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--¿Vienen o no?-preguntó Mario, que estaba detrás de una chica de cabello negro liso, y vi a Cynthia fruncir el ceño enojada.

Llegamos a la dichosa sala esa, y habían varias chicas dentro, con unas cornetas más altas que ellas.

--¡LLEGÓ LA FIESTA LEIDYS!-dijo Manuel, y encendieron la música y comenzaron a bailar.

No podía parar de reírme por como bailaban él gordis y Mario, parecían más unos Power Rangers en acción.

Yo tampoco es que sea la mejor bailarina del mundo, pero tampoco hacia ese ridículo... Bueno a quien engaño, si lo hago.

Tom bailaba a mi lado y me daba risa, no sé por qué cuando la gente baila me da risa y no puedo evitarlo. Comencé a tratar de bailar y gracias a dios estaba oscuro o si no; Tom hubiera salido corriendo gritando que me está dando un infarto o algo así.

Sus labios se unieron a los míos, y entrelace mis brazos alrededor de su cuello.

Tom me estaba importando más de lo que debería, ya me estaba ilusionando con el, en que nos casaríamos al final de un arcoiris y que nos iríamos en uno de los autos de los ositos cariñositos y que tendríamos muchos, muchos hijos.

Mi corazón y su manía de crear novelas tan rápido.

Cuatro horas más tarde, el sol estaba saliendo, y estábamos sentados en unos bancos metálicos alrededor de una fogata que parecía más una parilla del campamento de las chicas.

Manuel se tambaleaba y creo que él goldis estaba teniendo un sueño como Dumbo cuando se emborrachó, que comenzó a ver elefantes de colores. Qué miedo.

--Vamos a jugar un juego.-dijo Manuel. Y lo vi tomar de una cava unos pedazos gigantes de hielo, y los lanzó al cielo.

Y todos comenzamos a correr a todos lados asustados, cayéndonos de los borrachos que estábamos, pero el hielo le dio en el pie a María, que chillo como un chivo y se lanzó en el piso en posición fetal.

Manuel se caía de la risa y las chicas del campamento desaparecieron.

--Mamarracho loco.-le dijo Cynthia a Manuel.

--Vamos mujer párate.-le dijo Mario a María que seguía llorando en el suelo.

--Cárgame.-le dijo.

Oh no; ese cuento de la mujer en peligro otra vez no.

--Un sapo.-dije fingiendo estar asustada, y se paró casi corriendo.

--Pajua.-dijo.--¡El que llegue de último duerme afuera!-gritó, y comenzó a correr.

No quería dormir afuera así que corri detrás de ella, seguida de todos, mire hacia atrás y me encontré con el gordo sentado mirando a la nada, me regrese rápidamente jalándolo de la camisa para obligarlo a correr.

Cuando ya el gordis podía correr por sí mismo, me subí a la espalda de Tom; y él siguió corriendo conmigo encima, llegamos de 5, después de nosotros el gordis y María.

--Ja, te quedas afuera María.-dijo Cynthia.

--No, yo soy mantequillita.-dijo María.--Además, Ángel y yo llegamos al mismo tiempo.-dijo.

--Si tú eres mantequillita yo soy manteca y juntos somos los mantecosos.-dijo el gordis, y explote entre risas.

--¿De qué te ríes tú?-dijo Tom, y soltó mis brazos haciéndome irme hacia atrás pero cayendo sobre la cama, y aún seguía agarrada de las piernas a su torso.

--Ya cállense vamos a dormir.-dijo Cynthia boca abajo en la cama.

--Si, vamos a dormir.-dijo Tom, soltando mis piernas para acostarse a mi lado.

--¿Y quién te crees tú?-dije sentándome.

--Tu novio.-dijo.

A la mierda. Me comencé a reír.

--Arrecho, pues me acabo de enterar.

--Si; lo somos, así que ven acá a dormir.-dijo, y me jaló de la camisa de Spiderman para que me acostara a su lado.

--Te voy diciendo algo de una vez Tom, yo no duermo si no es arropada.

Me paso la sabana y me arrope hasta el cuello.

--Ahora si; a dormir.

Aislados (Tom Holland)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora