Capítulo 31.

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Estoy acostada en el pecho de David, recordando todo lo que pasó anoche, fue tan lindo, me siento como si fuera una mujer nueva, ya soy solo de él, aunque tengo miedo de que se quiera alejar de mi. Me remuevo encima de él pues tengo muchísimo frío y además estoy desnuda, oh Dios, estoy desnuda.

Buenos días mi niña - dice David cerca de mi oído y acaricia mi cabello.

No digo nada solo escondo mi rostro en su pecho, casi puedo sentir como sonríe, estoy demasiado nerviosa, no lo quiero ver, y sus manos sobre mi piel desnuda tampoco ayudan a que intente tranquilizarme.

Nena, no seas tímida, eso es normal si - dice él y yo asiento sin mirarlo y sin levantar mi cabeza de su cuello.

Vistete, iremos a casa de mis padres - me dice.

Veo que el ya está vestido, tiene unos jeans y una camisa blanca que le dan un aspecto fresco y relajado, y yo bueno, que vergüenza.

No es nada que ya yo no haya visto - me dice el tomandome por la cintura haciendo que la sabana que tenía encima se baje hasta el nivel de mi trasero, siento una leve punzada de dolor en mis partes, supongo que es normal.

Te duele?- me pregunta mirándome a los ojos.

Sólo un poco - digo y el me sonríe y me abraza tiernamente.

Tomo la sabana y la enrollo en mi cuerpo, me dirijo al baño para ducharme

Bañandome, recuerdo todo lo que hice ayer. Me da pena no quiero mirar a David, me duelen mucho mis partes y también iré a conocer a sus padres.

Me estoy vistiendo, siento el respirar de alguien en mi nuca, y el perfume más delicioso que he sentido, el de David, deja un par de besos allí y luego abrocha mi sujetador, me doy vuelta con todo el temor del mundo y busco el valor para plantarle un beso en sus labios, que el sigue gustoso.

Lista para irnos pequeña?- dice desordenando mi cabello, me coloco mi camisa y ahora si estoy lista.

Si - susurro.

Luce hermosa, Srta. Bethang - dice Martha y admito que no entendí, cargo unos jeans y una camisa suelta.

Gracias - le digo y me despido con un beso en la mejilla.

Volveremos en 2 días - le dice David a Martha, salimos y ambos nos montamos en la parte trasera del auto, al parecer David contrató a un chofer.

Me siento y hago una mueca de dolor, es incómodo, David lo nota y se acerca a mi.

Te hice daño - dice preocupado.

No - digo.

Segura?- pregunta.

Sí, ahora vamos - digo.

En el camino, hemos hablado de todo un poco, el dolor ha disminuido considerablemente ya casi no lo siento.

Llegamos - dice el chofer, es una casa hermosa.

Dav, tus padres saben que vengo?- pregunto nerviosa

No - dice el.

David - lo regaño, me besa.

Estarán encantados de verte - dice y nos bajamos del auto.

Mientras caminamos por la entrada siento miedo, ¿como serán los padres de David?, ¿Que pensarán de mi?, ¿Me aceptarán ?, y si no lo hacen, que haré, me quedaré como una estúpida, en blanco, oh y que diré cuando los vea oh Dios soy un desastre. No entres a esa casa dice mi subconsciente, pero mis pies dicen otra cosa, no puedo.

David aprieta mi mano justo antes de abrir la puerta y respiro profundo y asiento, empuja la lujosa puerta de madera dejando ver una majestuosa sala, realmente impecable, pero a pesar de todo esto, no se siente vacío, hay una calidez que en mi casa nunca pude sentir.

Huellas del Pasado (HDP #1) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora