Tras el momento en el que todos caímos dormidos soñé que estaba en mi pueblo, donde me crié junto a Yoma y el resto de mi familia.
Soñar con mi pueblo ya era costumbre, resultaba hasta pesado porque siempre acababa igual: arrasado sin motivo.
Las consideraba pesadillas, la nostalgia de vivir de nuevo con tranquilidad, de forma acomodada, sin tener que robar ni tener la conciencia atrapada en el pensamiento de que te persigue algo malo... Todo eso tornaba a la angustia de verme entre el fuego y sin haber asimilado que casi toda mi familia acababa de morir.
En cambio, aunque lo viera como una pesadilla en el fondo me gustaba soñarlo porque era una forma de no olvidar los rostros de mi tía y el de mis padres; recordar los edificios amarillentos pintarrajeados con tiza, las calles en cuesta a la sombra por los árboles que me parecían tan altos...El sueño empezó como siempre: conmigo siendo pequeña y jugando al atardecer con Yoma por una calle estrecha cerca de casa, a la vista de mi tía.
Ella era incluso más pelirroja que nosotros, algunos vecinos murmuraban que era teñido pero allí no había peluquerías. Un día Yoma me pidió que le rapara el pelo.
No sabía muy bien como hacerlo así que me salió mal, mi padre nos pilló cuando ya llevaba un lateral hecho.
Fue gracioso: él le rapó el otro lado y así se ha quedado hasta ahora.Mi tia Natt se estaba empezando a adormilar en la silla y nosotros tan inocentes pensabamos que el olor a quemado tan fuerte provenía de la chimenea de alguien.
Me empecé a preocupar cuando muchas personas corrían hacia la salida del pueblo pero Yoma me aseguró que a lo mejor perseguían un animal salvaje o que estarían buscando a algún niño perdido... Pero era demasiada gente asustada.
Una vieja despertó a Natt zarandeándola con muchos aspavientos, suplicando que llamara a los bomberos.
Yo paré de jugar para escuchar con atención lo que decía la señora: "hay un gran incendio al norte del pueblo, muchos han ido a apagar las llamas"Esa parte del sueño se rallaba, la mujer lo repetía una y otra vez con una voz monótona como si fuera una cinta rota. Creando así, tenebrismo en el sueño.
Natt se levantó enérgicamente de la silla y nos llamó para que no nos separáramos de ella.
Resolvió que lo mejor era alejarnos del pueblo. Nos acompañó hasta la mitad pero se veía que la preocupaba no saber donde estaban mis padres. Ella nunca tuvo teléfono porque no confiaba en que controlara bien uno así que no les podía llamar.Le pidió a un vecino que corría con nosotros que nos llevara fuera mientras ella buscaba a nuestros padres y ayudaba a extinguir el fuego.
Yoma lloraba y yo corría mirando hacia atrás buscando rastro de Natt.
Fuimos de los primeros en salir y mientras nos alejábamos hacia el campo se oyó una explosión que hizo temblar el suelo y me obligó a caer, arañándome la cara con algo.No me dio tiempo a incorporarme, noté calor a mi espalda y los brazos del hombre cogiéndonos a mi hermano y a mí. Corrió hasta que sus piernas fallaron.
A veces oía de pasada unas sirenas a lo lejos pero esos ruidos cambiaron al murmullo de la ciudad que había cerca del pueblo.Él sueño se terminó. Estaba harta de ver lo mismo y también estaba harta de no poder hablarlo con Yoma porque sabía que evadiría el tema. Me hacía pensar que le afectó más que a mí y también odiaba eso. Me creaba un vacío por dentro que expresaba con una indiferencia que no quería transmitir.