La espera

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Su cuerpo tibio y blanco,

penetra entre mis huesos.

Su aroma golpea mi garganta,

sus labios rozan mi cuello.

Despierto entre jadeos,

solo y desierto.

Aun con su figura esbelta,

entre la carne y el cuerpo.

Su recuerdo mi resguardo,

la lucidez del encierro.

Si tan solo pudiera verla,

y saborearla en mi pecho.

El adiós de una tarde,

la salida sin regreso.

Me pregunto si aún me espera,

entre la colina y los cerezos.

Solo me quedan memorias, que se rompen en silencio,

como porcelana sutil, su recuerdo.

Igual que su piel de seda,

y su amor metido en mis huesos.

Un café y mil estrofasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora