24. Mellizos.

2.6K 262 61
                                    

Sanji se rió pensando que Law le estaba jugando una broma, pero al ver que Trafalgar mantuvo su expresión seria y recordar que el moreno no era el tipo de persona que jugaba bromas, cambió su forzada sonrisa por una expresión de entre sorpresa y felicidad, dejando escapar pequeñas e incrédulas sonrisas mientras se obligaba a no llorar de la emoción.

—¿Me-mellizos? —Preguntó trabándose, tirándose lentamente a la cama, permaneciendo sentado y dejó de ver a Law, intentando digerir la noticia.

—Sí, es un hecho, Pierna negra-ya —soltó Law intentando mantener la calma y no voltear los ojos ante tal escena. Debía de explicarle mucho más a Sanji, pero sabía que tendría que ser sutil, no dejárselo caer de pronto. Después de todo, ese tema era algo muy serio.

—¿Cómo lo sabes? —retomó a conversación con los ojos muy abiertos y mordiendo su labio inferior para mantenerse serio frente a Law. Aún sentado en la cama, recargó su cuerpo hacia atrás sosteniéndose con los brazos, mirando y escuchando a Law desde abajo.

El moreno suspiró, recargó todo su peso en una pierna y se cruzó de brazos.

—Por los síntomas —suelta Trafalgar. Sanji sigue con su expresión sorprendida y aparta la mirada de Law, recordando todo lo que Zoro le había contado acerca de cómo se sentía durante ese embarazo, cosas que no recuerda escuchar de Zoro cuando tenía a Konat dentro. Después de aquel segundo en su mente, miró a Law de nuevo, aún con la cara de estúpido-sorprendido esa que puso desde que comenzaron a hablar. Trafalgar tomó un a silla de las de la mesa, la volteó y se sentó en ella frente a Sanji con las piernas y los brazos cruzados, listo para continuar hablando—: Zoro-ya no se ha sentido exactamente mal, lo cual no es exactamente normal en un embarazo de este tipo. Debería de marearse u hasta vomitar, pero no ha hecho nada de eso en lo que va de los cinco meses.

Sanji levantó las cejas. No estaba seguro de que Zoro llevará ya cinco meses embarazado, solo había dejado que Law lo convirtiera porque le encantaba ver la versión femenil de Zoro, a pesar de que no pudiera tocarla. Pero, ahora que Law lo dijo, quizá Sanji aceptó por fin el hecho de que embarazó a Zoro apenas la primera semana que habían comenzado a tener sexo. Y no sabía cómo sentirse respecto a eso. A Mihawk le llevo más o menos tres meses... Aunque quizá él lo haya hecho más rápido por la fertilidad esa que tienen las hembras después del parto. Aunque Zoro no es hembra y que ya tenía cuatro meses desde el nacimiento de Konat, así que no podría ser considerado "después del parto"...

Todo era tan confuso y Law todavía estaba introduciendo aún más información en la cabeza revuelta de Sanji. Pero ésta lo aguanta solo por el hecho de que se trata de sus hijos.

Aw, sus hijos.

Porque son dos. Son mellizos.

Además, son de él Y de Zoro.

Qué suerte la de esos niños, nacerían con una familia aún más unida que cualquier familia de sangre, los Sombrero de Paja.

Sanji sonrió ante aquellos últimos pensamientos acompañados de la imagen mental de Luffy alimentando a uno de sus hijos y molestando a Zoro mientras les da leche materna. A Nami y Robin arrullándolos entre sus brazos en las noches. A Chopper siendo jalado de los cuernos por ambos bebés mientras intenta revisarlos y siendo obligado entonces a convertirse, haciendo llorar a los bebés y dejando que le jalen los cuernos de nuevo para calmarlos. A Franky construyéndoles alguna idiotez que los niños amarían. A Brook cantándoles en un susurro por las noches. Y a Usopp contándoles las aventuras más descabelladas que se le ocurran, aunque sean mitad verdad mitad mentira.

Y luego, se imaginó a él mismo, sosteniendo a un niño pequeño, sucio de lodo, preguntándole qué pasó con su hermano y su padre, quienes se acercan detrás de él cubiertos completamente de lodo también. Se imaginó gritándoles y enojado, y al final, dándoles un beso a los tres porque al igual que Zoro, esos dos niños serían otros dos estúpidos espadachines, igual que su estúpido padre espadachín.

Y, así fueran igual de revoltosos que Zoro, los querría, los amaría. Al igual o más de lo que ama a Zoro.

Suspiró y alzó la mirada. Había olvidado que Trafalgar estaba ahí hablando con él.

—¿Pierna negra-ya? —llama para obtener de nuevo su atención. Sanji levanta la cabeza (ni siquiera supo cuándo la había bajado) y pone su atención en Law de nuevo—. Hay mucho más que tengo que decirte.

Sanji asiente y endereza la espalda.

—Es sobre Mihawk —continúa Law, y levanta una mano antes de que Sanji hable, sin permitirle la palabra hasta que él termine—. Es sobre lo que te dije de que no puedo estar seguro de que los deje en paz.

—¿Por qué? ¿Tiene que ver con los bebés?

—Sí —responde, a Law se le da fatal ser sutil—. Quiero decir, no podemos saberlo hasta que nazcan, Pierna negra-ya.

—¿Por qué? —pregunta acercándose a Law, sentándose en la orilla de la cama. Como si así no fuera a perderse un solo detalle.

—Uno de ellos podría ser niña.

Sanji se levantó de un brinco porque pensó que se le habían detenido los latidos del corazón.

No, nunca lo había pensado. Se dejó llevar por lo que le dijeron al principio: el 99 por ciento de los bebés que nacían por ese método eran varones. Todos. Niños.

Y así fue. Antes de comenzar algo con Zoro, Sanji deseaba con todo lo profundo de su alma tener una niña. Una pequeña. Su pequeña.

Descartó la idea al enamorarse perdidamente de su idiota peliverde. Pero la esperanza de que pudiera pasar...

Lo carcomía por dentro.

<><><><><><><><><><><><><>

Está escena se está alargando mucho, pero me está gustando demasiado más.
Tantos sentimientos en solo dos capítulos, me encanta.

Que tal? Hace mucho que no escribía tanto en una hora xD Recordé lo mucho que me gusta, intentaré retomarlo

Los ama,

taglet.

Estúpido Espadachín.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora