Capítulo 2: Número Catorce

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"Querido diario:
Estoy en racha de dos días seguidos, mi vida últimamente es de locos, pero aquí estoy. Por fin hemos encontrado a Lydia, ella dice que está bien, pero la encuentro rara. Además, sé que no se puede retrasar mucho más la charla sobrenatural, es inevitable.
Pero de momento, me voy al instituto con mi mejor amiga, la corredora loca del bosque."
—¿En serio que no te acuerdas de nada? —le preguntó Allison a Lydia.
—Se llama estado de fuga, que es otra forma de decir que no recuerdas que corriste por ahí desnuda.
—¿Estáis preparadas? —dije antes de abrir la puerta.
—La más rara sigues siendo tú por juntarte con nosotras —afirmó Lydia. Yo reí.
—Pues vamos allá —dije abriendo la puerta.
Todo el mundo se quedó mirándonos. Nos quedamos ahí paradas (las tres locas, la corredora loca del bosque, la de la tía psicópata, y la que se junta con las dos) , Lydia miraba hacia todas partes, incómoda. Pero solo hicieron falta unos segundos para que reaccionara: ondeó su pelo y comenzó a andar como solo ella puede hacerlo.

Más tarde fuimos a ver el entrenamiento de lacrosse. Scott estaba de portero, pero se estaba comportando de forma extraña. Salía de la portería para placar al que debía lanzar para marcar, los tiraba al suelo y parecía que los olisqueaba.
Aquí estaba pasando algo.
—¿Qué está haciendo? —dijo Allison.
Scott intentó placar al siguiente, como había hecho con cinco personas anteriormente, pero esta vez no pudo. Los dos quedaron en tablas, estaban en el suelo. Vimos a la policía acercarse, se llevaron al número catorce, que estaba hacía unos segundos en el suelo junto a Scott. Bajé de las gradas y me acerqué a Scott y Stiles.
—¿Qué está pasando? —pregunté.
—Su padre está muerto, dicen que asesinado —respondió Scott.
Me miró a los ojos con algo de nerviosismo.
—Es hombrelobo —dije casi sin pensar.
—¿Cómo lo sabes? —preguntó Stiles.
—Intuición, supongo.
—¿Le acusan a él? —preguntó de nuevo.
—Parece que no, ¿por qué? —dijo Scott.
—Porque le retendrían en una celda durante veinticuatro horas.
—Pero hoy hay luna llena —dije con preocupación— una celda no aguantará.
—¿No te he dicho que no tengo necesidad de mutilar y matar? —dijo Scott— pues él sí.
—Es Isaac, Isaac Lahey —afirmé, ellos me miraron con curiosidad— me acompañó al baile ¿te acuerdas? —le pregunté a Stiles.
—Sí, me acuerdo.
Me pareció notar algunos celos por su parte, y me aguanté la risa.

Me senté detrás de Stiles y Scott en química.
—Necesitan un testigo para retenerle —dijo Stiles.
—¿Y lo tienen? —preguntó Scott.
—Jackson —afirmé— está con el director, no sabía porqué pero tiene que ser eso, él vive enfrente de Isaac, dice que tiene peleas muy gordas con su padre.
—Tenemos que ir al despacho del director —dijo Stiles.
—¿Cómo? —pregunté.
Stiles tiró una bola de papel, a la cabeza del profesor Harris.
—¿Quién ha sido? —dijo el profesor.
Stiles y Scott se señalaron entre ellos y los mandaron al despacho del director. Stiles no iba a aprobar química hasta que saliera del instituto.

Más tarde no encontré a ninguno de los dos, así que yo misma fui a la comisaría.
—Me gustaría ver a Isaac Lahey —le dije a la policía que había en la recepción.
—No se admiten visitas —respondió.
—No lo entiende, tengo que verle.
—Carla, yo me ocupo —dijo el Sheriff Stilinski, que me hizo un gesto para que le siguiera.
—Gracias.
—Date prisa.
Me había llevado a la celda de Isaac, se fue de allí y me acerqué al chico que estaba entre rejas.
—Hola, ¿qué haces aquí? —preguntó con una voz suave.
—Bueno, lo diré claramente. Eres un hombrelobo, lo sé, y tú también. No puedes quedarte aquí —le dije seria.
—Eh...vale, pero por mucho que quiera, no puedo salir —dijo señalando las rejas.
—Sí, bueno...eso lo sé. Vaya...ni siquiera sé que pretendía hacer viniendo aquí —dije tapándome la cara con mis manos.
—Gracias por venir.
Me senté frente a él y cogí su mano, estaba muy caliente, tanto, que dudé de si mi temperatura corporal era normal.
—Siento lo de tu padre —dije en voz baja.
—Era un capullo —respondió molesto.
—Sí, lo era —afirmé, y él rió—pero también era tu padre.
—Tú no lo entiendes, tu padre es genial, y te quiere.
—Sí...tienes razón —le dije con resignación— pero...ugh, qué más da. Pues sí era un capullo, ¿mejor? —añadí riendo, él también lo hizo, pero su expresión cambió drásticamente unos segundos después.
—Oye Ella...—hizo una pausa— creo que empieza.
Sus ojos se volvieron amarillos, y estaba empezando a sudar.
—Pero...no puede ser, se supone que teníamos más tiempo...
—Tienes que irte. Tu...tu piel —dijo con sorpresa.
Miré mis manos y me entró pánico cuando vi que empezaban a tomar un color azulado.
—No...no, no, no, no...
Cogí mi móvil pero comencé a temblar y caí al suelo.
—¡Ella! ¡Ella! —gritaba Isaac intentando salir de la celda.
Y entonces sentí como llegaba a mí la oscuridad.

