18. Tres meses.

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Como había dicho Usopp a Sanji, la tripulación regresó al archipiélago una semana después. Y aquella carta no fue la ultima que Zoro le envió a Sanji.

En los últimos meses Zoro había encontrado la única manera de que Sanji se enterara de lo que hacía, como se sentía y lo que el peliverde quería decirle al rubio para que éste no se desesperara por la falta de "cariño" de su novio.

Y la verdad parecía estar funcionando. Porque aunque Sanji no pudiera responderle (Zoro le pidió que no lo intentara en una de ellas) a él le bastaban como para sentirse lo suficientemente cerca de él. Y, aunque Zoro no se hallaba en el Sunny, Sanji seguía durmiendo en su habitación con la misma excusa: "sentirse más cerca".

Le enviaba una carta por lo menos cada semana. En las primeras el tema principal era el niño.
Le contó que su nombre era Dracule Konat. Que era un bebé extremadamente callado como para ser recién nacido, lo increíblemente incómodo que le pareció darle de amamantar las primeras dos semanas (después de eso, Law le devolvió su cuerpo escultural tallado por los dioses de hombre a Zoro) y del crecimiento acelerado de éste.
Al primer mes, Konat ya había dicho su primera palabra y Zoro le escribió a Sanji que estaba muy orgulloso de que ésta haya sido "espada". También le contó que estaba comenzando a caminar ya y que cada vez que se caía él no podía evitar reírse de eso y Mihawk le daba un buen golpe en la cabeza.

Después de que pareció que Konat había crecido lo suficiente como para no necesitar a sus padre las 24 horas del día, entonces Zoro comenzó a escribirle que lo extrañaba. Obvio, no de manera literal, pero lo hacía.

Por ejemplo: "Konat crece muuuuyyy rápido. Es el niño más genial que he conocido ¿cuándo vendrás a conocerlo? ¡Ya quiero verte, cocinerucho!". "Ayer le hablé a Konat de ti porque dijo que no le gustaban las espinacas. Le dije que tu cocinabas unas muy buenas y que nunca lo dejarías desperdiciar una migaja de comida. Él me dijo que siempre lo molestaba con eso, que siempre le hablaba de ti, aunque yo no me de cuenta y que quería probar algo de tu comida para juzgarte él mismo. ¿Cuándo vienes? Mierda, sé que no puedes reponerme pero es que... Ya no lo soporto, Sanji."

Y, cuando eso pasaba, Sanji tampoco podía soportarlo. Habían pasado ya tres meses sin ver a su pareja y él le mandaba ese tipo de indirecta ¿cómo esperaban que lo hiciera?

Tres meses era lo que Mihawk les había dicho que era tiempo de tener a Zoro con él. Con la excusa de que a ese tiempo el niño dejaría de necesitarlo. Pasaron y la tripulación partió hacia allí.

~

Narra Zoro.

Ese día desperté y camine con la esperanza de que estuvieran los tres esperándome ya para el desayuno. Así fue. Ojo de Halcón y Perona estaban ya en las sillas de la larga mesa.

—¿Dónde está Konat? —Pregunté y con mucha flojera, tallándome el ojo y bostezando, me senté al otro lado de Mihawk.

—En el baño, lavándose para desayunar —Me respondió Perona. Asentí y tomé los cubiertos de sobre la mesa para comer de una vez.

—¿Dormiste bien, Roronoa? —Me preguntó ahora él mientras yo tenía la boca llena. Me trague todo con lo poco masticado que estaba para responderle casi al instante.

—¡Konat es un revoltoso! ¿Cómo esperas que duerma tranquilamente con esa pequeña pulga rodando en la cama toda la noche? —Le dije y él se cruzó de brazos recargándose en el alto respaldo de la silla.

—Te he ofrecido mi compañía en las noches. Así él se quedaría quieto. Pero lo único que haces es decir "No, no y más no".

—Y seguirá siendo no —Le dije apartándole la mirada y tomando más comida. Él dejó de mirarme también, algo irritado creo yo.

