capítulo 10: Navidad

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[Narrador]

Megune, Mieko y Ethan llegaron a su casa.
Megune y Mieko se quedaron hablando hasta la madrugada con Aveil y Anzu mientras que Ethan fue a descansar en su nuevo cuarto. Por otra parte Kyle y Yoma se fueron a su habitación, también tratando de dormir.

- Parece que al final hemos caído bien con todos ¿verdad? -susurró Yoma acariciando el pelo de Kyle.

Kyle quedó pensativo, creando el silencio en la habitación.

-...Sí. Es como si nos hubiéramos conocido de siempre -respondió Kyle.
-Yo también tengo esa sensación-dijo riendo- Qué raro ¿no?
-No.

Yoma sonrió mientras observaba el rostro medio dormido de Kyle.

- Hasta mañana- se despidió Yoma.
-Buenas noches- Dijo Kyle abrazándole hasta quedar dormido en sus brazos.

Yoma también estaba cansado, quería dormir, pero algo le inquietaba. Había algo que le decía que los chicos nuevos eran muy importantes para el grupo. Pero algo visible. Algo que estaba a simple vista y que, aún así, se le escapaba. ¿Pensarían esos tres lo mismo? ¿O para ellos son solo unos extraños?
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[Narra Megune]

Ya era de día y notaba las ojeras en mi cara, no debí quedarme a charlar durante tanto tiempo. Pero quería hablar con ellas. Era como las típicas chicas que se reconcilian y se cuentan miles de cosas... Pero, yo no me estaba reconciliando con nadie ¿No?
Mi cuerpo se sintió extraño.
Me incorporé y me froté la cara. Estaba compartiendo cuarto con Anzu y Ethan por lo que la habitación se quedaba un poco pequeña para todos. Abrí la puerta con cuidado para que no se despertaran.
Mieko y Aveil estaban en el salón , por su aspecto diría que se quedaron durmiendo ahí.
Ahora estaban despiertas, Aveil estaba muy cerca de mí, poniendo cara de mono psicópata y Mieko estaba al fondo con cazuelas, cucharas y tapaderas de sartenes al rededor suyo, dispuesta a dar golpes y estruendos.
Di un respingo y cerré rápidamente la puerta.
Hice bastante ruido con aquel portazo y desperté a Anzu sin querer,que puso una cara de muy pocos amigos. Ya no sabia que era peor si quedarme junto a una Anzu cabreada, atendiendo a su probable regañina o salir y estar escuchando los estruendos de los utensilios de cocina con dos monos.
Decidir no servía de nada, ya se escuchaba todo el jaleo del salón y Anzu cada vez ponía peor cara, acercándose a la puerta donde yo estaba.
Me apartó de un golpe del que yo hice mueca y abrió la puerta. Las gritó tanto que todos los que hospedaban en su casa se despertaron.
Me asomé al salón: Mieko y Aveil estaban con la cabeza gacha y confundidas mientras que Anzu pisoteaba y pateaba la sartenes.
-Dejad de despertar a la gente así!-gritó ella un poco más calmada y tratando, a medida de lo posible, sonar amigable.

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