No eres para tanto...

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Say 

Sigo con la cabeza escondida entre mis brazos encima de la mesa de clase deseando con todas mis fuerzas que suene la maldita campana que me de la libertad de salir un rato fuera y sentir, aunque sea unos segundos, que no me ahogo como siento que lo estoy haciendo estos últimos días. 

Cierro fuertemente los ojos intentando así desconectar de todo y dejar por una puta vez la mente en blanco pero cómo no, no lo consigo. Estamos a miércoles y los días se me están haciendo eternos y no entiendo el por qué. Escucho una risa que proviene de delante de la clase y alzo la cabeza sin más sabiendo quién es la dueña. Me fijo en que Lena se ríe de algo que acaba de decir alguien y que la clase la imita. Sonrío levemente sin saber a qué ha venido todo eso. 

Ella desvía la mirada hasta el punto en que coincide con la mía durante una milésima de segundo, el tiempo suficiente como para que ella la aparte y siga con lo suyo. Así es como está funcionando lo que lleva de semana; parece que yo no dejo de buscarla y cuando la encuentro es ella la que se marcha, la que deja de mirarme y la que ni siquiera ya me sonríe. Debería ser yo el cabreado, debería ser yo quién pasara de ella y no al revés.

"Lo que te fastidia es que parece que ella lo lleva bien" me reprocha una voz muy en el fondo que sé que tiene razón.

Suspiro y vuelvo a esconderme entre mis brazos. La verdad es que, aunque me cueste admitirlo, no dejo de pensar en ella. En lo bien que lo pasamos y en cómo lo jodió todo. Y es que, joder, estoy cabreado: enfadado conmigo mismo por haberla dejado entrar en mi vida, enfadado porque la echo de menos, enfadado porque me besó pero sobre todo enfadado porque no ha habido ni un solo segundo en el que haya podido olvidar ese beso. No entiendo el por qué, siempre habían sido algo tan insignificante en mi vida.

"Hasta ahora" pienso aunque segundos después me lo niego. 

Tengo que detener esto, no puedo seguir como estoy siguiendo. No sé por qué me cabrea tanto todo esto si yo iba a ser el primero en marcar la distancias y en decirle que yo debía seguir un camino distinto al de ella. Yo iba a ser quién le dijera que las cosas ya habían llegado hasta tal punto que debíamos parar. Yo iba a ser quién iba a dejarla y en cambio solo estoy siendo un gilipollas que está siendo incapaz de sentirse bien... quiero decir... siempre había sido así pero estos días me estaba sintiendo menos vacío de lo que siempre me había sentido. Me muerdo el labio y levanto de nuevo la cabeza al oírla reír. Cruzamos de nuevo miradas y aprieto fuertemente los puños encima de la mesa. Me levanto bruscamente llamando la atención de todos y ganándome una cara de sorpresa por parte de Lena. Cojo mis cosas y ante la sorpresa de todos acabo saliendo por la puerta dando un portazo como si la puerta tuviese la culpa de todo cuando la culpable de las cosas está detrás de ella.

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Lena

Sigo con la boca abierta de la sorpresa tras el portazo que acaba de dar Say al salir de clase cuando no debía. La clase empieza a murmurar sin más y decido poner un poco de calma entre tantas voces.

-Chicos -les llamo y casi todos me miran- Leeros las dos siguientes páginas -les informo y asienten- Ahora vuelvo. 

Salgo de clase cerrando la puerta con cuidado. Miro el pasillo y está totalmente vacío. Me apoyo en la puerta y suspiro un par de veces intentando calmar mi corazón que parece revolucionado. Sé que todo esto es culpa mía y no es que quiera sonar creída, simplemente lo sé. Si no hubiese aceptado su propuesta que parecía inofensiva, si no le hubiera hecho caso, si yo no hubiese sido lo suficientemente cabezona como para acercarme a él, si no hubiese sido tan testaruda como para aún enviándome a la mierda acercarme todavía más, si no hubiese sido tan estúpida como para besarle y después pasar de él como si nada, como han hecho todos hasta ahora. He sido otra más que he querido conocerle y cuando me deja y consigo llegar a él, simplemente meto la pata y en vez de poner las cartas sobre la mesa, me piro sin más. Yo era la primera que iba a marcar las distancias después de la cena, iba a ser la que le parase los pies a lo que fuera que estábamos teniendo pero no he llegado a tiempo. Voy y le beso. Soy de lo que no hay, pienso. Me paso una mano por el pelo y vuelvo a la realidad; no tengo tiempo de darle vueltas a las cosas. 

No quiero quererte...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora