Tiempo después de haberse ido mi amigo, estaba yo en mi salón justo después de darme una ducha, mientras veía la televisión, en la que apareció una vez más aquel cantante que me robaba el sueño. Casi inconscientemente, sonreí mientras veía su fotografía en la pantalla.
Sin pensármelo dos veces, cogí mi teléfono y llamé al pelirrojo.
Ed respondió casi al instante y yo, sonrojada, le pregunté si había hecho planes.-No, ¿por qué? ¿Me estás invitando a salir, morena?- preguntó con un atisbo de burla en su voz.
-Mmm... puede ser, pelirrojo.- le seguí la broma.
-Pues ya sabes, estoy disponible para ti.
-Vale, vale, pues ven sobre las... ¿siete?
-Allí estaré, princesa.Cuando colgué, noté que me flaqueaban las piernas.
Por Dios, ese chico me volvía débil.En seguida me vestí, con unos vaqueros negros, una blusa rosa chicle y unos botines del mismo color que los pantalones.
Me hice tirabuzones en el pelo y me eché rímel y pintalabios a juego con mi blusa.Cuando me quise dar cuenta, eran las siete menos cinco, así que me senté en el sillón con mi teléfono móvil a esperar al chico.
Poco después, llegó Ed, que llamó cortésmente a la puerta, y sonriendo por su caballerosidad, abrí y salí.
Él nos dirigió a su coche, pero yo, negando con la cabeza, me dispuse a andar. El pelirrojo me siguió con desconcierto, hasta que una manzana después, descubrió dónde le estaba llevando: a un cine.
Entramos a la primera película que nos llamó la atención y durante la misma, estuvimos todo el rato riéndonos y haciendo tonterías.
Cuando acabó, salimos de allí y fuimos hacia mi apartamento, donde me ofrecí a preparar una cena, pero él insistió y acabó preparándola él.Estaba deliciosa. Mientras la comimos, estuvo hablándome de su vida como famoso, de sus muchas giras, de las mentiras y rumores que se decían de él en los medios de comunicación...
Y yo le conté mi vida, cosas de mi pasado y cómo había llegado hasta ahí.Al acabar la charla, nos mantuvimos un rato en silencio, que yo aproveché para asimilar toda la información que me había transmitido el cantante, y el mero hecho de imaginarme el estrés que conlleva esa vida me dejó sin aliento.
Él, por su parte, se mantienen observándome en mis cavilaciones, hasta que salí de mi ensimismamiento y le descubrí mirándome, a lo que se sonrojó.
Yo sonreí divertida y empecé a recoger. Cuando todo estuvo limpio, Ed se levantó y se despidió, a lo que yo, viendo que ya era muy tarde, le dije que se quedara a dormir, que no había ningún problema, así que dejé que durmiese en el sillón, a pesar de mi insistencia en que durmiese él en la cama.
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Cuando me desperté a la mañana siguiente, el olor a tortitas inundó mis fosas nasales, por lo que rápidamente me levanté de mi cama y me encaminé a la cocina, donde me encontré a Ed preparando el desayuno.
Sigilosamente, me acerqué a él y le di un susto que casi nos cuesta las tortitas. Un susto cuya venganza fueron unas cosquillas mortales.
Después de que me rindiera con sus cosquillas, siguió haciendo tortitas hasta que hubo suficientes para los dos.
Desayunamos casi en silencio, pues ambos teníamos nuestra mirada centrada en las noticias, que hablaban de que nos habían visto en el cine muy "acaramelados", como dijo la reportera.
Rápidamente, Ed y yo intercambiamos una mirada divertida por lo que decían de nosotros.
En cuanto acabamos de desayunar, cambié de canal hasta encontrar uno en el que hubiera música, y bailando y canturreando recogimos un poco todo.
Hasta que, de repente, empezó a sonar 'This', del chico que estaba justo a mi lado, por lo que me agarró y bailamos por el salón de mi casa al ritmo de la relajante música.Cuando terminó la canción, una sonrisita bailaba en los labios del cantante.
-This is the start of something beautiful...- dijo con la cara iluminada por la sonrisa.- ¿Te das cuenta? Describe estos últimos días.Yo no pude hacer más que reírme un poco y enrollar mis brazos alrededor de su cintura, en un pequeño abrazo que me aceleró el corazón.
Al separarnos noté mis mejillas calientes, y alcé la vista para ver al pelirrojo en la misma situación que yo.
Nos quedamos observándonos por unos instantes hasta que nos interrumpió el sonido de mi teléfono móvil. Lo cogí y la voz de Sam resonó por el aparato.-¡Guapa! ¿Qué hay de ti? No me contaste nada de tu cita ayer con Ed.
-Pues... Verás... Está aquí ahora mismo.
-¿¡Qué!?- gritó mi mejor amiga con entusiasmo.- ¿¡Durmió en tu casa!?
-Sí, pero cálmate. Ya hablaremos. Adiós.Acto seguido, colgué la llamada llevándome una mirada desconcertada del cantante, que respondí con una pequeña sonrisa nerviosa.
Él no dijo nada más y siguió recogiendo mientras tarareaba la canción que sonaba en ese momento.Cuando terminamos de recoger, se despidió de mí con un sonoro beso en la mejilla y un cálido abrazo y se fue a su casa.
Acto seguido, yo llamé a Sam, y como siempre, le conté cada detalle del tiempo que había pasado en compañía del pelirrojo que tanto me gustaba.