Capítulo 13

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[Mizaki Ai Pov]

"Más rápido, tiene que ser más rápido. De otra forma ni llegaré a alcanzarlo."

Ninguno de mis miseros golpes, si es que así se les podía llamar, llegaban a siquiera rozar. Intentaba que mis pequeños puños le asestieran, probaba por ambos lados pero no había caso, era inutil. Para mi mala suerte era lenta, no lo suficientemente rápida ni ágil como para lograrlo.

Dios ¡Que vergüenza cuando resbalé con el lodo a mis pies! El impacto del golpe que había recibido en mi hombro me desequilibra, dándole una estupenda oportunidad para que  se aproveche de ello. Obligándome a darme la vuelta desde el torso, sosteniendome de lo hombros, él enreda su pierna con la mía provocando que me tambalee.

Cierro los ojos esperando a sentir la fría hierba, aún húmedas por las recientes lluvias, contra mi. Pero no, no alcanzo a ello. Kakashi se anticipa y me toma de los codos, atrayendome hacia él.


—Vuelves a perder Mizaki...- —dice él a la vez que esboza una sonrisa picara.

— Agh, esto apesta. —aparto mi mirada a un costado.

— ¿Qué cosa? — dice buscando mirada.


¿De veras? Debe estar en broma, esto es ridículo llegado a este extremo, ¿ a qué es lo que estamos jugando? ¿por qué siempre tenemos que terminar en lo mismo, en estas situaciones tan bochornosas donde la cosa llegaba a ponerse bastante extraña? No entiendo el sentido de todo este juego, todo este histeriqueo entre nosotros no nos llevaba a ningún lado.

No quiero admitir cualquier tipo de sentimientos hacia esta persona, no tiene sentido pensar siquiera en ello, es algo imposible.

Joder, es mi sensei. ¿¡ Qué dirían mis padres si se enteraran, mis amigos?

Soy patética.

Y lo más bizarro de toda esta situación, es que no estoy aquí para jugar a la colegiala enamorada, en una relación prohibida con su profesor. No, estoy aquí para volverme aún más fuerte... más que nada por Haru.


—Ya apártate. —me suelto de su sostén.

Estaba furiosa y cabreada conmigo misma, por siempre llegar a la misma situación siempre que entrenamos y nunca poder prevenirla. Nunca poder prevenir estas riñas que teniamos siempre que estabamos solos. Peor aún era cuando Kakashi me hacía sentir tal arrebato cada vez que él se reía de mí, haciéndome sacar de quicio.


—¿De qué te ríes ahora? —digo fastidiada pero aún así sueno de alguna forma fastidiada.

Entonces se acerca a mi hasta que nuestras respiraciones llegaron a acariciarse una a la otra, provocandome cierto nerviosismo. Al darse cuenta de ello, él sonrió traviesamente, como si no fuese más que un niño jugando, antes de acorralarme contra el árbol a mis espaldas. La forma en que me empujó, la rudeza, hizo que un ardor recorriera mi espalda pero sin embargo cuando nuestras miradas se encontraron todo dolor se esfumó.

Aturdida y desconcertada intento apartarlo, quitarmelo de encima, lo que hace que el me sujete mis muñecas, llevándolas encima mio. Se acerca más a mi, hasta casi rozar mis labios, recorre a rozes todo mi rostro con sus labios. Su tacto me era parecido a un delirio, me hacía sentir tal ímpetu como nuncas antes había sentido.

Cierro mis ojos y aprieto mis labios en un acto de desesperación, lo sabía: estaba a su merced.

Kakashi juntó nuestras caderas, soltó mis muñecas pero aún así yo no volví a intentar apartarlo, simplemente clavé lo más que pude mis uñas en la corteza del árbol. Habiendo liberado mis muñecas, ahora posaba sus palmas en mi cuerpo.


—Abre tus ojos... —pronunció pausadamente.

Y lo obedezco, me limito a abrir mis ojos lentamente; de modo que cuando lo hago, veo que él vuelve a concentrarse en mis labios una vez más.

Intenté rechazarle, pero no pude, una parte de mí me gritaba una y otra vez que me aparte, que lo empuje de una vez, que me deje de jugar a este juego prohibido; sin embargo la otra parte en mi se plantaba, se estancaba en el lugar, ansiando el momento en que nuestros labios se juntaran.

Sin embargo, no sé si afortunadamente o no, aquel momento nunca llegó. En vez de besarme, Kakashi repentinamente me soltó y sin dirigirme la mirada se alejó de mí.

Estaba estupefacta e inmóvil, helada sin poder moverme. Toda aquella calidez que me abrumaba hasta entonces dejó de hacerlo, el calor simplemente fue reemplazado por el frío.

Sin decir palabra alguna me encaminé lejos de él, abrí la puerta corrediza y entre a la cabaña, tomé mis cosas apresuradamente y sin volverme a verlo ni una sola vez salí por la puerta delantera para luego caminar hacia la espesa arboleda.

Ya en el bosque, lejos de la cabaña y de él, cuando sentí que nadie ni nadie podía observarme, me acurruque en un hueco entre dos árboles. Lloré, me desahogue, sacando todas esa angustia y furia que me carcomía.

No tenía sentido seguir negándolo, me había enamorado del menos indicado...



[Kakashi Pov]

Desde afuera, aún de pie en la parte trasera del jardín, oigo sus frenéticos pasos haciendo crujir a la madera gastada. Luego, puedo oír la puerta cerrarse de un fuerte tirón.

Me quedo de a espalda, escuchando sus pasos alejarse desde donde estoy.

"Mierda, la he cagado a lo grande. ¿Como he podido siquiera haber pensado aunque sea por un instante el besarla?"

Levanto la vista, me encuentro con el cielo y las nubes grises, en cualquier momento se larga a llover y yo aquí como gran idiota que soy fantaseando que voy tras ella. Quiero ir por ella y traerla conmigo, que la lluvia no le alcanze; pero luego despierto a la realidad y sé que eso estaría muy mal.

¿Por qué me preocupo por esta cría? ¿Qué me está pasando?

Mi Sensei [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora