29. Recompensas.

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Narra Sanji.

Después de seis bellas lunas más durmiendo al lado de la bella Zoro, Law por fin llegó al barco.

Cambió a Zoro al original musculoso, tosco y completamente sexy cuerpo de hombre que, no voy a mentir, comenzaba a extrañar tal vez sólo un poco.

Aquellos seis días en el Sunny habían sido un tanto agitados: seguíamos en el archipiélago Sabaody sin dejar de pelear con los marinos que aparecían de la nada. Pero barco tras barco los idiotas seguían siendo derrotados sin mucho esfuerzo y sin que nuestro capitán tuviera que mover un dedo. Mientras los niños seguían aprendiendo sobre la vida de un pirata, yo ya había tenido que lidiar con los primeros "tratos" que intentaban proponerme.

Narrador en 3ª persona.

—Podría pagarte hasta quinientos millones de berries —le había ofrecido un capitán de la marina cuando el rubio había ido a buscar los ingredientes para la cena de ese día al centro de Sabaody.

—No —y eso era todo lo que los idiotas recibían por respuesta. Claro que después de cansarse de ser ignorados y de insistir tanto, se ponían agresivos y, pues, Sanji no tenía otra opción más que patearles el trasero.

Hasta ahora, gracias al cielo, nadie había tratado de hacerles nada a sus hermosos hijos. Tal vez la idea de tener hijos de su propia descendencia emocionaba más. Además de que los niños ya estaban increíblemente grandes a sus apenas meses de haber nacido y eso podría causarles problemas a sus secuestradores. Pues ya recordarían muy bien quienes son su verdadera familia.

Pero en fin, a Sanji le habían llegado cientos de propuestas cada vez mas ridículas. Recordó a aquel empresario millonario que le había ofrecido una mansión, sirvientes y una vida llena de lujos hasta el día en que se muera. El maldito hasta había llegado con un anillo de compromiso, flores y un traje blanco para Sanji. Ese idiota fue el único en irse por las buenas, cuando le dijo que ya estaba casado con el famoso y sanguinario cazador de piratas, Roronoa Zoro.

Pero aquellas propuestas "por las buenas" no eran todo, también había lidiado con demasiados intentos de secuestro fallidos de maneras muy imbéciles. ¿En serio creían que podrían simplemente atraparlo por la espalda? Por favor, si de eso había estado escapando todos los días los pasados dos años. Pues no sólo lo cortejaban marinos, empresarios o millonarios, sino que también bandidos y piratas. Aunque la palabra "cortejar" estaba muy lejos de lo que ellos intentaban con él. Al menos los marinos y millonarios le hablaban bonito al principio y después, cuando se negaba rotundamente a todo, amenazaban con entregarlo a la marina y luego, bueno, quedaban inconscientes en el suelo para que Sanji pudiera irse tranquilamente caminando del lugar. Pero cuando los piratas o bandidos le hablaban —si es que le hablaban en vez de pasar directamente a los golpes y forcejeos—, lo trataban como si fuera una puta sin dueño.

No tenía la más mínima idea de cómo es que tanta gente se había enterado de aquello. Pero en realidad no le importaba mucho averiguarlo. Después de todo, cualquiera que se hubiera fijado en que Zoro había tenido al hijo de Mihawk (que era noticia, por supuesto) y luego a los niños de Sanji (a eso no le hicieron precisamente una noticia, pero el gobierno y la marina estaban enterados ya). Puede que los periódicos no lo hayan publicado, pero el regreso de los Sombrero de Paja estaba en boca de todos. Incluyendo a los piratas que pasaban por Sabaody para entrar al Nuevo Mundo. Y, bueno, ya que pasaban por ahí; ¿por qué no llevarse a Sanji también? Dos niños con haki en su tripulación no les vendría nada mal para enfrentarse al Nuevo Mundo. Pero la idea era cada vez más imbécil mientras más la pensabas. Aunque, bueno, a esa clase de piratas no les iba aquella acción de "pensar".

Estúpido Espadachín.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora