Capítulo 28: "Entre el realismo y Shakespeare"

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Cinco días, cinco días.

Quedan dos, quedan dos.

¿Ustedes quisieran tener hijos? Yo ya cambie de idea, me quiero golpear la cabeza con un martillo. No es mi hijo pero desde que Bárbara volvió con el bebé -al que llamaron Nolan- no he podido dormir en la noche, el cuarto del bebé está al lado del de Camila y no he podido dormir, mi vida se acaba ¡Se acaba! 

-No seas dramática -dijo Camila pasándome unos juguetes del bebé, estábamos recogiendo su cuarto para ayudar a Bárbara que es la que de verdad no ha podido cerrar los ojos en la semana.

-Pero es que... piénsalo, experimentaste con Nolan, ¿De verdad sigues pensando en tener hijos? -dije retrocediendo para ver la estantería de juguetes, nos quedo muy lindo.

-Sí lo sigo pensando y además es mejor que lo reconsideres porque yo quiero Andreses Junior -dijo saliendo de la habitación.

-¿Qué?... ¡Espera! Yo no quisiera llamar a mis hijos Andrés... ¿Por qué me miras así? -perseguí a Camila y me cerró la puerta en la cara. 

Bufe. 

Andrés salió de su cuarto y me sonrió. Este era otro asunto, desde su... confesión... le dije que por ahora quedar mejor como amigos, y... la friendzone atacó e intenta seguir tratándome como siempre pero es raro. Hasta que él no decida qué hacer -hablo de Kira- yo no saldré con un chico que dice las cosas como si fueran un impulso. 

Los hombres se enamoran de lo que ven y la mujeres de lo que escuchan.

Por eso demostraré ser más fuerte de lo que me veo y no caeré en sus palabras bonitas.

Exagerada

Bien estoy entre mi parte realista y la que leyó Shakespeare.

Él se acercó a mi y lo vi de arriba abajo. 

-¿Te dejaron afuera? -me preguntó y yo asentí- ¿Cómo es eso que a tus hijos no les pondrás Andrés? -me  pregunto con una sonrisa divertida. 

-Es la verdad -dije cruzándome de brazos.

-Tranquila, tranquila, ahorita vamos a comer un helado mi primito y yo, ¿Quieres venir? -preguntó.

-¡Yo si! -gritó Camila desde la parte de adentro del cuarto. 

-¡Vístete, pues! -le gritó Andrés de vuelta, estaría 70% segura que Camila estaba pendiente de toda nuestra conversación esperando a que dijeramos algo revelador para gritar en mi cara "¡JA, Te lo dije!" pero el otro 30% sería que escuchó algo que sonó a "comida" e inmediatamente prestó atención- ¿Vendrás? -preguntó de nuevo Andrés y juntó sus manos poniéndo cara de cachorrito Maldito, cuchi.

-Si voy -rodé los ojos- ¡Camila déjame entrar para cambiarme! 

-¡Voy! -salió del cuarto y yo entré. Me puse mi braga de flores y mis sandalias negras, me peiné poniéndome una cola de caballo y salí. Andrés estaba en la sala viendo muy concentrado el televisor con su primito en las piernas y al lado a Camila- Lista -dije llamando su atención y el pequeño salió corriendo afuera.

-Era hora -dijo Camila persiguiendo a su hermano. 

-Vamos -se levantó Andrés y lo seguí a la entrada- ¿Al parque o el centro comercial?

-¡Parque! gritó el pequeño y Camila lo apoyó. Caminamos unas cuantas cuadras hasta el parque y nos acercamos al heladero que estaba sentando con su carrito de helados al lado- ¡Quiero uno de chocolate, ese que tiene un regalo al final! -dijo emocionado.

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