Capitulo Siete

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—Chicos, esta es Laura —dije con tono familiar—. Todos

empújense y hagan algo de espacio para ella —me detuve y le di una sonrisa a

Laura, esperando romper algo de tensión.

—¿A menos que quieras sentarte en mi regazo?

Estoy seguro que muy en el fondo en algún lugar sabía que

sólo estaba burlándome de ella, pero me vio con ojos tan grandes como pelotas

de baseball y frenéticamente sacudió su cabeza.

Sabía que esto podría ser un problema. La ansiedad de Laura era

legítima. Fue diagnosticada con desorden de ansiedad social unos años atrás.

Ella incluso tomó medicamentos para ello. Las medicinas le permitieron ir a la

escuela—ellos habían hablado sobre educarla en casa cuando golpeó a media

escuela y comenzó a tener demasiados problemas— pero incluso la medicina no

pudo arreglar todo.

Laura no manejaba bien los cambios, y conocer a extraños era

casi imposible. Que mis amigos fueran todos de último año y los niños más

populares en la escuela tenía que estar haciéndolo más atemorizante para ella

también. Entonces estaba el hecho de que ambos éramos el enfoque principal de

todos en la cafetería justo ahora porque yo había provocado una escena. Me

pateé a mi mismo por eso, pero era muy tarde ahora. No podía deshacerlo, así

que en su lugar traté de ayudarla a regresar del modo asustado.

Perecía hacerlo mejor cuando todos los que ella podía ver

eran mis ojos, así que agarré sus mejillas y jalé su rostro cerca del mío.

—¿Recuerdas lo que hablamos sobre de todo la cosa de la respiración? Tienes que

hacerlo, cielo —La motivé al tomar una profunda respiración, y finalmente copió

la acción. Después de unas más le sonreí. —¿Estás bien ahora? —Era la mismo que

le pregunté en la ducha, y creo que ambos estábamos recordando eso, porque sus

mejillas se pusieron rosas mientras asentía.

La senté en la mesa junto a mí y la metí con seguridad en mi

lado. Ella tembló un poco mientras se aferraba a mí, pero ella no lo perdió.

Estaba orgulloso de ella por recuperar el control de sí misma. Por un segundo

ahí no pensé que lo iba a conseguir.

Iba a tener que ser muy cuidadoso sobre esta transición,

pero no había manera de que la pudiera dejar para lidiar con Ian y Mindy por

sí misma. Eso conseguiría sacarla de la escuela en cuestión de días.

—Bien hecho, Laura—susurré mientras le plantaba un beso en un lado de su cabeza—. La parte más difícil ha terminado ahora.

Aferré una bolita de papa enfrente de su cara hasta que ella

me puso los ojos en blanco y se la comió. No es que yo fuera fan de alimentar a

El ExperimentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora