90

3 3 0
                                    

Sonreí y él hizo lo mismo. Parecíamos tal para cual. Sus mejillas abrieron pequeños huecos. Y sus cachetes sonrojaron. Y seguro los míos también.

Pero luego cambió su sonrisa, a una tristeza muy notable. Y sus cejas se juntaron con enojo. Frunciendo el ceño.

Y luego me cerró la puerta en la cara. En toda la cara.

Yo me indigné ante eso. Me sorprendí. No podía ni pensar. Si tocar de nuevo, o gritar, o sólo llamar a Alex. Para que me explicara todo este mal entendido.

- Judit, tenemos que irnos. Ya es de noche. Es muy tarde, y no quiero que empieces a molestar a las personas. - Mi madre me habló y yo entendí a su llamado. Yo la miré y caminé hacia ella.

- Lo siento madre, te prometo que luego...

- Está bien hija. Todos cometemos errores aveces. - Mi madre me abrazó y yo sentí esas suaves y cálidas manos en mi.

Yo sólo sonreí, porque a la final. Los únicos que podrán estar en todo momento será tu familia. Más nadie, ni amigos ni compañeros. Sólo personas que te quieren y te valoran por lo que eres.

Y aunque ese dolor que sentí cuando me tiraron la puerta en la cara. Siempre seguiría a delante.

Ya que eso lo voy a resolver

...

Tus Ojos EncantadoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora