¡Y por fin llegó el gran día!
Toda la mañana la pasé nerviosa, pensando en esa noche, y revisando todo para que no se me olvidara nada.
Cuando quedaba media hora para que llegaran mis amigos, me puse mi camiseta de Ed, unos vaqueros y mis deportivas. No me maquillé mucho. Me gusta ir natural, pero me eché un poco de rímel y brillo de labios.
Esperé a que llegaran mis amigos, y diez minutos después, sonó mi puerta.
Vi a Sam y Mike cada uno con una camiseta de Teddy, que les había obligado a comprar, alegres y con ganas de ir al concierto, así que con una gran sonrisa cogí mi bolso, salí y me subí en el asiento de copiloto del coche de Mike. Mi amiga rubia se sentó atrás.
Por el camino hacia el estadio en el que iba a tener lugar el concierto, íbamos cantando todas las canciones del pelirrojo. Fue bastante divertido, y yo estaba muy feliz de poder vivir eso, y además vivirlo con mis mejores amigos.
Cuando notó que estaba metida en mis pensamientos, Mike agarró mi mano y me dio un apretón. Aquel gesto me hizo darme cuenta de que ya habíamos llegado, lo que provocó que empezaran a sudarme las manos y que el corazón me palpitara a mil por hora. ¡Le iba a ver en directo! ¡Y le iba a conocer!
Era el mejor día de mi vida.
Cuando bajé del coche, mis dos amigos me cogieron de las manos y, los tres juntos, caminamos hacia las puertas.
Una vez que entramos, nos colocamos en nuestros sitios, y Sam se fue a comprar bebidas.
La rubia era tan parlanchina cuando se ponía nerviosa que, en cuanto la perdimos de vista, el castaño y yo respiramos aliviados de no tener que estar escuchándola aunque fuera un rato.
Mike me echó el brazo por los hombros y me dijo:
-¿Qué, Lu? ¿Nerviosa?
-No sabes cuánto- respondí riendo.Él soltó una risa nerviosa.
-Yo también. Si te soy sincero, jamás pensé que conocería a Ed Sheeran.
-Dios, es tan increíble...
-¡Lo sé!- dijo la voz alegre de Sam, que acababa de llegar, lo que nos sobresaltó, pues ninguno de los dos se había dado cuenta.Sam venía con tres bebidas y una sonrisa de oreja a oreja.
-Venga, chicos. Media horilla más.Media hora después, me encontraba dando saltitos, mientras que Sam y Mike intentaban tranquilizarme.
Y, de repente, todo se apagó. Se encendieron las luces del escenario y, cuando la gente empezó a gritar, me asomé y vi al pelirrojo que tanto quería y que tanto me había hecho llorar. Y, una vez más, lloré. Pero esta vez de alegría. Estaba tan feliz de estar allí...
-¡Hola a todos! ¡Estoy muy contento de estar aquí esta noche en el estadio de Wembley con vosotros!
Todos, incluida yo, empezamos a gritar, cuando él empezó a cantar.
Dos horas después, mis amigos y yo nos encontrábamos cansados y sin voz, pero con una gran sonrisa en nuestras caras.
-Y esto es solo el principio...- me dijo Mike.
-¡Vamos a conocerle!- gritó Sam.Las niñas que había cerca nos miraron mal, pero no nos importó. ¡Íbamos a conocer al mismísimo Ed Sheeran!
Corriendo, nos acercamos a la puerta que nos llevaría a él, y yo no pude evitar echarme a llorar.
Sí, lo sé, lloro mucho. Pero es que soy sensible, ¡e iba a conocer a mi ídolo!Me sentía como en un sueño cuando los guardias abrieron las puertas y los tres nos adentramos en la habitación para vivir el momento que tanto tiempo llevaba esperando.
Rápidamente, mis azulados ojos buscaron al pelirrojo de mis sueños, y cuando le vi... Creí que estaba en una nube. ¡Me estaba mirando! ¡Me estaba sonriendo!
No podía ser verdad, en cualquier momento me despertaría, estaba segura; ya me había pasado muchas veces... Pero esta vez no fue así. Lo estaba viviendo de verdad.Vi que Ed se levantaba y corrí hacia él.
-Hola, bonita.- oí que me decía con su dulce voz.
-Teddy...-prácticamente susurré mientras mi voz se quebraba y empezaba a sollozar.
-Ya está, ya está...- me dijo él acariciándome el pelo.No me equivocaba. En sus brazos era donde mejor estaba. Y además olía demasiado bien.
Me separé de él a regañadientes, pues sabía que mis amigos también querrían abrazarle.
Efectivamente, en cuanto me alejé, Sam se acercó corriendo a él.Cuando ambos le abrazaron, le pedimos mil fotos, y me di cuenta de que me miraba.
¡Mi ídolo me estaba mirando!Pero no pude evitar poner cara de tristeza. Cuando el pelirrojo me vio, se sorprendió:
-¿Qué te pasa, cielo? ¿No estás feliz?
-¡Claro que lo estoy! Es el mejor día de mi vida. Jamás lo olvidaré.
-Entonces, ¿qué pasa?
-Que tú sí...Él sonrió con compasión y me dijo:
-Pues mira, no he hecho esto con ninguna fan, pero me inspiras confianza, así que te prometo que no te olvidaré. Dame tu móvil.
-¿Mi-mi móvil?- dije confundida mientras se lo entregaba.
-Desbloquéalo.- acto seguido, entró en mis contactos, y me guardó su número. ¿Qué coño estaba pasando?Cuando acabó me devolvió el móvil y nos hizo prometer a mis estupefactos amigos y a mí que no contaríamos eso a nadie y que no daríamos el número por ahí.
Tras un último abrazo, nos fuimos, y en cuanto nos montamos en el coche, empezamos a gritar como las fangirls que éramos.
¡Teníamos su número! Definitivamente era el mejor día de mi vida.