Desenlace

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Una melodía se desprende,

detrás de las cuerdas de una guitarra triste.

Como el principio de esta historia,

entre acordes, dolores ajenos y letras anónimas.

y es que así fuimos;

Demasiado libres.

Demasiado rotos.

Dejo mis faltas encima de la mesa,

junto con tus teorías y humores desquiciados.

Me desprendo de tu carencia de tacto
y mi temor a perderte.

Al final, nunca sabré, si en verdad te tuve.

Me abstengo de tus razones y elocuentes palabras.

De los reproches y las miradas huecas,

de la soledad.

Me libero de la presencia que por lo general,
me brindó tu ausencia.

Digo adiós a las ganas que se quedaron colgadas, agrietadas.

Se añejaron junto con la amargura de aquella última copa.

Hoy te suelto, te dejo, al lado de esa libertad
que nos tienta.

Te despojo de la mujer que imaginaste,
que no lograste ver.

Me apunto otra derrota y te arranco de mi,

Tratando de entender lo poco que queda.

Hoy me marcho, tan tarde,

a un extremo que casi ni duele.

El amor se escapó,

entre sábanas y un lunes cualquiera.

Entre el tabaco rancio y el alcohol barato.

Se alejó de ambos,

el mismo día que decidimos,

sin pena ni gloria;

despedazarnos de a poco.

Que te vaya bonito, lo aprendí de ti,

de tu seguridad insegura

y de tus decisiones fallidas.

Que la vida te sonría,

que te devuelva el brillo que perdiste,

que nos regrese la osadia de volver a ser.

Hoy el adios se desgarra,

se desnuda ante unos ojos cansados
y mil intentos perdidos.

Hoy me levanto y te doy la espalda,

Te digo adios, te suelto la mano; camino,

A pasos firmes y que jamás,
marcharán en reversa.

Un café y mil estrofasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora