Capítulo 3// Archie.

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Archie en multimedia.

Como prometí, fui con Natalia a Sunday cuando llegue ella ya estaba ahí y comenzamos a platicar.

—¡Hey, chica que se estrella¡ —por un momento me confundí pero cuando recordé lo que paso esta mañana, además de que volví a estrellarme con el maestro de matemáticas y le tire su café, todo tuvo sentido.

—Hola.

—Ven sientate —me acerco una silla— ¿siempre eres tan timida? —me encogí en hombros.

Ella comenzó a reír eufóricamente, no entendí el motivo de su risa, hasta que ladie la cabeza y pude visualizar un chico en el suelo.

—¿Que rayos paso?

—¿No viste?

—No.

—Ese chico resbaló y cayó de nalgas y...y....un camión lo mojó —no me dio risa, así que tuve que fingir que si— se que no da risa, pero así soy yo, me río de todo —yo tambien, pero no de chicos mojados, amenos que me caigan mal.

—Descuida yo soy igual.

—¿Quieres comer algo?

—No, en realidad...

—¡Ari! ¿Puedes traerle el partes de limón? por favor hermosa —el chico que resbaló entró y pidió entrar al baño con una sonrisa cerrada, está en verdad guapo.

—Y cuentame ___, ya viste algún chico que te agrade.

—No, tu eres mi única amiga —se echó a reír.

—No linda, no me refería a amigos, me refiero a algún chico que te guste y así.

—Ah... —eché una mirada rápida al chico que justo venia saliendo del baño con el pelo alborotado, lo cual hizo que sonriera y que Nat se diera cuenta

—¿Archie?

—¿Que? No, no, no, no, no, no, no ,no, no.

—¿En serio? ¿nueve veces no?

—No y no.

—Por favor, te estoy viendo como lo miras.

—Bueno...

—No te culpo querida, es muy sexi, mira ese cabello —se mordió el labio inferior muy exageradamente.

El chico se acercó con una sonrisa y me puse nerviosa.

—Hola Natalia, quiero hacerte una pregunta.

—Claro, ¿cual es?

—¿Sabes si revisaron el proyecto de artes?

—Archie, se entregó desde la semana pasada.

—¿Enserio? —me miró y luego a Nat.

—Oh, lo siento. Archie, ella es ____, es nueva en la escuela entro hoy.

—Pues hola, chica nueva —me dedico una sonrisa, yo me limité a darle la mano, pero el acerco su cabeza para besar mi mejilla.

—¿No quieres quedarte a platicar con nosotras?—habló Nat.

—Si claro, pero me ire en unos treinta minutos.

Hablamos del clima y luego de la escuela y después del clima de nuevo.

No me di cuenta en que momento sólo hablábamos él y yo, Natalia estaba en quien sabe donde.

—¿De donde eres y porque no te había visto? —preguntó el susodicho.

—Soy de _______, me mudé pues porque...Ya sabes, el trabajo de mi padre.

—¿Y no extrañas allá?

—Bueno llevo dos días, pero soy de las personas que piensan que nueva ciudad, nueva casa y nueva escuela es una excelente oportunidad —mentí, no se de donde saque eso, me asusta lo nuevo.

—¿Y como te han caído la escuela, los maestros y así?

—¿Quieres la verdad? —rió.

—Lo se, a mi igual me caen pésimo, la mayoría me odia

—¿Por?

—Uhmm digamos que los corrijo, algunos no saben de lo que hablan y como yo si, los corrijo, sólo lo hago para molestarlos, no es como que me obsesione la escuela.

Me esta mirando, ¿que se supone que debo hacer? ¿Lo miro?

Nop, no tenía que mirarlo, él se está riendo sutilmente y presiento que es de mí y mi poca experiencia.

—Uh. Es muy tarde. Hasta luego —se despidió y salió.

Nat llegó como por arte de magia, y me obligó a contarle lo que él me dijo y lo que yo le dije.

—Son las cinco treinta y cuatro —advirtio, mis ojos se abrieron.

—Me tengo que ir —avisé.

—¿Que? pero es muy temprano

—Si pero les dije a mis padres que volvería a las 5:00 —tomé mi bolso.

—De acuerdo nos vemos.

Sali tan apresurada, y como era de esperarse mis torpes pies se enredaron lo que provoco que tropezara, cerré mis ojos esperando recibir el golpe del piso, pero justo a unos centímetros del suelo, sentí unas manos al rededor de mi cintura y me jalaron a mi salvación, más bien, a la salvación de mi cara.

—Gra..... —me gire para agradecer, entonces me habría gustado saber cuál era mi expresión, porque la de Alonso era ceñuda— gracias —sentí mis mejillas arder.

—De nada —se veía diferente, se veía tranquilo, ya no se notaba tan triste.

—Bueno nos vem... —mi trasero se impactó con el piso antes de que pudiera despedirme, caminar de espaldas definitivamente no es mi fuerte.

Estalle a carcajadas y Alonso también, no hasta después de que me calmé un poco es que analicé todo, había hecho reír a Alonso. Sentí mi cara arder,  Alonso me tendió su mano aun con una sonrisa en su cara, su risa es hermosa y su sonrisa es todavía mejor.

—¿Todo bien? —dijo aún riendo

—Eso creo —sacudí la tierra de mi trasero.

—Esta bien señorita roja —quería reírme, pero de vergüenza, desvié la mirada y el parpadeo muchas veces seguidas— yo... Adiós —su voz cambió totalmente de amable y tierno a cortante.

—Adiós —dije desanimada e intente recordar la razón por la que corría— ¡JESUS, MARÍA Y JOSÉ! Cinco cuarenta.









Editado.
14|03|17

Sin planes →avc. editando.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora