Flashback.
Narra Zoro.
Aquel día desperté y no estaba en donde siempre despertaba. Ah, claro, anoche...
Voltee la cabeza y ahí estaba, en el sofá leyendo el periódico y tomando algo en una taza. Había corrido las cortinas, entonces podía verse la habitación completamente iluminada por la luz del sol, hasta vi cosas de las que el día anterior no me había percatado.
Me tallé los ojos, bostecé y me senté lentamente para estirar mi cuerpo.
—Buenos días, Roronoa. —Me habló sin despegar la mirada del periódico.
—Buenos días... Sensei. —Le dije. Al principio me extrañó tener que hablarle así. Pero, por alguna razón él quería que desde ahora hasta en tres meses que regrese con mis nakamas me dirija a él de esa forma. "Sensei".
Nos quedamos un buen rato en silencio. Era incómodo para mí, aunque creo que para él no, después de todo, estaba leyendo el periódico. Y no tenía necesidad de hablar conmigo.
Espera... ¿Qué no tenía necesidad de hablar conmigo? ¡Claro que tenía necesidad! ¡O al menos yo! Tengo que preguntarle porque rayos me hace todo... eso.
—¡Hey, Mihawk! —Le grité y frunció los ojos con enfado, desdén y disgusto.
—He dicho que ya no puedes llamarme así, Roronoa. —Me dijo, y ahora sí mi miró a los ojos. No era cualquier mirada, en realidad que me estaba intimidando el maldito... Tuve la necesidad inmediata de callarme y no volver a desobedecerlo nunca más. Y... eso hice. Me encogí en mi lugar, la cama, y desvíe la vista de su rostro para mirar hacia abajo y jugar con mis manos. No me moví ni hice ruido hasta que terminó de leer más o menos una hora más tarde.
—Eh... Sensei... —Me atreví a hablar y, por suerte, volteó sin ningún gesto en el rostro— ¿Qué entrenamiento haré hoy?
Se levantó con el periódico en la mano, caminó todo el tramo del sofá a la cama y cuando llegó a ella dejó el diario a un costado y gateó hasta llegar a mi. Retrocedí todo lo que el respaldo de la cama me permitió y entonces él llegó hasta mis piernas y las jaló hacia bajo. Quedé acostado boca arriba en la cama y él se lanzó sobre mí pero sin tocarme.
Volteé mi rostro hacia un lado y cerré los ojos fuertemente, pensando que me besaría como la noche anterior, pero solo se acomodó sobre mi cuerpo desnudo, únicamente cubierto de la delgada sábana blanca.
—Tu entrenamiento ha terminado, Roronoa. —Me susurró y yo no me atreví a abrir los ojos aún al estremecerme— No hay otra cosa que pueda enseñarte, quedan tres meses para los acordados dos años. Puedes hacer lo que quieras durante el día, pero las noches las pasarás aquí. ¿Entendiste, gatito?
¿Cómo me dijo?
—He preguntado que si entendiste, gatito. —Me repitió duramente.
Me mordí los labios y asentí tenso y varias veces, sin voltear el rostro o abrir los ojos.
—Buen chico. —Dijo mientras se apartaba y me acariciaba la parte en donde terminaba mi cabello y comenzaba mi nuca. Emití un quejido que angustia, pero él hizo como si no me escuchó y se fue de la habitación.
Abrí los ojos hasta que escuché la puerta cerrarse y sus pasos alejándose de la puerta.
~
Sin un entrenamiento como el de siempre, no sabría qué rayos hacer todo el día. Y nadie tenía idea de dónde estaba Mihawk cuando se iba sólo después de explicarme lo que haría ese día. Cuando terminaba de explicarme, desaparecía todo lo que quedaba del día y en las noches reaparecía para darme el té e ir a dormir. Así fue todos los días. Y, ahora que no podía hacer eso, no tenía idea de que hacer lo que restaba del día hasta que anochezca para ir a... bueno, ahí.
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Estúpido Espadachín.
FanfictionUn sentimiento ancló en mi corazón cuando lo vi de nuevo. Ver su cabello color verde no me hacia recordar al moho como lo hacía antes. Hoy todo en él es... perfecto. Peleábamos por cualquier cosa, no parábamos de mirarnos con furia... Entonces ¿Porq...