—Entonces deja de quejarte de su comportamiento si no quieres hacer nada para remediarlo.

Narrador en 3ª persona.

Iba a responderle, pero llegó Konat en ese momento. Se sentó en la silla al lado izquierdo de Zoro (la cual tenía cojín elevado para que pudiera alcanzar la mesa). Zoro le acarició la cabeza y le sonrió al momento que se sentó correctamente.

—Come —Le ordenó Mihawk. El chico lo obedeció. Tomó los cubiertos correcta y educadamente y comenzó a comer lento, no como Zoro, quien ya había terminado y se estaba levantando con el plato en la mano hacia la cocina.

—¿Puedo estar hoy con papi? —Preguntó Konat a Mihawk ya cuando Zoro no los escuchaba. Ambos sabían que cuando el chico dice "papi" se refiere a Zoro, cuando dice "papá" o "padre" entonces se refiere a Mihawk.

—¿Ya terminaste el libro de la semana pasada? —Preguntó Mihawk ahora y el niño apartó la mirada de su padre.

Konat tenía físicamente tres años, pero los conocimientos de un bebé de tres meses. Por esa razón Mihawk le hacía leer diccionarios y libros de texto cada semana. El pequeño no se quejaba y en realidad nunca faltaba a la regla de leer y terminar un libro a la semana, pero aun así, él era un niño. Y eso es lo que más defendía Zoro. Antes lo único que podía hacer Zoro en esa mansión gigante era esperar a que Konat se durmiera, luego a que se despertara para darle de comer. Pero ahora el tiempo lo pasaba con su hijo. Hablando, comiendo, jugando... Y le molestaba que Ojo de Halcón fuera tan estricto respecto a él. Quería que su infancia sea en realidad infancia. Que jugara, tocara las cosas, corriera y que descubra cosas por él mismo, no por un maldito libro.

Pero era difícil. El tiempo pasaba y él seguía creciendo muy rápido.

—Puedes jugar con él hasta que termines el libro. Te lo he dicho —Respondió su padre.

—Solo me faltan veinte páginas. ¿No puedo terminarlas más tarde? —Insistió el chico, esperanzado.

—Te dije, Konat, que puedes jugar con él hasta que termines el libro. Lee esas veinte páginas ahora, seré bueno y te dejaré estar todo el día con tu padre. ¿Te parece?

El chico sonrió de oreja a oreja asintiendo fuerte y rápidamente. Se levantó también de la mesa con su plato en mano y se cruzó con su padre saliendo de la cocina. Zoro, viéndolo tan feliz a esas horas de la mañana le parecía algo nuevo. Le acarició la cabeza y Konat se metió en la cocina, e, ignorando a Perona, Zoro le sonrió a Mihawk.

—¿Qué le dijiste? —Preguntó. Mihawk cerró los ojos mientras se llevaba otro bocado de comida a la boca. Zoro lo entendió—. Me alegra que te estés haciendo un poco menos estricto con él.

Zoro se llevó las manos a la cintura y Mihawk lo miró.

—También es mi hijo. Solo quiero lo mejor para él, Roronoa.

Zoro sonrió más ampliamente. Luego miró a Perona, sentada ahí haciendo nada. Ignorada por aquellos tres hombres.

—Y tú ¿por qué de pronto tan callada?

—Sigo en shock —Dijo, sin apartar la vista de lo que sea que estaba viendo—. Aún no puedo digerir lo que ustedes dos hacían mientras yo dormía plácidamente —Miró a Zoro—. Degenerados.

Zoro se puso rojo y abrió el ojo como plato. Konat salió de la cocina y entonces Zoro lo tomó en sus brazos.

—¡Ya pasaron tres meses, supéralo, mujer! —Dijo el peliverde y salió rápidamente cargando a su hijo.

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Intentaré ya no dejar notas al final :'v o al menos hacerlas más pequeñas :3

Estúpido Espadachín.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora