Vete.

732 71 17
                                    

Lena

-No quiero tu dinero Say -le digo ofreciéndole el sobre pero no lo coge.

-Y yo no quiero quererte Lena.

Abro la boca sorprendida pero la acabo cerrando sin saber qué coño decir. Supongo que en parte tiene razón pero no tenía ni idea de lo mucho que me podían doler esas palabras. Me muerdo el labio y parpadeo cien mil veces seguidas para así obligarme a no llorar, no debo.

-Saymond -intento decirle.

-Lena, llámame Say, hostia -dice mirándome fijamente.

-Antes no te molestaba -digo casi en un susurro.

-Ahora es diferente -dice ladeando un poco la cara- Parece que todo el mundo que me llama así acaba marchándose -me da la espalda de nuevo- Primero mi madre -suspira- y ahora tú, joder.

Intento acercarme a él y poner una de mis manos en su hombro pero al notarme cerca simplemente se aparta. Entiendo que lo haga pero eso no impide que me duela.

-No me toques -susurra dándome todavía la espalda- Creía que te ibas, Lena -gira un poco la cara para mirarme y, no sé si me gusta más que lo haga o si lo odio al ver cómo le brilla la mirada. Agacho la cabeza al no saber ni siquiera cómo mirarle.

-Lo siento -susurro creyendo que ni siquiera él lo oirá.

-Yo también Lena -deja de mirarme y levanta el brazo al ver cómo se acerca el bus. Giro la cara para no ver cómo sube en él y me abrazo a mi misma intentando convencerme de que ese escalofrío que he sentido, es por el mal tiempo y no porque sienta que Say se me escapa de las manos y que por eso siento que el invierno se acerca antes de tiempo.

Escucho como se cierran las puertas y me permito, ahora sí, buscarle entre las ventanas intentando quedarme con lo único que pueda ver de él. Por si él también se va y ya no vuelve para el poco tiempo que nos queda. Le veo con la cabeza agachada como si no quisiera que le viera y sé perfectamente que no quiere, que se está obligando a no mirar por la ventana. Se pasa una mano por el pelo nervioso y cierra los ojos con fuerza, como si su vida dependiera de ello. Me muerdo el labio y estrujo entre mis manos el sobre del dinero con la nota que escribió:

"Y resulta que eras de las que nunca se iban, menos mal..."

Me permito soltar un par de lágrimas sabiendo que éstas solo serán las primeras de todas las otras que vendrán.

Say

Tercera cerveza que abro y parece que no va a ser la última. Le doy un trago para después apoyar la cabeza en el respaldo del sofá mientras cierro los ojos intentando pensar en otras cosas que no sean Lena. Parece funcionar durante un segundo pero justo al siguiente ya estoy pensando en ella. En ella y en la cara de gilipollas que he puesto al saber que se iba. Así sin más, sin avisar. Como si pensara que así no me iba a doler ni un poquito. Suspiro y le pego otro trago a la cerveza.

Noto una mano en el hombro y abro los ojos deseando que sea ella pero sabiendo de sobra que no lo es.

-Papá -susurro con la voz temblorosa dejando la lata encima de la mesa. Se sienta apoyado en el reposabrazos del sofá y se espera a que yo sea el que hable. Siempre lo hace, bueno... al menos siempre lo veía hacer eso cuando hablaba con mamá. Se quedaba callado hasta que era ella quien encontraba las palabras que necesitaba. Era su forma de ponértelo fácil: o se lo contabas porque querías o esperaba a que estuvieras preparado para ello.

Le miro de reojo y parece que está pensando en sus cosas, serio. Ladea un poco la mirada y me ve. Es justo ahí cuando me vengo abajo del todo. Sollozo sin más, sin vergüenza. Será por la cantidad de veces que me habrá visto él llorando cuando era pequeño por culpa de los rasguños que me hacía al día. Esta vez también estoy herido pero de una forma que duele mucho más. Cuando te caes al ser pequeño simplemente duele al momento y lloras como nunca pero cuando te levantas y pasan los segundos, ya no duele. O al menos casi ni lo notas. Y cuando creces... este tipo de heridas parece que ni se curan por mucho que te levantes porque sabes que siempre habrá algo o alguien que te recuerde que la tienes. Y no importa cuánto tiempo pase, depende de ti que te duela o no.

No quiero quererte...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora