Prologo

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 Tan solo faltaban pocos días para terminar mi quinto año en Hogwarts, había sido el año más inquieto de todos, se podía notar que la inminente llegada de Quién-ustedes-saben estaba cada día más cerca y eso provocaba que los alumnos estuviesen más intranquilos.

Neville y yo extrañamos mucho la ED, fue una pena que Harry y los chicos la suspendieran, quizás si hubiese entrenado un poco más habría podido evitar lo que sucedería después...

Al salir del Expreso mi padre me esperaba ansioso, partiríamos nuevamente a Suecia en busca de los Snorkack de asta arrugada. Unos amigos que hicimos en nuestro viaje anterior nos habían informado que habían visto sus huellas en un bosque a las afueras de su ciudad, así que pasaríamos el verano buscándolos.

Cuando llegamos a nuestra casa estaba todo desordenado, me sorprendió mucho, mi padre es algo desordenado pero nunca lo es a tal extremo. De pronto muchos de ellos aparecieron y nosotros sabíamos por qué estaban ahí. Mi padre había publicado su apoyo a Harry en El Quisquilloso, y los mortífagos estaban muy molestos, los Lovegood somos de sangre pura pero aquello era una deshonra para la sangre. Atacaron a mi padre, quise ayudarlo pero me lanzaron un crucio, fue entonces cuando uno de ellos habló.

- La familia Lovegood en su esplendor - su voz burlona solo provocó la mirada asesina de ambos. Sin inmutarse siquiera continuó hablando - ¿Sabes por qué estamos aquí, Lovegood? ¿Lo sabes?

- Sí - respondió mi padre en susurro.

- ¿Qué? ¿Cómo dices?

- Sí, lo sé - respondió con voz segura y fuerte.

- Para ser un viejo Ravenclaw no eres nada listo. Supongo también, sabes que te mataremos, a ti y a tu loca hijita - agregó mirándome, o eso supuse, pues las máscaras le cubrían por completo el rostro.

Un frío recorrió mi cuerpo, teniendo claro que las probabilidades de morir eran obvias y yo, ilusamente, no las había considerado hasta ese momento.

- Esto es lo que mereces Lovegood... ¡Avada Kedavra! - gritó sin siquiera darle unos minutos para despedirnos. Un rayo de luz verde cubrió toda la habitación, me acerqué a mi padre, pero ya no respiraba, estaba... muerto.

Los miré a todos, buscando sus rostros, pero fue imposible, estaban cubiertos por esas capuchas negras que utilizan, no pude reconocer a ninguno, ni siquiera por la voz. Cuando pensé que me matarían también, el mismo que había lanzado el maleficio me habló.

- No te mataremos mocosa, queremos que divulgues lo que acabas de ver, para que todos los que traicionan la sangre sepan lo que les pasará si no están del lado de nuestro Lord.

Y luego... se fueron.

Esa es la historia es todo lo que sé, lo que vi, lo que escuché.

Ellos mataron a mi padre porque no pensaba como ellos, lo mataron por venganza y me dejaron viva para que les cuente a ustedes lo que nos hicieron.

Luna terminó su relato frente a uno de los aurores, su mirada era fría y vacía, jamás pensó sentir tanto odio y repulsión contra aquellas personas. Lo único que anhelaba en ese momento era vengarse.

Sin otra alternativaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora