aunque no esperamos a una respuesta para pasar.
—Supongo que era retórica —respondió Allison riendo— ¿cuántos vestidos te vas a poner hoy? —le preguntó a Lydia, que empezó a sacar vestidos de las bolsas.
—Es mi fiesta de cumpleaños —respondió como si eso lo explicara todo— uno para recibir a los invitados —dijo sosteniendo el vestido frente a ella— un vestido de noche...y luego algo informal.
—He visto que no has mandado invitaciones —dijo Allison con cautela.
—Es la fiesta del año, no hace falta.
—Me preguntaba si este año sería diferente...
—¿Por qué iba a cambiar?
—Pues...ya sabes, por las cosas que han pasado...—le hice una señal a Allison de que parara, pero no me hacía caso— las cosas, y la gente...—intensifiqué mi señal, para que no dijera lo que estaba a punto de decir— como Jackson.
Pero lo dijo. Lo dijo. Lo tenía que decir. Me di una palmada en la frente, no quería ver la cara de Lydia.
—¿Por qué te importa Jackson? —preguntó Lydia con voz muy seria.
—Hmm...¿sabes si irá? —dijo con una sonrisa muy, muy falsa.
—Irá todo el mundo.
—Pero bueno, qué más da, ¡vamos a ver vestidos! —intervine moviendo mis brazos.
—Sí, este es para ti —dijo Lydia enseñándole un vestido de flores— ¡Victoria!
La madre de Allison estaba en la puerta, me sorprendió que Lydia la saludara.
—¿Qué le parece este? —le preguntó Lydia.
—Oh, es muy bonito —respondió ella, bastante desanimada— Allison, ¿puedes venir un momento?
—¿No puede esperar? —le respondió Allison.
—Sinceramente, no puedo esperar mucho, cuanto antes mejor.
—La fiesta empezará a las diez —dijo Lydia.
—¿Estarás por aquí antes?
—No lo sé mamá —respondió Allison irritada.
Victoria solo asintió, y sonrió con tristeza, su expresión me transmitió tanta pena que me hizo sentir mal.🌙
Fui a casa de Lydia con Allison, ella insistió en que lo tenía casi todo preparado, así que no tenía que ayudarla.
Cuando llegamos a su casa, no había nadie, nos encontramos con Scott y Stiles al lado de la piscina.
—Jackson no está aquí —dijo Allison.
—Aquí no hay nadie —respondió Stiles.
—Quizá es pronto —dijo Scott.
—O quizá no viene nadie porque consideran a Lydia la chiflada del pueblo —dijo Stiles.
—No por mucho tiempo —afirmé con determinación.
Cogí mi teléfono y llamé a un par de chicas y chicos del instituto que estaba segura de que gritarían "¡fiesta!" y traerían a medio instituto.
—Supongo que alguna influencia tengo para invitar al equipo de lacrosse —dijo Scott.
—Yo puedo llamar a un par de personas, los conocí la otra noche. Pueden animar esto —añadió Stiles.
Cuando vi llegar, a los invitados por Stiles me partí de risa, había traído travestis a casa de Lydia.
Estuve con Allison la mayoría del tiempo. Estaba peleada con Scott, por lo que yo tampoco podía estar con Stiles.
Bebimos el ponche que había preparado Lydia, la verdad es que sabía raro y amargo, pero lo bebí, ya que era su cumpleaños.
—Puf ¿por qué todo el alcohol sabe igual? —dije asqueada cuando Lydia se fue. Allison se rió, pero su sonrisa se desvaneció con rapidez.
—Hola, ¿podemos hablar un momento a solas? —dijo el chico desconocido de la tablet, que ahora sabía que era Matt.
Allison se fue con él.
Vi a Stiles que por fin estaba solo, y me acerqué a él.
—Eh, hola —le dije con una sonrisa. Pero él estaba mirando detrás mía, absorto, como si yo no estuviera.
Miré hacia atrás, y allí vi a mi padre.
—¿Papá? —susurré.
Una sombra apareció tras él. Un hombre de ojos rojos le agarró del cuello y le rasgó la garganta.
—¡Papá! —grité sollozando corriendo hacia él.
El hombre me cogió del cuello, y me ahogaba sin poder respirar.
—Te dijo que tuvieras cuidado, ninfa —dijo el hombre con maldad.
—¡Ella! —me gritaba Stiles, con sus manos en mis mejillas.
—Stiles...—susurré, llorando entre sus brazos.
—Shh estás bien, ya estás bien —dijo con dulzura.
—¿Ha sido una pesadilla?
—Es el ponche, ha sido Lydia, todos los que han bebido eso están colocados.
—¿Qué hacemos? —dijo Scott.
—¡Eh! ¡No, por favor! ¡Parad! ¡Yo no sé...! —los gritos de un chico nos hicieron dejar de hablar. Alguien acababa de caer a la piscina. Y fue Jackson el que le sacó.
Matt salió del agua. La gente se rió, pero entre nosotros hubo un silencio sepulcral cuando pasó a nuestro lado.
Oímos las sirenas de policía y la gente salió corriendo de la casa, al igual que nosotros.Aquí teneis el segundo capítulo de hoy :)
Laura 🤗
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II: Perilune ↞ Stiles/Isaac/Teen Wolf ↠
FanfictionLibro 2: Perilune (terminado) Libro 1: Apolune (terminado) Libro 3: Eclipse (empezado) Ella Rhodes ha persistido ante los extraños eventos en Beacon Hills, y sobre todo ante el más extraño de todos, Stiles Stilinski. Ahora está lista para afrontar l...