Psicosis [trad/chanbaek]

Octavo

PSICOSIS – 1° Fase

Octavo

Chanyeol se distraía con la tela de su pantalón amarillo mostaza, observando la textura y los rasgos hechas a propósito de la misma. Se quedó haciendo eso, sin pensar en nada, por casi diez minutos. Se detuvo de repente cuando una taza de café le fue extendida. La aceptó.

Tomó aquel líquido caliente que le calentó por dentro, era un tarde rigurosa de invierno.

— ¿Cómo te sientes? — preguntó Suho,  sentándose en un sillón más alejado, frente a él, también deleitándose con su café.

— Caliente, ahora. — respondió.

— Sabes que no es eso de lo que estoy hablando. — insistió el profesional.

Chanyeol suspiró, bebiendo un poco más de su café antes de responder.

— Siento que estoy muriendo poco a poco.

— Buenos, todos lo están. Unos más rápido que otros. 

No esperaba una respuesta tan astuta, aunque fuera verdadera. El psiquiatra se disculpo enseguida, pero a Chanyeol ni siquiera le importo. 

— ¿Sientes mucho la falta de Sehun?

— La siento. Siento la de él y la de Baekhyun. — Chanyeol sintió una solitaria lágrima traicionera rodar por su rostro, fue rápido para limpiarla y sonreír. — Prometí que no lloraría.

Suho asintió con la cabeza, aparentemente triste.

— Sabes que tienes el permiso para decir lo que quieras, ¿no?

Chanyeol asintió con la cabeza, volviendo a beber de su café. Él no estaba seguro de lo que sentía, a veces tenía la impresión de que estaba vacío por dentro.

— Me siento solo. Tengo miedo de acercarme a cualquiera que no conozca. No quiero crear más lazos, Suho... — Su voz temblaba. — No quiero crear lazo y después verlos deshacerse frente a mi. No quiero más que alguien importante se vaya por el simple hecho de nunca haber existido, ¿lo entiendes?

Suho permaneció en silencio, concentrado, solo quería que Chanyeol dijera todo lo que estaba sintiendo, que sacara todo afuera, sacara todo aquel peso encima de él y que lo compartiera con el, porque sabía que el otro no hacia eso con nadie más.

— Recuerdo a Sehun con el arma apuntando en su cabeza, la sangre por todo su rostro. No pude hacer nada... Y luego, puff. — Chanyeol abrió las manos en el aire, queriendo simular el vacío de una explosión. — Mi madre llegó y dijo que no había nadie en mis manos.

Chanyeol apretó el puño, mordiéndose el labio inferior.

— Tuve que dejarlo allí. Sentía su sangre en mi manos, su olor, todo... Pero tuve que dejarlo allí. — Chanyeol movió la cabeza de un lado al otro, intentando contener las lágrimas. — Incluso volví al otro día, quería enterrarlo, pero él no estaba más allí.

— Ya pasó una semana, ¿crees que no va a volver? — Suho preguntó.

— Él ya volvió. — Chanyeol dijo en un murmullo. — Hace dos noches él vino a mi cuarto y se sentó en mi silla, totalmente limpio. No dijo nada, se quedó observándome hasta que me quedé dormido, y cuando desperté él no estaba más allí.