🌙

Un gran estruendo hizo que me incorporara de golpe. Mi cabeza me dolía y me sentía mareada por intentar levantarme tan rápido.
—Eh...hola —dijo Stiles.
—¿Qué ha pasado? —pregunté frotando mi cabeza.
—Que eres azul, otra vez, y te has desmayado, y te has despertado con el rugido de Derek —respondió.
—Mierda...¿Isaac? —dije mirando al chico que estaba agachado y asustado. Me acerqué a él y le acaricié el pelo.
—¿Estás bien?
Se sentó en el suelo, a mi lado.
—Ahora sí, pero tú no lo estás.
—Ahh... —mi cuello escocía y mi respiración era entrecortada.
—Ella —dijo Stiles agachándose a mi lado.
—Apartad —dijo Derek, que se acercó para verme. Me cogió con fuerza, abrió mi boca de par en par, pero si esperaba encontrar colmillos, no estarían ahí. Rugió de nuevo, mirándome a los ojos. Me soltó la cabeza con brusquedad.
—¿Stiles qué coño es ella? —preguntó alterado.
—No lo sé ¿vale? Y ella tampoco.
—Estoy bien...el color se irá en unas horas.
Me levanté con dificultad. Derek me miraba amenazadoramente.
—Ella tienes que irte, si alguien te ve así va a ser algo difícil de explicar —dijo Stiles.
—Yo la llevaré a casa —dijo Isaac.
—No, la llevaré yo —repuso Stiles.
—Y si le pasa algo qué vas a hacer ¿eh?
Isaac me cogió de la muñeca y tiró de mí, miré hacia atrás para encontrarme con los ojos de Stiles fijos en mí, para después mirar hacia otro lado. Me dejé llevar por Isaac, que me dejó en casa.
—Si quieres...puedo quedarme contigo hasta que se quite —me dijo preocupado— por si te pasa algo.
—No...no hace falta —respondí, restándole importancia.
—Quiero hacerlo —insistió.
—No te preocupes en serio...
Entonces levanté mi mirada y vi sus ojos llenos de seguridad, titubeé por un segundo y le invité a pasar.
Nos sentamos en el salón.
Nos quedamos en silencio unos segundos. Me levanté para poner algo de música.
—Me gusta tu estilo musical —dijo con una voz seductora, aunque no creí que fuera intencionadamente. Isaac se había convertido en un chico aún más sexy que antes, si eso era posible.
—Gracias por quedarte.
Me volví a sentar en el sofá a su lado. Mordí mi labio inferior, insegura, pensando en como continuar la conversación.
—A veces me pregunto como puedes ser tan jodidamente adorable y sexy a la vez.
Se quedó callado de repente, me hacía sentir nerviosa.
—Ni siquiera sé qué decir —me callé, estaba algo incómoda— tú...¿recuerdas cuando nos conocimos?
—Primer día del primer año, no sabías abrir el candado de la taquilla —reí con nerviosismo— Yo estaba unas taquillas más allá y no quedaba mucha gente porque ya había sonado el timbre, así que me llamaste. Dijiste "Eh hola, soy terriblemente torpe y no sé abrir una estúpida taquilla, así que si pudieras ayudar a esta terriblemente torpe abre-taquillas me harías un gran favor" —lo último lo dijo intentando imitarme, con tono de burla.
—Suena como algo que diría, aunque no lo recuerdo muy bien, has cambiado un montón —respondí riendo.
—Espero que a mejor —añadió sonriendo.
—Mucho mejor —respondí sin pensar (oh-Dios-mío)— quiero decir...
—¿Quieres decir...? —preguntó con una sonrisa pícara.
Me sonrojé y me callé, intenté mirar hacia otro lado.
—Ella —me llamó y me giré para encontrarle a pocos centímetros de mí. Nos quedamos quietos. Sus ojos viajaban de mis labios a mis ojos, empezó a acercarse.
Y solo sentí completa confusión. Una imagen de Stiles apareció en mi cabeza, hizo que quisiera apartarme.
Pero no hizo falta decidir si hacerlo o no, porque Isaac se alejó.
—Ya no eres azul.
—Ah sí...
—Buenas noches —me susurró al oído. Mi piel se erizó donde había sentido su aliento unos segundos atrás.
Besó mi frente, y antes de que pudiera decir nada, salió por la ventana.

¡Hola! Gracias por vuestros votos, espero que os siga gustando esta historia tanto como a mí me gusta escribirla :)
Hasta pronto,
Laura 🤗

II: Perilune ↞ Stiles/Isaac/Teen Wolf ↠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora